5.31.2016

Ramón López Velarde y Amado Nervo

Ochos en el piso de la soledad, columna por el centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



Dos poetas, en generaciones contiguas, gozan de identificación en la poesía mexicana al traspasar los siglos XIX-XX: Amado Nervo y Ramón López Velarde. Receptores del Decadentismo, fueron intérpretes del alejandrino, la muerte y el delirio. En sus coincidencias, se encuentran sus pretensiones poéticas específicas.
     A la muerte de Amador Nervo, el 24 de mayo de 1919, el poeta jerezano escribió un ensayo crítico, a manera de elegía. En otras disertaciones poéticas, López Velarde le había llamado el de “las estrofas, hechas de lunas” o el de “los versos de sutil y amable psicología”. Entonces se veía un reconocimiento afable al nayarita.
     El texto in memoriam es “La magia de Nervo”. López Velarde narra en primer lugar la forma en que conoce la noticia de la muerte del poeta. Ahí se muestra la diferencia entre dos edades, que si bien unidas por una época y sentido, son disímiles por pretensiones y poéticas personales, entre los avatares de nuevos sentidos. Son 18 años de diferencia y apenas dos en muerte, uno en ocaso el otro en su plena Zozobra latiente. El jerezano argumenta:
     Aún vivía él cuando me tentaba el deseo de formular mi discernimiento de su labor de los últimos años. Me abstuve, empero, por no lastimarlo en su carne mortal. Hoy, si me escucha, me entenderá, viendo en las salvedades de mi individual sentir la honradez de mi alabanza.
     La postura no es gratuita, pues la lectura que hace es de otra manera de entender la poesía, más dialógica, especulativa y ante todo transgresora contra la impostura. Ahí la diferencia. En ambos la melodía y virtud melódica, la distinción el sentido. El jerezano indica: "Creo que de la confusión de estas normas surgieron sus renglones postreros, sin la carne mágica y sin el pecado sideral. «En paz», «El día que me quieras», «Si tú me dices ven», son, ciertamente, egregios poemas, pero en ninguno de ellos se especula. Fulge en ellos la entereza del poeta […]."
     En sus coincidencias están sus discrepancias. La muerte, el final y los versos alejandrinos en ambos poetas se escuchan. “En Paz”, el sentido es de un final que explica, no intercambia el sentido o desvelo de su ser:
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
                […]
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Si en La sangre devota gran parte de los alejandrinos son para curar las fauces lóbregas del apetito provinciano, en Zozobra, “Tus dientes” u “Hormigas” son alejandrinos entre la carne, el hambre y la sed, que obran tras la muerte, que aún está en deuda.

5.29.2016

Para tus dedos ágiles y finos: un soneto

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota por Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación.



La escritura poética de Ramón López Velarde se encuentra llena de autorreferencias entre la tradición, el metro y el tema. Su obra poética es una muestra de voces, donde se transita por diferentes modos de versos y poemas. La voz del Modernismo se asoma en las resonancias de una estructura medida, que aflora en imágenes y tonalidades. Así, madrigales, octavas en endecasílabos,  décimas, entre otros, revisten la sonoridad, la imagen y la provincia.
     Si bien, López Velarde mostró actitudes entre la ruptura poética de su época, también consolidó y exploró formas clásicas del verso. Prueba de ello son los sonetos clásicos, frente al soneto en alejandrinos —quien Rubén Darío introdujo por vez primera. El poema clásico del siglo de oro español por excelencia es el soneto. Con ya una larga tradición y formas, venido del dolce stil nuovo italiano, el soneto es una composición de catorce versos de once sílabas –endecasílabos–, divididos en dos cuartetos y dos tercetos. Las rimas, consonantes o asonantes, deben estar en la estructura ABBA.ABBA en los cuartetos, mientras que en los tercetos varía, a razón del poeta. La innovación del alejandrino es el cambio a versos de catorce sílabas.
     En La sangre devota hay tres sonetos en alejandrinos y dos sonetos clásicos. De estos últimos, el primero que aparece es “Para tus dedos ágiles y finos.”; un poema que demuestra tradición, visión de provincia y una simbolización entre las imágenes de los versos y el mismo poema.
     En los dos cuartetos, la voz ofrenda loores a los dedos y manos que aquella mujer de provincia. Su fascinación estética se cifra en la delicada muestra en las labores, el recato sobre la mesa y la fabricación de un pan, que salva y vivifica. En los tercetos siguientes se encuentra la simbolización de la escritura lopezvelardeana, pues el soneto es referencia, cuerpo y tributo:
Para gloria de Dios, en homenaje
a tu excelencia, mi soneto adorna
de tus manos plecaras el linaje,

y el soneto dichoso, en las esbeltas
falanges de tus índices se torna
una sortija de catorce vueltas.

Entonces la acción de escritura y canto es a su vez una imagen que encierra o busca consolidar un compromiso. El conocimiento de la tradición es notorio, pues la ofrenda es un soneto en puesta en abismo, con tres nominaciones personales, hacia el infinito. La primera es, que en gloria de Dios, se entregan los versos en adorno a las falanges. Esto es la dedicatoria que se atisba en un título, que pareciese incompleto, si no es porque se completa con la totalidad del texto. La última es la infinitud del sonido, catorce vueltas de una sortija en compromiso de amor, canto y perennidad.  


5.19.2016

Sesión abierta



Sesión abierta del "Taller Literario BÚHOs". Charla con el poeta David Castañeda Alvarez. Nos honra su presencia y escucha. El viernes 20 de mayo en Biblioteca Itesm Campus Zacatecas, en punto de las 13 horas.


5.16.2016

La provincia y la ciudad

Ochos en el piso de la soledad, columna conmemorativa al centenario de La sangre devota por Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 


De los elementos que la crítica y, en general, los lectores destacan de la obra de Ramón López Velarde son la provincia y la ciudad. Ha sido tal el reconocimiento, que en varias ocasiones diferentes instituciones han hecho actos y parafernalia por consagrar estas ideas. El caso llegó a su máxima expresión cuando el sumo pontífice, en referencia a uno de los poemas más célebres de La sangre devota, cumple el anhelo en cuerpo: escuchar el repique de las campanas catedralicias.
No obstante, los conceptos de provincia y de ciudad lopezvelardeanos son un juego de ambivalencias, que apuntan a referentes de época, con registros por demás simbólicos. El prototipo de mitificación se encontró en Francia, si bien se ofrendaban palabras a la oscura París, encontraban en los bosques pánicos de pueblos alejados espacios libres en amor, locura y tiempo. López Velarde observó ese vaivén e introdujo una simbolización particular a la provincia mexicana.
En La sangre devota ambos sitios son lugares en los que se pueden encontrar la saciedad del hambre y la sed. La diferencia es la decadencia que de uno es característico. El acomodo de los poemas devela. La primera aparición de la ciudad es en “A la gracia primitiva de las aldeanas” de la siguiente manera:
Hambre y sed padezco: Siempre me he negado
a satisfacerme en los turbadores
gozos de ciudades –flores del pecado.
Esta hambre de amores y esta sed de ensueño
que se satisfagan en el ignorado
grupo de muchachas de un lugar pequeño.
Entonces, la visión de López Velarde no es un lugar común: la ciudad es perversa, la provincia sana. En ambos hay modo de salvar al cuerpo de sus clamores. El cambio y frescura del poeta es la predilección por sortilegio de la aldea: “Amo vuestros hechizos provincianos”. Se trata de una ensoñación mágica del espacio y sus mujeres. Por ello, el siguiente poema exclama la razón de centro de su ciudad. El repique de campanas –símbolo de unión entre la tierra y el cielo– es en las torres y el Templo, que da centro del mundo. Anhela así al sumo pontífice su escucha, está en sazón. López Velarde al final muestra:
Porque la cristiandad entonces clama
cual si fuese su queja más urgida
la vibración metálica,
y al concurrir ese clamor concéntrico
del bronce, en el ánima del ánima,
se siente que las aguas
del bautismo nos corren por los huesos
y otra vez nos penetran y nos lavan.
Su visión es la reiteración de la escalas de Jacob, entre supra e inframundos. Símbolos por colmar el fervor en las fauces corporales. En Zozobra consolidará su horizonte: la eterna melancolía entre cabeza, cuerpos, aldeas y ciudades.

5.12.2016

Atenta invitación




El Taller Literario BÚHOs fue fundado en septiembre del 2015, por iniciativa de alumnos de Preparatoria ITESM Campus Zacatecas. Durante un semestre académico, se trabajaron textos dentro de los diferentes géneros literarios, en las instalaciones de Biblioteca Tec - Zacatecas. Dada la amplia participación de los integrantes y el planteamiento de objetivos más ambiciosos, el Taller adquirió el estatus de "Grupo Estudiantil" con el nombre de "BÚHOs". A lo largo del primer semestre del 2016 se han tenido actividades de diferente índole: desde el trabajo crítico y formativo en la escritura creativa; la invitación de escritores con el fin de fomentar diálogo, nuevas perspectivas creadoras o medios de conciencia literaria; hasta la asistencia de cursos de primer nivel, como el del mes de abril pasado al que se asistió al Seminario "Ética y Poder en Sheakesperare" por la Dra. Marjorie Garber de la Universidad de Harvard. De tal modo, el próximo martes 17 de mayo del 2016 en punto de las 16 horas en las instalaciones de la Biblioteca Tec - Zacatecas, el "Taller Literario BÚHOs" tiene el honor de invitarle a la "Sesión Abierta: Lectura de Trabajos Semestre Enero-Mayo 2016". Se trata de la primera lectura en público de los textos realizados al interior del taller literario. Será un honor su asistencia, escucha y comentarios.

5.02.2016

Madrigal a Fuensanta

Ochos en el piso de la soledad, columna conmemorativa al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 


Josefa de los Ríos, Fuensanta, es la mujer a la que Ramón López Velarde dedica gran parte de los versos amorosos en La sangre devota. Los vaivenes temáticos en los que la describe son la contención de tradición, en forma y fondo, hasta la intimidad con que logra delinear una visión de ella: provinciana, pura, inmaculada.
     En varios textos de amor y santidad, López Velarde utiliza el “Madrigal”. Se trata de un poema de tema siempre amoroso, propuesto por una distribución dialéctica entre voz y destinataria. No hay extensión mínima o máxima de estrofas, ni versos. Estos últimos, en su fijación clásica, deben ser endecasílabos y heptasílabos, con combinaciones según el poeta, en la búsqueda por entregar sonoridad, sentido y potencia. La rima es consonante, aunque en muchas ocasiones sin organización fija. Se trata de un texto con fijaciones normativas, sin embargo libre, directamente proporcional a la imaginación del poeta.
     López Velarde es consciente de las reglas del “Madrigal”. En el poema “Canonización” se puede observar un sentimiento delicado, casto, a su amada Fuensanta. Además, en un juego de ofrenda y anhelo, el jerezano hace patente el conocimiento de las pautas. El poema inicia con la siguiente estrofa:
Primer amor, tú vences la distancia,
Fuensanta, tu recuerdo me es propicio,
me deleita de lejos la fragancia
que de noche se exhala de tus tiestos,
y en pago de tan grande beneficio
te canonizo en estos
endecasílabos sentimentales.
En la entrada “Canonización” se muestran todas las características temáticas y estilísticas del Madrigal, además de mostrarse los propósitos de López Velarde. En cuanto a los versos, el único heptasílabo del poema se encuentra en: “te canonizo en estos…”. El lugar no es gratuito, pues ahí se encierra el objetivo central del texto: invocar el matiz y tipo de devoción al primer amor, Fuensanta. El siguiente verso, a manera de guiño, muestra el juego: “endecasílabos sentimentales”. Así, se exalta a Fuensanta en cuestión de amor sagrado, por medio de la escritura poética.
     Se trata de un lugar asistido por el jerezano. Su mujer es una Eterna Señora que interpone sus designios, en donde López Velarde la observa, pecador, en el templo:
A tu virtud mi devoción es tanta
que te miro en altar, como la santa
Patrona que veneran tus zagales,
y es así como en mis versos se han tornado
endecasílabos pontificiales.
El acto de escritura, en el Madrigal, es un juego doble de pureza y perennidad. Por un lado, en el poema, las palabras son cualidades que unifican el ascetismo. Por otro, en sus rimas, se conjuntan la devoción y triple alianza de amor, poeta y santa, a partir de endecasílabos.