Ochos en el piso de la soledad, columna por el centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación.
La figura femenina en la
obra de Ramón López Velarde toma diversos matices, entre la exaltación, la pena
o la soledad. En la configuración de la mujer se pueden notar sus lecturas,
atendiendo a los hálitos de tradición y auscultación. El alma se encuentra afanosa por reconocer al
otro.
La construcción del «Ánima», alma que
complementa al ser, fue uno de los senderos que exploró la escritura
lopezvelardeana. Su prefiguración mítica, en fórmulas de tradición,se propuso en
El Banquete y fue consolidada en el
Medioevo cual eterno femenino. La pureza y el anhelo, posible significado
toponímico de Fuensanta, son los argumentos que sostienen a la mujer en La sangre devota.
La presencia de tal tema fue mediante poemas
madrigales. En “¿Qué será lo que espero?”se desliza el alma de una mujer pura,
terrible y enigmática. El complemento es evidente, pues la voz de poema se
propone herida, sinuosa y enferma; el Ánima es un bienestar que promueve sus
sendas, en lo infinito arcano.
Se muestra así una inmensidad en el sonido y en la
letra. El endecasílabo
¡oh blanda que eres entre todas blanda!
manifiesta una circularidad por la
expresión, el proceso y el delirio. La voz se propone como un ser dubitativo.
Entiende que su salvación está en el decoro de la mujer, sin embargo no sabe
cuáles son los territorios de su estado. Ahí lo oculto:
¿Qué me está reservado
de tu persona etérea? ¿Qué es la arcana
promesa de tu ser? Quizá el suspiro
de tu propio existir; quizá la vaga
anunciación penosa de tu rostro;
la cadencia balsámica
que eres tú misma, incienso y voz de armónium
en la tarde llovida y encalmada…
En la descripción del secreto se
postra lo inmaculado del ser, un Ánima que no logra descifrar. La redención se
muestra por cifras bíblicas: idea, maná y lluvia de purificación. Es el
principio de un ser inmaculado. Por ello “¡Oh blanda que eres entre todas
blanda!” su configuración es una nueva alianza, el Alfa-αentre escritura y olas de pensamiento.
Y de ti y de la escuela
pido el cristal, pido las notas llanas,
para invocarte ¡oscura
y radiosa esperanza!
con una a
colmada de presentes,
con una a
impregnada
del licor de un banquete espiritual:
¡ara mansa, ala diáfana, alma blanda
fragancia casta y ácida!
En La sangre devota se postra la infinitud del poeta. Los registros
cambian. La salvación es descrita por la “a
colmada de presentes”, la “a impregnada
/ del licor de un banquete espiritual”. Así es el principio salvífico, al que ofrenda
devoción, ara mansa, ala diáfana, alma blanda. El ω de la soledad será la perennidad de “la o por lo redondo”, en la penumbra infinita del desasosiego.
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