Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen.
La gran mayoría de los
“nacionalismos” del siglo XIX en el Otro
Occidente fueron elaborados con base en una serie de símbolos, que
generaron identidad. Su conformación fue por un proceso de colaboración
resultado de décadas previas. En la Hispanoamérica septentrional, la segunda
mitad del siglo XVII fue la clave para la formación de una introspección
simbólica.
Dos documentos fúnebres escritos por Isidro de Sariñana,
quien fuera alumno del fresnillense Antonio Núñez de Miranda, dan pauta a la
cuestión novísima en cuanto a la manera de entender la Nueva España. La
primera, el Llanto de Occidente…,
exequias a Felipe IV, es una muestra ejemplar de emblemas que expresan
proposiciones igualatorias entre América y Europa, así como íconos alusivos a
la Ciudad de México en su condición de primera del Orbe.
La segunda, el sermón fúnebre dedicado a fray Cristóbal
Muñoz de la concepción en sus exequias realizadas en Oaxaca el 27 de julio de
1689. El documento fue en principio dedicado a la provincia de San Diego de
México. Tuvo una reimpresión por la imprenta de la Biblioteca Mexicana en 1759.
Además del sermón y las licencias, el documento del siglo
XVIII fue añadido por una dedicatoria del bachiller Juan José Ortez de Velazco
a fray Bartolomé de Toledo, ministro de la provincia de San Diego. La razón de
la reimpresión la amistad del padre del bachiller a la provincia y al fallecido.
La dedicatoria contiene un grabado. Se trata del padre San
Diego con su iconografía clásica, la cabeza alumbrada por la luz solar, él tomando
en la izquierda una cruz alta y en la diestra una canasta de frutos y de fondo
la ciudad. Contiene una variación, San Diego se encuentra en cima de un nopal.
En la Crónica de la
Santa provincia de San Diego de México… de Baltasar de Medina, en 1682 por
la imprenta de Juan de Ribera, aparece el programa iconográfico clásico de San
Diego. De los diez grabados, en ninguno se hace referencia al nopal, incluso en
el motivo clásico antes descrito.
La
pequeña variación no es gratuita, por el contrario, cambia o agrega al sentido
de la imagen. Ya antes, en El sol
eclipsado…, se había elaborado un grabado similar donde el rey Carlos II
estaba encima del nopal y del águila “tenochtitlana”, alumbrado por el sol. Con
este punto, San Diego es ahora el centro del Ombligo de la Luna, establecido por los vaticinios de un pasado
mítico. Ahí, en su figura, retoma el puesto de la fundación, sobre una soberbia
ciudad. Con ello, los actuales tendrían la dicha de construir un orden,
predestinado. El motivo del nopal aún persiste, enmarcado por tres franjas verticales
y rectangulares.
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