6.11.2008

Crónicas


Sé, que en realidad, no es el gran espectáculo de destrucción que ha existido en el mundo. Ni mucho menos, al margen del planeta, se acerca a aquellos que he visto en Televisión: las demoliciones extraordinarias de estadios europeos o, incluso, la caída de las torres gemelas. Pero en Zacatecas representa una ruptura a la continuidad, un contundente hemiciclo a la futura creación, el sentimiento conmovido de prácticas aleatorias. Yo solía, como otro de mis actos ritualistas, verlo solo, vacío, con un hielo por mandar la trascendencia. Ahora no existe y sólo el ministerio sabe (o los actores gubernamentales detrás del proyecto) la producción que se levantará y quitará espacio al espacio, aire al aire. Por lo pronto, me gusta ver derribar tabiques y contemplar como un mecánico bicho derriba escombros…

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