11.27.2017

Memento Mori de un Príncipe y un Pastor

Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen. 


No se puede negar la presencia de la emblemática en la cultura barroca de los Siglos de Oro. Aparece en pinturas, cerámicas, sermones, arte efímero, poemas o incluso en partituras musicales. Su carácter total en cuanto a sus registros discursivos permitió una “divulgación” ya fuese total o en particular, pictura, mote o suscriptio.
Como vehículo difusor, la emblemática hispana permitió el soporte de ideas del “buen gobierno” y “comportamiento del soberano”. Si los arcos triunfales, túmulos o piras por juras enseñaban al pueblo y al monarca las virtudes políticas, otros libros plantearon plenamente un proyecto pedagógico para el príncipe, sus elegidos vasallos y ministros; por tanto, un ideal político.
Dos casos resaltan en tanto la difusión y propuesta del buen gobierno. El Príncipe Político Cristiano en cien empresas… de Diego Saavedra de Fajardo e Idea del Buen Pastor copiada por los Doctores… de Francisco Núñez de Cepeda —ambos resguardados en la Biblioteca Elías Amador.
Cada libro está dedicado a dos personajes. El de Saavedra de Fajardo fue realizado para la educación del malogrado príncipe Baltasar Carlos, primogénito de Felipe IV. El de Núñez de Cepeda se propone como una continuación de la obra de Saavedra de Fajardo, salvo que estipulada para la educación de los futuros arzobispos u obispos; obra dedicada al cardenal y arzobispo de Toledo Luis Manuel de Portocarrero.
Los dos manifiestan una continuidad, con el fin del resguardo y proyecto político, a pesar de que uno cuenta con 100 empresas, mientras el otro con 50. La continuidad con el libro de Saavedra de Fajardo se comprueba en los últimos emblemas. Ambos son un Memento Mori, que incide en que es el honor y el camino divino lo que los hará estar en el empíreo inmóvil. Las maravillas y fortunas de la vida terrestre no valen cosa alguna.
La pictura de Saavedra de Fajardo es un cráneo sobre una tumba, rodeado de insignias regias y con la columna partida. El de Núñez de Cepeda son las insignias arzobispales cortadas por la lanza del Destino, de la Muerte. El soneto de Idea de un buen pastor… corresponde a lo expuesto en la imagen mortuoria del emblema:
¿Soberbia presunción sobre qué estriba
de tu loca altivez la pompa vana?
¿Sobre una flor, que nace a la mañana,
y por la tarde un soplo la derriba?
¿Si el ser del hombre es flor, quien hay que viva
sediento del honor y gloria humana?
¿Sin advertir la muerte, que tirana
del ser, a un tiempo, y del honor le priva?
¿Qué grandeza presume ser estable?
¿Qué ambición busca asilo en lo sagrado,
y de una en otra dignidad se ampara?
¿Cuándo de la según inexorable
igualmente amenaza el golpe airado
a la Mitra, al Copelo, a la Tiara?

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