Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen.
Fama
y obras póstumas del Fénix de México… es un compendio de obras póstumas de
sor Juana Inés de la Cruz, editadas por Juan Ignacio de Castorena y Ursúa. Fue
impreso en Madrid por la casa de Manuel Ruiz de Murcia, en el año de 1700, casi
en el ocaso de la caída de la dinastía de los Habsburgo en España. La obra fue
dedicada a la reina Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II.
Juan Ignacio de Castorena escribe la dedicatoria. El texto
es una analogía entre las aves imperiales de los Habsburgo, el águila fundacional
de Tenochtitlán y el Fénix que renace:
Las Cesáreas Águilas se descuellan en dos gargantas, significando el Romano Imperio desde Oriente a Occidente. También las tuvieron por Escudo los Emperadores Mexicanos, continuóselas el señor Carlos Quinto, y hasta hoy duran. Entender el Águila el airoso volumen de sus alas, es símbolo del patrocinio, según Letras Divinas. Europa es el Oriente, si América el Ocaso, porque hasta donde se dilatan los dominios, hasta allá se extiendan las protecciones.
El texto tiene ya una previa
referencia en torno al uso del águila regia. El ave fue el sello por excelencia
por los Austrias españoles. Anteriormente los reyes católicos –siguiendo la
línea simbólica de la casa de los Trastámara– tomaron al águila de San Juan, en
el modelo del Tetramorfos. Con Carlos V en el poder, el ave usada fue el
bicéfalo, por significar la absoluta sabiduría y fuerza. Con Felipe II tomó un
significado pleno para el reino español:
El águila de los Habsburgo [argumenta John Elliot], con sus alas extendidas sobre la esfera terrestre, simbolizaba gráficamente España y el poder imperial concebido en términos globales y creaba expectativas de dominación sin límites.
De tal manera, el águila representó
el poder pleno en la figura de sus soberanos. En la Nueva España fue utilizado
desde las exequias a Carlos V por Francisco Cervantes de Salazar. En 1693 fue
el motivo central del túmulo a Mariana de Austria, madre de Carlos II.
El motivo del zacatecano es mostrar la eternidad de su vuelo
eterno –de Oriente a Occidente–, con las letras de la jerónima. La reina es el
águila, sor Juana y sus letras son el Fénix:
Y siendo travesura de las almas entendidas la discreción Poética, entre las diversiones Reales, que desahogan la gravedad del Cetro; este, si no Volumen, breve Epitafio a las reliquias del entendimiento de la Poetisa, como Fama Póstuma, en cenizas luciente de tinta dorada, se ennoblezca flamante Pira, iluminándola un desperdicio de luz, un descuido en la atención Serenísima de Vuestra Majestad. Así renacerá inmortal a la perpetuidad de los siglos, que un minuto de aceptación en los Reyes, es una eternidad de Fama en los Vasallos.