El libro Idea de
un Príncipe Político Christiano en cien empresas… de Diego Saavedra de
Fajardo es uno de los tratados pictórico-literarios más importantes del siglo
XVII hispánico, con una amplia repercusión en obras posteriores. Dentro de sus
cien empresas, se estipuló una pedagogía simbólica al soberano desde el nacimiento
–ejemplificada en la “Empresa Política I”– hasta su muerte —cifrada en la
“Empresa Política C”. Mencionado libro de emblemas fue hecho para la educación
del primer hijo de Felipe IV, el príncipe Baltasar Carlos a quien la muerte lo
sorprendería antes de ocupar el trono.
La
“Empresa Política XXVIII” se constituía por tres cetros, cada cual rodeados por
una serpiente: dos estaban contenidos en dos espejos a los lados y el del
centro estaba encima de un reloj de arena. La serpiente del centro apoyaba su cola
en el punto de unión de lo superior y lo inferior del reloj, rodeándose por el
cetro entre el movimiento y el mirar de reojo hacia los dos espejos. Así, con
el speculum latino de los dos
reflejos, se atisbaba observancia infinita del tiempo por encima de los
hombres.
La
conjunción axiológica de la que se partía la empresa era “La Prudencia”. Diego
Saavedra Fajardo explicaba: “Es la Prudencia regla y medida de las virtudes,
sin ella pasan a ser vicios”. Se trataba de una articulación demostrativa en la
que el Príncipe debía sostenerse
sobre un eje: el apoyo en la intersección de su presente –el sustentáculo de su
cola en el reloj– que miraba entre la enseñanza del pasado, hacia el porvenir.
En ejercicio interminable de reflejos sólo lo podía cambiar el actuar del
soberano, la decisión y el destino estaba en quien se apoyaba en el cetro. Su
movimiento y mirada debían ser con el sigilo del reptil, que en suma, significa
uno de más grandes los avatares de la
humanidad o bien la eterna lucha entre la pasión y la prudencia.
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