8.06.2008

Ella se enamoró de mi ombligo

Ella se enamoró de mi ombligo. Cuando cantaba a las luciérnagas de su espalda, ella recorría su dedo índice, haciendo laberintos circulares y perdiendo sus uñas por las arenas que envolvían al sueño. Paseaba como viejo en cubierta de recuerdos y atormentaba, en su pureza original, las siluetas que se presentaban en mi estómago.
Un día, su uña se quebró en la caída circular que repasaba. Fueron los gritos, los colores, las miradas, las notas, las ostras, el funesto rojo que goteaba por sus piernas.
Ella se enamoró de mi ombligo, y ahora yo, sin el cordón, pido su alimento en el tropiezo, mientras ella se pierde en otro laberinto.

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