Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación.
El precedente del Premio Nacional de Poesía “Ramón López
Velarde” que organiza la Universidad Autónoma de Zacatecas fue el certamen de los Juegos Florales “Ramón López Velarde”,
por el Instituto de Ciencias de Zacatecas, creado en la década de los 40’s.
Por lo general, la convocatoria se lanzaba en el
mes de marzo. Los resultados y premiación se realizaban ya sea el 23 de mayo
“Día del Estudiante”, o bien en un evento cercano a ese día. Se forjaba todo un ritual de
celebración a los alumnos del Instituto de Ciencias; se coronaba también a la
reina en una velada en el Teatro Calderón, con la presencia de diversas
autoridades estatales y educativas.
Las primeras convocatorias establecieron dos
temas. El primero era un poema en homenaje a Ramón López Velarde, el otro una
composición en prosa, ya sea ensayo biográfico o anécdota del poeta jerezano.
Los participantes debían ser zacatecanos.
Convocados por el gobernador José Minero Roque, el
Secretario de Gobierno Francisco E. García, el director del Instituto Roberto
del Real y el presidente de la Sociedad de Alumnos Héctor Santoyo, los VIII Juegos
Florales “Ramón López Velarde” cambiaron su bases y alcances. El certamen
fue abierto a todos los mexicanos residentes en el país. Debían enviarse
inéditos, en sobre cerrado y bajo seudónimo del autor y dirección.
Se establecieron tres rubros: poema de extensión y
tema libre; estudio biográfico de Ramón López Velarde, con extensión máxima de
30 cuartillas; y ensayo con el tema “La cultura como fuente de las relaciones
internacionales”, con extensión máxima de diez cuartillas. Los premios eran
$3000.00, diploma y flor natural en poesía; $3000.00 y diploma en ensayo
biográfico; $500.00 y diploma en ensayo temático.
La convocatoria abrió el 10 de marzo, cerró el 16
de mayo y se entregó el premio en el Teatro Calderón el 27 de mayo, velada
presidida por la “Reina Estudiantil”.
En poesía, sin duda, se mostró una ardua
competencia por tres autores con amplio renombre literario, por lo que se
premió al primer lugar y se dieron dos accésit. Por “Surgente fin”, ganó los Juegos Florales Carlos Pellicer. Las
menciones honoríficas fueron a Rubén Bonifaz Nuño por “La Llama en el Espejo” y
a Roberto Cabral del Hoyo por “Diecinueve de junio”.
El poema de Carlos Pellicer está escrito en
alejandrinos, con algunos versos en heptasílabos. El de Rubén Bonifaz Nuño es
un poema preciosista dedicado a la «Poesía». El de Roberto Cabral del Hoyo son
cinco sonetos por la muerte del jerezano. El texto ganador cierra:
Haz Señor que en justicia y en belleza yo viva:que mi mano se queme como una antorcha vivay arda yo todo entero, todo fuego, todo locura activa.
El nombre
“Carlos Pellicer” está escrito en letras doradas al interior del Teatro
Calderón.
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