6.28.2010
En el Ombligo de la Luna
Me siento extrañado y al mismo tiempo con tanta familiaridad. Es una rareza de sentidos, de estados de ánimo; una vertiginosa muestra de lo que La Ciudad ofrece. De alguna manera creo que me vuelve y me jala, me dislumbra y me toma en la noche. Alguien dijo alguna vez que pararse en el centro del mundo era como la mitad del cuerpo en el abismo al vacío y la otra mitad llenarse del todo, de la conciencia. Así me siento. El Ombligo de la Luna me ofrece una bajara de posibilidades, alientos que desbordan deseos móviles y fijos. ¿Quién podría decirse que está en el centro, en el pleno centro, si La Ciudad, el Ombligo de la Luna rompe y atrae cada fórmula y viento, palabra y agonía, sonido y silencio?
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1 comentario:
Nunca lo había visto así, el equilibrio de la variedad.
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