Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultual en el periódico Imagen.
El jesuita Antonio Núñez de Miranda
es una de las figuras culturales más importantes de la segunda mitad del siglo
XVII en la Nueva España. Si bien, la mayoría de sus referencias hablan de la
relación con Sor Juana Inés de la Cruz, esto es apenas un capítulo de su amplia
actividad. Se destaca por confesor de virreyes, maestro, literato, calificador
o sermonista.
Núñez de Miranda nació en Fresnillo el 4 de noviembre de
1618. Según el Libro de Partidas
Sacramentales de 1613-1621 del Archivo de la Parroquia de la Purificación
de Fresnillo, fue bautizado el 19 de noviembre de 1618, en compañía de su padre
el capitán Diego Núñez de Miranda y su madre Gerónima de Valdecañas.
Su formación, actividad eclesiástica, algunas obras
literarias, relato de sus exequias, así como la exaltación de sus virtudes fueron retratados en la obra Vida ejemplar,
heroicas virtudes, y apostólicos ministerios del V. P. Antonio Núñez de Miranda
de la Compañía de Jesús… por el jesuita Juan de Oviedo, rector del Colegio
de San Ildefonso de la ciudad de México. Fue impreso, a siete años de la muerte
del fresnillense, en 1702, en la casa editorial de los Herederos de la Viuda de
Francisco Rodríguez Lupercio.
El impreso se compone
de dos Libros del mismo título: “De la vida, y virtudes del Venerable Padre
Antonio Núñez de Miranda”, ambos divididos por capítulos. En el primero se
habla de los primeros años del fresnillense, desde su nacimiento, hasta el
ingreso a la Compañía. El segundo, es un recuento de sus obras, virtudes y
últimos días. Es un texto literario en tono hagiográfico, en cierto modo con
una disposición cronológica.
Del segundo libro, está el capítulo “Dase noticia de la
Madre Juana Inés de la Cruz a quien hizo Religiosa el P. Antonio”. Ahí,
brevemente se describe la consulta de Sor Juana para su ingreso a las
carmelitas y luego a las jerónimas y la polémica con Manuel Fernández y la Carta a Sor Filotea.
El
final del impreso está anotado con una breve descripción de las exequias y el
túmulo. El entierro fue el viernes 18 de febrero de 1695. El 20 de abril en el
Colegio de San Ildefonso se realizaron las exequias. El túmulo era de seis
varas, con cuatro pirámides de cuatro varas en lo alto. En el centro, en la
segunda grada, se puso una tumba con un espacio para que la rodearan el Preste
y los ministros. En frente de la primera grada se colocó un elogio sepulcral
latino y una tarja. A las exequias asistió el virrey Gaspar de la Cerda y
Mendoza conde de Galve. La vigilia y misa cantada la dio el Dr. Alonso Alberto
Velazco, arzobispo de Manila y alumno de Antonio Núñez de Miranda.