Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación.
Un trabajo aún no realizado, al
menos no en una larga amplitud, es la organización y crítica de la recepción
literaria de Ramón López Velarde. Esto es ordenar y valorar aquellas obras que
de alguna u otra manera han manifestado una línea directa o referencias a la
poética del jerezano. En mucho, se verían estimaciones de época, elementos
culturales o incluso perspectivas diversas.
Como mínimo dos conjeturas. La primera, lectores-autores con
una acogida crítica, que repensaron sus más terribles y encrucijadas soledades,
mediante el estímulo del verso y la medida. La segunda, lectores-autores que
antepusieron el panegírico, formularon la oda y se reverenciaron ante las
sonoridades.
En la segunda línea se encuentra el poemario Casa en el recuerdo de Jesús Reyes Ruiz.
El libro está dedicado al entonces gobernador del Estado de Zacatecas el Lic.
José Minero Roque, debido a que había convertido la casa de Ramón López Velarde
en Jerez en un museo. Fue impreso en papel Malinche de 76 kilos en los talleres
Gráficos de la Nación en agosto de 1955. Con un tiraje de 500 ejemplares, fue
ilustrado y dirigido por Francisco Díaz de León y formado por Carlos Méndez
Juárez.
Se trata de un poema de largo aliento, con 41 estrofas. Es
un tributo a López Velarde y a su casa en Jerez. En varios momentos habla de la
imagen y perfil del poeta, en otros de los espacios en la casa. La voz del
poema busca a toda costa, en su espíritu, que vuelva a habitar el jerezano tal
morada.
Se inicia con la siguiente estrofa:
Ramón López Velarde:
con los ojos antiguos del recuerdo
sensibles al fulgor de la nostalgia,
con la visión de un sueño descansando en mi
frente,
sin límites reales, yo contemplé tu casa.
De tal manera, el poema de Jesús
Reyes Ruiz es un hálito entre lo visto por los ojos, el poeta y su imaginario.
Se añora el mutismo y espacio in illo
tempore que fue creado en la poética de López Velarde, no tanto por su Zozobra-Spleen, sino por lo idílica y
festiva recepción. Así, se indica:
¿Qué, sino este aposento en que el pasado
ande aún en insomnio, para el sueño
de tu soltera soledad sin tálamo?
El poema aborda varios momentos o
arquetipos de la mitología personal de López Velarde, en efigies y momentos
memorables de su obra.
Tú, Ramón, escuchaste
el zenzontle solista y yo ahora
apoyaba el oído en la añoranza […].
Los versos amueblan los espacios de
la antigua casa, en un repaso de elementos.
En aquel viejo pozo
el agua se teñía de la estrella más negra
y de la luna más hermosa
para esperar tu rostro.
El
poema termina con una ilustración del pozo, que aún se conserva en el museo.
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