Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen.
La poesía en la Edad Moderna en
muchos casos tuvo tintes religiosos. Su elaboración se debe a dos procesos que
tienen que ver con el curso de la tradición poética medieval, así como a la
fórmula de propagación del dogma blindada institucionalmente en el siglo XVI.
La poesía hispanoamericana religiosa se inscribe, por tanto,
en dos senderos. En el Medioevo, la inercia de la preponderancia del sentido
del oído junto a su réplica mística; ejemplo tácito los versos de Gonzalo de
Bercero. Ya en el siglo XVI, el Concilio de Trento en la justificación de que
el arte debe servir para la propagación del dogma, así como los Ejercicios de Ignacio de Loyola, que
marcaron pautas en la reflexión en torno a productos de carácter metafísicos.
Los siglos XVI y XVII fueron por tanto un periodo en el que
muchas obras poéticas estuvieron apegadas a la reflexión y arrepentimiento,
para el engrandecimiento del alma. Cabe resaltar los versos de San Juan de la
Cruz y de Santa Teresa de Jesús, con caminos místicos de redención, tales como
la célebre “Subida al Monte Carmelo”.
En el caso novohispano, el poeta zacatecano de la orden de
San Francisco, José de Castro realizó una serie de versos que contuvieron esa
propuesta entre lo poético y lo religioso. Uno de ellos, “Acto de Contrición”,
manifiesta el proceso de arrepentimiento y reflexión, para la ascensión del
alma.
El poema se encuentra impreso en Varias poesías a los divino…, que apareció en la reimpresión por la
orden de la Santa Cruz de Querétaro en 1746, por la casa editorial de la viuda
de José Bernardo de Hogal. Sobre este impreso aún hay mucho que indagar en
cuanto a su proceso como libro.
El poema es un romance, esto es, un texto poético organizado
por estrofas de cuarto versos octosílabos con rimas asonantes en pares. Del
impreso, la extensión del poema es de veinte fojas. En su estructura temática,
el poema contiene un orden a manera plena de acto de contrición: reconocimiento
del pecado, arrepentimiento ante las faltas y alabanzas al poder divino, junto
al propósito de no volver a pecar. Así, en un momento específico, la voz del
poema usa el sentido de la vista para encontrar la redención:
Pero si
miro hacia ti,
oh piadosísimo dueño
en cinco fuentes de sangre
golfos de piedad encuentro.
Grande, señor, es el daño,
que infelizmente padezco,
pero mirando esas Llagas
hallo mayor el remedio.
El poema, en sinestesias, hace
referencias a pasajes de la pasión de Cristo, manifiesto de la ingratitud del
hombre. Al final, la búsqueda del cielo, poema-oración:
Misericordia, mi Dios,
perdón, dulcísimo Dueño,
piedad dulce Jesús mío,
remedio, Señor, remedio,
socorro, Señor, socorro,
que me pierdo, que me pierdo.
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