7.11.2016

Dos cuentos de Ramón López Velarde

Ochos en el piso de la soledad, columna a La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación.


Si se tuviera que hacer una medición de lo más distinguido, que no por su calidad, sobre la obra de Ramón López Velarde, unánimemente se tendría en la cima a La suave patria y su condición de poeta. Escalones más abajo los versos de La sangre devota y Zozobra. Los más acuciosos de su obra estiman, con razón, su crítica literaria y artística. Abajo quedan por las pocas referencias los textos narrativos del jerezano.
Ramón López Velarde escribió algunos cuentos o bien textos narrativos. No se han encontrado referencias de que tuviese algún proyecto o libro de cuentos en proceso. Lo que se tiene son varios escritos narrativos impresos en revistas y periódicos de la época, que pueden considerarse cuentos, referencias autobiográficas con tratamiento literario o pasajes de la crítica literaria.
En todo caso, las letras narrativas lopezvelardeanas revelan el sentir mismo del poeta, una estética entre el amor, la soledad, la muerte y la provincia. Destáquense dos.
En El minutero se encuentra “La flor punitiva”, minirelato en primera persona que explica la “complacencia” de una diosa, por veneros en hombres viriles, con final abierto. Puede pensarse en una primera lectura que se trata de una prosa poética influenciada por los parnasionistas, ante la dejación y decadencia. No obstante, Guillermo Sheridan apunta una lectura, que tiene que ver con el enigma de la muerte del jerezano. Si el texto asume que es él un señalado por la diosa, Venus, patrona de las enfermedades venéreas, se considera entonces la posibilidad de que López Velarde haya contraído una patología de tal tipo. Lo anterior a que, en gran medida, es misteriosa la relación médica post mortem de su amigo Pedro de Alba y por lo que el diagnóstico, bronconeumonía, haya sido un modo decoroso de respetar la muerte del poeta.
En cualquier caso, se nota la totalidad de López Velarde, pues sentencia: “Si pagar es lo propio del hombre, paguemos nuestras supremas dichas, abobinando de esa salubridad que organiza las islas del Mar Egeo en compañía de seguros”.
Otro es el cuento “En soledad”. Se trata de una amable provinciana que “Iba enlutada y sola…”, un recuerdo que embriaga por la etimología: vuelve a pasar por el latir lopezvelardeano. Las imágenes se asemejan con su obra poética:
En los momentos en que piensas en mí, la soledad será propicia a la emoción, y mi imagen avasallará todo tu ser, como se avasalla la conciencia cándida de una niña; y tus suspiros serán plenamente míos y tu vibración sentimental íntegra será para mí.
En el perfil, la dama es lo sublime de su ideal: “Rezas como una novicia experta en la contemplación, y trabajas como una doncella diligente. Extática y laboriosa, me consagras el tesoro de tus sueños.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me agrada el estilo exquisito con el que nos introduce en su obra don Salvador Lira, felicidades!!!