8.23.2017

La corona por herencia a Felipe V

Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen. 



La Guerra de Sucesión Española inició en 1701. El conflicto era la sucesión: los Austrias encabezados por el emperador Leopoldo I apoyaban al archiduque Carlos; los Borbones encabezados por el rey de Francia Luis XIV sostenían a Felipe duque de Anjou. A menos de un mes de su muerte, Carlos II, quien no tuvo hijos, signó su testamento otorgando la corona al duque. Sin embargo, el documento legal no fue aceptado por los Habsburgo.
La guerra duró más de diez años, con la participación de otros reinos europeos. Entre otras particularidades, cabe mencionar que el reino español llegó a tener dos monarcas proclamados, signos rituales que mostraban el conflicto.
La Nueva España apoyó la opción borbónica. Si bien no se registraron conflictos marciales, el sustentáculo novohispano fue principalmente en lo económico y en el apoyo discursivo-iconográfico.
Entre 1711-1713, las huestes de Felipe V habían ya casi vencido por completo a los grupos proaustriacos. Para ello, en la Nueva España se suscitaron una serie de expresiones de lealtad en torno a los logros del monarca borbónico.
Cristóbal Ruiz Guerra Morales, quien según Juan Ignacio de Castorena y Ursúa era oriundo de Zacatecas, dictó un sermón en honor a Felipe V el 15 de agosto de 1711, día de acción de gracias, en la parroquia de San Antonio en la ciudad de Texcoco. El documento se tituló La Corona por herencia, por elección, y por aclamación adquirida a fuerzas del valor afianzada…, patrocinado por el capitán Alejandro de Novoa y Salgado e impreso en la casa editorial de la viuda de Miguel de Ribera. El texto fue dedicado al Inquisidor Francisco Garcerón.
El impreso contiene la dedicatoria de Cristóbal Ruiz Guerra Morales, la censura de Baltazar de Alcocer y Sariñana –sobrino de Isidro de Sariñana–, el parecer de Juan de Segura y las licencias del virrey Fernando Alencastre Noroña y Silva duque de Linares.
La Salutación del autor es el asunto político del texto:
Viva el Rey. ¿Qué rey? Presentad en breve la atención a mi labio, que ni es ofensa de la Sacra Majestad que venero la pregunta, ni es duda de mi lealtad la tardanza en la respuesta. Y pues tenéis noticia del triunfo, corregid la noticia a la historia.
Viva el Rey, digo una, otra, y repetidas veces; y una, otra, y repetidas veces pregunto, ¿qué Rey es el que triunfante viva, si en los Anales del tiempo en la Historia, en los Eternos Padrones leales de nuestros fieles rendidos corazones? Vivat Rex.
La respuesta es en términos histórico-mitológicos. Se hace referencia a la victoria de un rey Philippo en el año de 1214, hijo de un rey Luis en la toma de Flandes en Germania al Emperador Othón. Plena emulación a “El Animoso”.

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