Reseña crítica de El Libro de Patmos por Sarahí Sigala en la revista Periódico de Poesía de la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Véase en versión digital en el Número 65/Diciembre 2013-Enero 2014.
Sarahí Sigala
No hay más certeza que la de un pergamino
enrollándose sobre sí mismo, como una botella de Klein, donde la boca es
principio y fin de la palabra como una creación sagaz encontrada en la poesía
de este pergamino, o quizás, de estas correspondencias/ epístolas que le
pertenecen a los lectores inclinados por el gusto a lo enigmático.
Avistamientos de un incesante comienzo en una palabra muerta, consecuentes a un
fin pasado. La pregunta es arrojada: soportará el lector la verdad sobre el
fin, aceptando el remitente de cada uno de los sellos. Un viaje iniciático por
los confines de lo planetario a lo íntimo. El sello apunta, dirige la mirada
para signar correspondencia ataviada con elsigillum personal de
Salvador Lira, quien pacta con su destinatario para que éste abra cada una de
las Matrioskas como una actividad lectora.
Sobre la lectura reflexiva, la banda de Möbius, se
dobla en sí misma para dar origen a la botella de Klein, una especie de retorno
como bien lo conoce Sísifo, que retorna a la portada del libro.
El ritual ha consistido, sí, consistió en la apertura de la piel en la portada, la lectura en el brazo como se da vuelta al libro y retorna, y crees, lees, lees el título, y te fascina el Yo indivisible, que rasgando la piel en la lectura rozando el brazo como se da vuelta a la portada del libro, leo. No lo dejo, llama, grita, sumerge más, mas renació la construcción idónea de la palabra: el relieve de escritura: las voces internas del verso: el íncipit, el epigrama: el monólogo del pensamiento (…)1
Con el uso del mito bíblico del génesis también
reflexiona sobre el proceso de creación y de su correspondiente lectura.
La imaginación se escapa del espíritu en la letra / ella misma no teme a la muerte, / confunde dos epifanías: / ella muerde el fruto: él muerde su cuerpo: / yo muerdo lo humano: / Dios muerde el silencio: la obra fue hecha a su semejanza, en la esperanza de acabar con el estilo. / Pero solo la muerte es lo único, / la soledad más sola, la lectura.2
La geometría resulta sugerente como principio
de techne para la elaboración de este poemario/pergamino, cálculos
creativos que mesuran la condición del hombre frente a su terror por el
infinito al cual es arrojado. Los versos hacen uso de la simetría mediante un
suntuoso acomodo dobles tras dobles, espejo tras espejo, Matroska tras
Matroska. Siete sellos de los cuales cada uno termina con siete epigramas: el
inicio y el término. Un sello, lo hermético, la metáfora que se oculta mediante
el ingenio creador. "La contraseña cifrará la tumba, el mensaje, la
exhalación del poema".3 El juego se cifra y descifra
en las estrategias poéticas que son operaciones equilibradas ante una lectura
incalculable, una lectura interminable, llevada por el ritmo de la pluma que
escribe y se mira escribir. El devenir estratégico permanece al servicio de la
simetría en los versos, rasgo que recuerda con el sistema planetario orbitando
por encima de los poemas, orden aristotélico propuesto frente a un caos que resulta
aterrador; explicarnos el universo con un abecedario finito. Unamuno halla la
agonía del hombre de carne y hueso que se debate contra el terror de la
finitud.
Obedece a la órbita planetaria de siete planetas,
que confluyen en influencia gravitacional por los versos geométricos y
simétricos en orden de aparición tierra (inicio), luna, mercurii,
veneris, solis, martis, júpiter, saturno y otra vez tierra (fin). Los
versos advierten un final o acaso el viaje a la isla de Patmos, conservando una
alineación planetaria de un orden no temporal sino de una correspondencia
geométrica. "el reflejo de un triángulo / engendrará señales, palabras sin
destinos. / Tu Libro atemporal será trazado en Patmos"4.
La lectura es una labor
geométrica, unir vértices, despejar valores en una estructura de contrarios
como lo son los extremos génesis y apocalipsis encuentran correspondencia de
significado en subsiguientes conceptos que el poemario/pergamino revela
conforme la poética del corpus creado por Lira y de acuerdo
con Lotman hay reciprocidad semántica: coexistencia del código poético con
otros códigos inmersos también. Estructura temática de opuestos que coexisten como coordenadas logocénticas al igual que: vida y
muerte, recuerdo y olvido, retorno y viaje, revelación y ocultación, epigrama y
sello, lectura y escritura, desciframiento y ciframiento, claridad y
encriptamiento, mortal y divinidad, palabra y sonido.
Morir,
viajar y olvidar se encuentran en un mismo eje. El viaje, así como el olvido se
corresponden con muerte que a su vez es fin y ese fin que en opuesto es inicio.
“El alfa y el omega, el principio y fin de las cosas”5.
Morir y olvidarlo todo, dormir y renacer de nuevo. El lector así como Er en el
mito platónico no podrá beber del agua del río Leteo y volverá a la tierra
recordándolo todo. El recuerdo recobrado es lo ya vivido para el viajero que ha
olvidado o se ha alejado de su axis mundis.
El mundo se endurece de lenguaje. Viajero, la profecía ya toca las orillas de Patmos. Claves inertes desprenden el aliento, tus sentidos. El depredador confirma lo imposible: la escritura es finita, son los límites lo efable. Las palabras desafían a su reflejo. Suma, viajero, el retorno no anunciado (…).6
La
palabra no es más que el cadáver de la profecía, que espera ser pronunciada. La
palabra escrita que perene reencarna cuando es nombrada, la incitación al canto
y a la evocación de las deidades, así como liturgias rítmicas, conjuros
extenuantes, El viajero que retorna siempre sueña y recuerda. “Amamos lo
imposible, / cantar lo inefable, / perpetuo, infinito. / Pero la vida y la
letra y la palabra / mueren aquí, / en nuestros signos, / en señales. He aquí
la voz que deleitamos en lo efable, / instantáneo, finito.”7
El
lenguaje poético presenta con argucia, entre derivaciones del conjuro «abra
cadabra», apropiándose de este para usarlo como un «abra palabra», Lira
construye caligramas valiéndose de matrices perfectas, estima palíndromas con
palabras que corta de tajo por la mitad con un espejo, resuenan calambures en
la construcción de aúllo y la des construyéndola en “«au-yo»”: sugerente
evocación a ese yo poético, o mejor dicho, a ese yo profético, el mismo que
evoca en otro calambur a la divinidad Ícaro, desde las alturas. La
reconstrucción del mito es perfecta en nombrar a Deidades que aparecen en el
poemario, no como un decorativo, sino como una invitación al ritual para su
evocación; mediante la repetición y el ritmo donde el elemento atractivo de la
palabra que muerta yace en el verso y renace en el canto, en su sonoridad
evocativa. Existe sentimiento de nostalgia por esa patria que se aleja, existen
sentimientos de júbilo al canto extenuante a los dioses de un pasado idílico.
Gilbert Durand proclama a la reconstrucción del mito literario entre unidad y
diversidad, con un lazo inquebrantable semántico; vinculando tendencias
impermeables. Los relatos míticos se entrecruzan en constelaciones
arborescentes. Patmos advierte el apocalipsis pero también congratula el viaje
a la isla de Patmos, con siete sellos oculta las profecías pero también con
siete sellos hace la correspondencia al viajero de Patmos. Un
poemario/pergamino que anuncia un fin o acaso el comienzo de un viaje, es de
destacar el enfrentamiento de opuesto que están constantes en la lectura. Y es
por estas correlaciones que realiza su razón de ser, usando a la geometría no
sólo como artilugio de creación poética/profética, sino que hace intromisión
sobre el proceso creador: sobre la palabra y su sustanciación, al igual que el
eterno retorno o el eterno infinitivo de las acciones correspondidas a escribir
y leer.
1 Lira,
Salvador: “[Poema de Matrioska]”, en Lira, Salvador: El libro de
Patmos, Texere Editores, Zacatecas, 2013, p. 53.
2 Ibíd., “[La interpretación]”, p. 35.
3 Ibíd., “[Sexto Sello]”, p. 59.
4 Ibíd., “[Epigrama V]”, p. 57.
5 Ibíd., “[Séptimo sello]”, p. 68.
6 Ibíd., “[Primer Sello]”, p. 15.
7 Ibíd., “[MakBenac]”, p. 73.
2 Ibíd., “[La interpretación]”, p. 35.
3 Ibíd., “[Sexto Sello]”, p. 59.
4 Ibíd., “[Epigrama V]”, p. 57.
5 Ibíd., “[Séptimo sello]”, p. 68.
6 Ibíd., “[Primer Sello]”, p. 15.
7 Ibíd., “[MakBenac]”, p. 73.
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