11.28.2008

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Ha pasado noviembre como una bala que atraviesa el campo de batalla: llena de furia, energía e ímpetu, aunque también de exilio, aislamiento. La ausencia es una extraña compañía. No te deja caminar los pasos ubicados frene a tus ojos, te ancla con una doble cadena a la cintura. Quisiera retener un instante y valorar con ojos críticos –totalmente objetivos– el recorrer de miles y millones de segundos, pero me he regalado a la mentira, a la auto-mentira o a la autocompasión. No sé si sea un juego de lenguaje o lo que busque es realmente absurdo, sin embargo, sigo creyendo que la luna algún día caerá sobre nosotros; que el espacio es aquí y nos come; que las luciérnagas son las cenizas de los rayos; que el cielo es tan lejano, que se distribuye en nueve andenes. Quizá sea el resultado de mirar siempre hacia arriba, esperando un final a la comedia, mi comedia. Mi rodilla izquierda sangra, ahora cojeo, suplico un retorno a casa.

EL DECADENTISMO Y EL ORDEN DE LOS TRABAJOS (PARTE II DE IV)


II.- La historia y su generación.
Anteriormente nos referíamos al principal detonante de la generación Decadentista de México. José Juan Tablada publicaría su poema “La Misa Negra” en el periódico El País, cuando fungía como director cultural de dicha publicación.

El poema desbordaría una serie de embates y cuestionamientos al proceder del tema. Las palabras llegaron a pesar tanto que el poeta y sus versos serían censurados por el gobierno y la sociedad. El término con que se le denominaría al texto de Tablada: “Decadente”8.

Alberto Leduc, Jesús Ureta, Salado Álvarez, Amado Nervo, Jesús E. Valenzuela y Balbino Dávalos seguirían una estancia de discusiones en diversas revistas y periódicos, promulgando a favor y en contra. El debate fue abierto y ameno, fraguando posturas a calor de trincheras. La mayoría de los postulados fueron de orden estético en la idea, pero ético en el estereotipo del autor.
Con la censura, la generación tomó unidad, no sólo en la bohemia semanal, sinoen la búsqueda del ideal artístico, palpitando la hegemonía de las discusiones y charlas literarias. El taller se creaba con un mismo anhelo, pero con mareas en contra.

El 29 de enero, Alberto Leduc, no sólo con una actitud, sino con una poética decadente, entregó a El País un artículo al que define al decadentismo más que como una forma literaria, como un estado del espíritu.9

Tablada sugeriría, en una de las tantas reuniones, la conformación de una revista para publicar los destellos de su grupo. En esta primera etapa no se concretaría la publicación, pero sí se formaría una visión y propuesta a la sociedad. Sería Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo quienes sacarían a la luz, en junio de 1894, la Revista Azul.
Dicha revista sería la encargada de guardar los postulados previos y el antecedente modernista, además de convertirse en el mejor medio difusivo del movimiento.

La Revista Azul sólo duraría dos años, pues su final se concretó con la muerte de Manuel Gutiérrez Nájera. Su tendencia fue neutra y arropó escritos en torno a las ideas y posturas distintas.
En suma, la Revista Azul fue un órgano literario pensado por dos enamorados de lo bello (sus propietarios) para galantear la frase y repujar el estilo, “para convertir el metal sonoro de la lengua, en tréboles vibrantes y en sutiles hojuelas lanceoladas”; fue concebida como “un mirador espléndido desde el que se viera ‘bajo el pabellón claro del cielo veneciano el reluciente azul de los mares Adriáticos’”; fue el hogar del arte de la palabra al que se impidió entrar a los envidiosos, a los mal educados, a quienes “al pisar las alfombras las enlodan”.10


La etapa de transición duraría poco. Las proposición de Tablada, seis años antes, daría fruto con la publicación, a manera espontánea en su forma tangible11, con la publicación de la Revista Moderna en 1898.
Esto representó un escaparate para las tendencias y ofrecimientos artísticos de la generación. Se buscaba estimular el amplio pensamiento artístico y mostrar al México de la aparente paz porfiriana, la moral bohemia y sus elementos.

No eran los modernistas solamente los que integraban el grupo de la Revista Moderna. La mayoría de sus componentes tenían en Justo Sierra un maestro y un guía. Sierra había prestado su colaboración y su estímulo a la Revista Azul, de Gutiérrez Nájera, donde publicó sus admirables traducciones de algunos sonetos de Heredia, y había sido, desde aquel entonces, un orientador del movimiento de renovación literaria en México.12


Los elementos que se mostraron en el trabajo editorial fueron el desencanto por la vida social burguesa, las trasgresiones parnasianas traídas de las ideas de Francia y la ola de manifestaciones japonesas que se ponían de moda.
La primera etapa de la Revista Moderna (1898-1903) marcaría la situación estelar de la generación decadentista. Para la segunda etapa (1903- 1911) sería, en forma irónica, la decadencia de la generación, terminando en el punto de espera ya reventado: La Revolución Mexicana.
Los autores mexicanos más representativos, de la primera etapa, se muestran en la siguiente tabla, por orden cronológico y los géneros en que participaron13:

Autores nacidos antes de 1868.
Ignacio Ramírez 1818-1879 Artículo-Ensayo.
Gabino Barreda 1820 Artículo-Ensayo.
Joaquín Arcadio Pagaza 1839 Poesía.
Ignacio Manuel Altamirano 1834-1893 Poesía.
Francisco Sosa 1848 Artículo-Ensayo.
Justo Sierra 1848 Artículo-Ensayo, Discurso y Poesía.
José López Portillo y Rojas 1850 Artículo-Ensayo y Poesía.
Juan de Dios Peza 1852 Poesía.
Rafael Delgado 1853 Artículo-Ensayo, Poesía, Cuento-Novela y Teatro.
Salvador Díaz Mirón 1853 Poesía y Miscelánea.
Porfirio Parra 1854 Artículo-Ensayo y Discurso.
Jesús E. Valenzuela 1856 Artículo-Ensayo, Cuento-Novela y Poesía.
Manuel José Othón 1858 Poesía.
Manuel Gutiérrez Nájera 1859-1897 Artículo-Ensayo y Poesía.
Manuel Puga y Acal 1860 Artículo-Ensayo, Cuento-Novela y Poesía.
Joaquín Baranda 1862 Artículo-Ensayo.
Francisco A. de Icaza 1863 Poesía.
Balbino Dávalos 1866 Poesía.
Enrique Fernández Granados 1866 Poesía.
Alberto Leduc 1867 Artículo-Ensayo, Cuento-Novela, Miscelánea, Poesía y Teatro.
Victoriano Salado Álvarez 1867 Artículo-Ensayo.
José María Facha Poesía.
Manuel M. Bermejo Poesía.

Autores nacidos después de 1868.
Luis G. Urbina 1868 Artículo-Ensayo, Poesía y Recensión.
Agustín Aragón 1870 Artículo-Ensayo.
Amado Nervo 1870 Artículo-Ensayo, Crónica, Discurso, Poesía y Recensión.
José Juan Tablada 1871 Artículo-Ensayo, Cuento-Novela, Poesía y Recensión.
Santiago Argüello 1872 Poesía.
Ciro B. Ceballos 1873 Artículo-Ensayo y Cuento-Novela.
Francisco M. de Olaguíbel 1874 Artículo-Ensayo y Poesía.
Roberto Agüelles Bringas 1875 Poesía.
Bernardo Couto Castillo 1879 Artículo-Ensayo y Cuento-Novela.
Luis Castillo Ledón 1879 Artículo-Ensayo.
Rubén M. Cámpos 1880 Artículo-Ensayo, Cuento-Novela, Poesía y Teatro.
Ricardo Gómez Robelo 1884 Artículo-Ensayo.
José de J. Núñez y Domíguez 1887 Artículo-Ensayo.
Heriberto Frías 1970 Cuento-Novela y Poesía.
Enrique González Martínez 1971 Poesía.
Efrén Rebolledo 1977 Cuento-Novela y Poesía.
Manuel de la Parra 1978 Poesía.
Antenor Lezcano Poesía.
Liborio Crespo Poesía.
Manuel Sánchez Pesquera Poesía13.





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8Ibid, p. 11
9Íbid. p. 19.
10Íbid. p. 23.
11Ya que, anterior a la publicación de la Revista Moderna, Bernardo Couto Castillo publicaría un periódico de Teatro que sólo llegaría a un número, por haberse gastado, en las cantinas, el dinero para las demás publicaciones. Jesús E. Valenzuela, propietario y mecenas del grupo, pagaría los gastos y participaría como pieza fundamental para la publicación de la Revista Moderna.
12Íbid, p. 486.
13El criterio para el orden se basa en un periodo de treinta años antes del nacimiento de la Revista Moderna. De algunos autores se desconoce la fecha de nacimiento, pero son incluidos ya que fueron mencionados como escritores de las generaciones correspondientes. Los índices son sacados de: Héctor Valdez, Índice de la Revista Moderna (1898-1903), UNAM, México, 1967.