7.24.2010

Hace mucho que había leído este soneto. En verdad fue muy bueno reencontrarme con su voz:

POSESIÓN
Se nublaron los cielos de tus ojos,
y como na paloma agonizante,
abatiste en mi pecho tu semblante
que tiñó el rosicler de los sonrojos.
Jardín de nardos y de mirtos rojos
era tu seno mórbido y fragante,
y al sucumbir, abriste palpitante
las puertas de marfil de tus hinojos.
Me diste generosa tus ardientes
labios, tu aguda lengua que cual fino
dardo vibraba en medio de tus dientes.
Y dócil, mustia, como débil hoja
que gime cuando pasa el torbellino
gemiste de delicia y de congoja.

Efrén Rebolledo

No hay comentarios: