Ochos en el piso de la soledad, columna conmemorativa al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación.
Ramón López Velarde, como objeto de
investigación, sin duda alguna presenta actualidad, utilidad y contiene frentes
de estudios aún sin abordar. Su figura, ya sea como poeta o como ciudadano ante
las circunstancias del país en el traspasar del siglo XX, sigue siendo para
muchos un “enigma”.
Son múltiples las posibilidades, no obstante la enorme
cantidad de libros y autores “canónigos”. La construcción de un estado de la
cuestión testifica los intereses por agrupaciones: amantes de la cultura,
escritores, historiadores e investigadores literarios los que se han abocado a
la figura del jerezano.
En un primer conjunto estarían los escritores que buscaron
“glosar” la obra. Allí están “conocedores”, lectores afines, eruditos que
entregaron cuidadas reflexiones. A la cabeza Eugenio del Hoyo, junto a títulos
como Fuentes de Fuensanta o las cavilaciones
de los Contemporáneos. En ese codeo,
los comentarios de comparsas generacionales, como José Juan Tablada o incluso
los de Alfonso Reyes.
Otro conjunto, con una rigidez metodológica, la abrió la
tesis doctoral de Allen W. Phillips, publicada como Ramón López Velarde, el poeta y el prosista. Los comentarios de
Octavio Paz en El camino de la pasión:
Ramón López Velarde, son a raíz de la disertación de Phillips. A partir de
aquí, la década de los sesenta que sin escrúpulos alejado del “nacionalismo de
los cuarenta”, releyó la obra en clave literatura, muerte, amor y versos.
El siguiente grupo, una generación arriba, propuso otras
discusiones. Sus conclusiones, si bien no en el marco de tesis doctorales, sino
como resultado de la investigación, academia y letras, agregaron nuevas
visiones y caminos. Allí están José Emilio Pacheco, Gabriel Zaid, Guillermo
Sheridan, Marco Antonio Campos, Vicente Quirarte, Anthony Stanton, por
mencionar los más citados.
De una generación más actual, lo que se tiene son relecturas
ampliamente cuidadas, con mucha profundidad. Es menester resaltar Ramón López Velarde: el inteligente
ejercicio de la pasión, editado por Juan Domingo Argüelles.
Como dato, el catálogo de tesis de la UNAM –todavía en
actualización– arroja once disertaciones de grados o posgrados. La más reciente
en 2008 por Estela Beltrán Morales, por el título de Licenciada en Lenguas y
Literaturas Hispánicas. Cuatro fueron defendidos en el siglo XX. Todas ellas,
atendiendo a diversos enfoques y caminos metodológicos, se centran en la obra
en prosa y verso.
En
este sentido, se pueden enmarcar tres temas de investigación por demás
sugerentes. El primero, un estudio sobre el actuar preciso e ideología de López
Velarde en el devenir histórico de 1900-1921. El segundo, el recuento editorial
y las marcas o proyectos que impulsaron la reimpresión de La suave patria. Otro más, un análisis y catálogo íntegro de las
obras plásticas derivadas de algún verso o idea de López Velarde. Son sólo
algunos caminos posibles.
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