12.19.2016

Investigar a López Velarde, un estado de la cuestión

Ochos en el piso de la soledad, columna conmemorativa al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



Ramón López Velarde, como objeto de investigación, sin duda alguna presenta actualidad, utilidad y contiene frentes de estudios aún sin abordar. Su figura, ya sea como poeta o como ciudadano ante las circunstancias del país en el traspasar del siglo XX, sigue siendo para muchos un “enigma”.
Son múltiples las posibilidades, no obstante la enorme cantidad de libros y autores “canónigos”. La construcción de un estado de la cuestión testifica los intereses por agrupaciones: amantes de la cultura, escritores, historiadores e investigadores literarios los que se han abocado a la figura del jerezano.
En un primer conjunto estarían los escritores que buscaron “glosar” la obra. Allí están “conocedores”, lectores afines, eruditos que entregaron cuidadas reflexiones. A la cabeza Eugenio del Hoyo, junto a títulos como Fuentes de Fuensanta o las cavilaciones de los Contemporáneos. En ese codeo, los comentarios de comparsas generacionales, como José Juan Tablada o incluso los de Alfonso Reyes.
Otro conjunto, con una rigidez metodológica, la abrió la tesis doctoral de Allen W. Phillips, publicada como Ramón López Velarde, el poeta y el prosista. Los comentarios de Octavio Paz en El camino de la pasión: Ramón López Velarde, son a raíz de la disertación de Phillips. A partir de aquí, la década de los sesenta que sin escrúpulos alejado del “nacionalismo de los cuarenta”, releyó la obra en clave literatura, muerte, amor y versos.
El siguiente grupo, una generación arriba, propuso otras discusiones. Sus conclusiones, si bien no en el marco de tesis doctorales, sino como resultado de la investigación, academia y letras, agregaron nuevas visiones y caminos. Allí están José Emilio Pacheco, Gabriel Zaid, Guillermo Sheridan, Marco Antonio Campos, Vicente Quirarte, Anthony Stanton, por mencionar los más citados.
De una generación más actual, lo que se tiene son relecturas ampliamente cuidadas, con mucha profundidad. Es menester resaltar Ramón López Velarde: el inteligente ejercicio de la pasión, editado por Juan Domingo Argüelles.
Como dato, el catálogo de tesis de la UNAM –todavía en actualización– arroja once disertaciones de grados o posgrados. La más reciente en 2008 por Estela Beltrán Morales, por el título de Licenciada en Lenguas y Literaturas Hispánicas. Cuatro fueron defendidos en el siglo XX. Todas ellas, atendiendo a diversos enfoques y caminos metodológicos, se centran en la obra en prosa y verso.
En este sentido, se pueden enmarcar tres temas de investigación por demás sugerentes. El primero, un estudio sobre el actuar preciso e ideología de López Velarde en el devenir histórico de 1900-1921. El segundo, el recuento editorial y las marcas o proyectos que impulsaron la reimpresión de La suave patria. Otro más, un análisis y catálogo íntegro de las obras plásticas derivadas de algún verso o idea de López Velarde. Son sólo algunos caminos posibles.

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