Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen.
Una de las características
relevantes con respecto a la producción de libros en la Edad Moderna fue la
elaboración de grabados. Más allá de hablar de una serie de elementos
“decorativos”, se trataron de verdaderos programas iconográficos en donde se
explicitaba un mensaje. La emblemática y la Iconografía
de Césare Ripa fueron base para la formulación de elementos, obras y formas
en diversos títulos.
La reunión de obras de Sor Juana Inés de la Cruz por Juan
Ignacio de Castorena y Ursúa, en la edición de Madrid por la imprenta de Manuel
Ruiz de Murga, mereció un espléndido grabado al inicio del libro. Publicado en
la calle de la Habada en 1700, la imagen se encuentra justo después del primer
folio con los datos de la obra.
Al centro del grabado aparece Sor Juana Inés de la Cruz, sosteniendo
un libro y una pluma. Está rodeada por laureles y olivos, junto a un lema en
moño: “Religiosa Jerónima Sor Juana Inés de la Cruz de Edad 44 en México.” En
la parte de abajo, “1651 nació” y “Murió 1695”, indicando así los datos
biográficos de la autora.
En la parte de arriba, corona el grabado el escudo de armas
de Carlos II. Hay dos querubines que sostienen motivos de Victoria y Fama: el
laurel y la trompeta. Con ello se indica la trascendencia y eternidad de la
autora.
La parte de abajo es del desliz dinástico de los Austrias. Se
encuentra, en la parte central, el escudo de Carlos II con banderas y el
vellocino de oro. El heraldo es rematado por un ave volteando a su lado
derecha. Por una parte puede representar el águila de los Habsburgo, no
obstante, en la dedicación de Juan Ignacio de Castorena y Ursúa se hace énfasis
a la alegoría entre Mariana de Austria y Sor Juana Inés de la Cruz como
representativas de la eternidad, a partir de su condición y “renacimiento”. De
allí que se trate de un Ave Fénix.
Lo anterior se verifica por las herramientas del arte y la
sabiduría que se muestran como base de la autora. Por una parte, bajo el mote
“Vnde Lix Ardet”, el sol ardiendo con la lira de Apolo, trompetas, notas y
folios. Por otro lado, bajo el mote “Inde Nix Lucet”, un globo terráqueo, el
caduceo de Mercurio, un violonchelo, un libro y un compás.
La
parte central del grabado muestra rasgos interesantes con respecto a formulación
de un discurso criollo ya en debate. Como columnas un natural indígena con
taparrabo, arco y flecha, representando a América; en correspondencia a un
hombre armado de caballero y con túnica de rosas, representativo de Europa. El
mote de Carlos V, invertido, “Ultra-Plus”. En El Divino Narciso, América estará ataviada.