1.16.2018

Redondillas a las llagas de San Francisco

Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen. 




El zacatecano José de Castro fue un poeta que tuvo presencia literaria en dos siglos. Su obra fue escrita en la segunda mitad del siglo XVII y reimpresa en el siglo XVIII. Por ejemplo, la casa de la Viuda de don José Bernardo de Hogal volvió a imprimir Varias poesias a lo divino…, en 1746. Es un documento de 65 páginas con poemas de diversos temas, que giran en torno a la sacralidad e imágenes devocionales.
En la página 47 se encuentra el conjunto de poemas “Redondillas a las llagas de Nuestro Santo Padre San Francisco”. Se trata de 100 redondillas –400 versos– numeradas en la parte izquierda, con la temática franciscana. Cabe recordar que el zacatecano perteneció a la orden de San Francisco, por lo que además de ser una ofrenda a tal santo, es también un reflejo de su propia pertenencia a un grupo religioso.
José de Castro utiliza como vehículo poético la redondilla. Se trata de la reunión de cuatro versos en octosílabos. Deben tener dos tipos de rima, el primer verso y el cuarto, así como el segundo verso y el tercero. Un poema de este tipo puede tener un número cualquiera de redondillas.
José de Castro inicia con una suerte de introducción, manifestando que su tono no será “EL RENOVARE DOLOREM”, sino “el son de la alegría”. Posteriormente hace referencia a la fecha del signo –la aparición de las heridas por la crucifixión de Jesús–, 17 de septiembre, en el Monte Alvernia en Toscana. Según la descripción del milagro, Jesús bajó con la clarividencia de seis serafines a charlar con san Francisco. Al final, le dejó la marca de las llagas. Por ello, tanto esas heridas como el motivo del serafín son representativos del santo. José de Castro explica en una redondilla:
En fin Serafín humano
JESÚS os hace favor,
y porque seáis buen cantor,
él mismo os pintó la mano.
A vuestra mano sagrada
se deben festivos cantos;
pues sois vos entre los Santos
el de la mano horadada.
El estilo de José de Castro va de lo festivo a las referencias cultas y librescas. Por ejemplo, la siguiente redondilla:
Calle Apeles, y el Tiziano,
que siendo el pincel de Cristo,
ninguno puede haber visto,
pintura de mejor mano.
La anterior cita es una analogía. Por un lado hace referencia a Tiziano, el pintor de cámara de Carlos V. Por “Calle Apeles” se refiere al sendero del pintor Apeles quien según varios escritores clásicos fue quien retrató a Alejandro Magno de manera excelsa. Tal soberbia en el arte es el pincel de Cristo que, ninguno puede, de esta forma, haber retratado mejor.
 El poema continúa con analogías entre un Jesús artista y escritor, sobre un san Francisco dispuesto a la obra. Se anuncian motivos como el Libro, el Serafín, el Rosario o el sayal de Asís.

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