3.27.2017

Isidro de Sariñana y la Catedral de México

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De los alumnos más queridos y reconocidos del jesuita fresnillense Antonio Núñez de Miranda se encuentra Isidro de Sariñana. José Mariano Beristáin indica que nació en 1630, ocupó varios cargos, el principal de ellos el obispado de Oaxaca.  Fue autor de varios títulos: un sermón a la Señora del Pilar de Zaragoza, Décimas al desengaño de la vida y, el más célebre, Llanto del Occidente… exequias reales a Felipe IV en la catedral de México. Murió en su sede episcopal en 1696.
Isidro de Sariñana fue autor de un impreso con gran plusvalía, tanto en el la estima literaria, como en lo histórico. Se trata de la Noticia breve de la Solemne, deseada, Vltima dedicación del Templo Metropolitano de México…, impresa la casa editorial de Francisco Rodríguez Lupercio en 1668. Está dedicado al recién ascendido monarca infante Carlos II, bajo el mandato virreinal de Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera. Las aprobaciones inquisitoriales son a cargo del jesuita fresnillense Antonio Núñez de Miranda y de Ignacio de Hoyos. 
El impreso es una expresión de lealtad en la que se describen, en lo esencial, tres puntos. El primero, un recuento histórico de la construcción del templo catedralicio, desde la conquista de Hernán Cortés hasta 1666, año en que se terminó la cúpula y se estrenó con las referidas exequias a Felipe IV —relación que el propio Isidro de Sariñana realizó.  El segundo, elementos simbólicos de la Monarquía Católica, en la cabeza de “El Hechizado”. Finalmente, la fiesta barroca de la dedicación del templo, que se alineo con el cumpleaños de la reina madre Mariana de Austria, el 22 de diciembre de 1667, quien en ese momento fungía como la autoridad máxima del reino por la minoría de edad de Carlos II.
La alegoría central del texto por la construcción de la Catedral mexicana es el mito judeocristiano de Gedeón. Tal héroe luchó contra adoradores de Baal. Gracias al diálogo con el ángel y, en la interpretación cristiana, a la obtención del vellón, venció a los madanitas y destruyó el altar de Baal. Sobre él, construyó un templo a Yavhé. Hay una analogía de Gedeón con el primer Carlos:
Bien podemos los Españoles, sin temor de calumnias extrañas, llamar al Primer CARLOS de España el más valiente de los hombres, pues hallamos en las historias divinas vinculado este elogio a la valentía, que felizmente se logra en propagar la gloria del nombre de Dios destruyendo las aras de Baal, y reconocemos en las historias humanas que a la influencia de su Católica Majestad, se demolieron en tantas en este nuevo mundo […]. […] ¡Oh Augusto Carlos verdaderamente fuerte contra Baal!
La conquista y construcción del templo en México hacen a los reyes habsburgo merecedores del Toisón de Oro.

3.20.2017

'Emblemática' de Alciato en la biblioteca jesuita en Zacatecas

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Los jesuitas a finales del siglo XVI y durante todo el siglo XVII desplegaron un plan curricular de estudios, la Ratio Studiorum. En ella, de entre sus directrices académicas, respaldaron el uso de la imagen en la búsqueda de la apoteosis celestial. Tal argumento fue amparado por la sesión XXV del Concilio de Trento: el arte debía ser utilizado para la propaganda del dogma.
Un vehículo idóneo que conectó la sesión tridentina con la fiesta barroca fue la obra del boloñés Andrea Alciato y su Emblematum Liber, publicada en la primera mitad del siglo XVI. De hecho, en la Nueva España tuvo la obra una amplia difusión al punto de, en razón de las propuestas académicas, publicarse la primera edición de La Emblemática de Alciato en América, bajo el título de Omnia Domini Andrea Alciati. Emblemata…, en 1577.
En Zacatecas, las primeras misiones circulares de los jesuitas datan de 1573. Al final del siglo XVI consolidaron un sitio “oficial”. A partir de tal momento, los jesuitas se apuntalaron como una de las órdenes más importantes en la ciudad.
Se debe destacar la biblioteca jesuita, que aún se conserva bajo el nombre de Biblioteca Elías Amador. En ella, dentro de sus múltiples títulos, se encuentra una edición de la Emblemática de Andrea Alciato. Se trata de la Declaración magistral sobre los emblemas de Andrés Alciato…, traducción del valenciano Diego López. El libro fue impreso en la ciudad de Nájera por Juan de Mongastón, en 1615.
No debe olvidarse que la emblemática, en la propuesta de Alciato, es la articulación artística de una pintura, un poema y un mote. Sus fuentes son de contenido hermético, los símbolos que se muestran dan por lo general una doctrina moral. De allí que los jesuitas retomaran sus postulados para, por un lado la formación, así como la producción artística posterior.
La Declaracion magistral… que resguarda la antigua biblioteca jesuita en Zacatecas es un testimonio del desarrollo emblemático, no sólo en la ciudad, sino en la Nueva España. Se trata de la segunda traducción de los emblemas de Alciato. Antes, los había traducido Bernardino Daza Pinciano en 1549.
La riqueza de la obra de Diego López va encaminada en al menos dos sentidos. Primero, la riqueza del grabado y el impreso mismo. Segundo, la narratio philosophica. Se albergan los comentarios traducidos sobre la emblemática por Francisco Sánchez de las Brozas –“El Brocense”– y de Claude Mignault. Estos sirvieron para la producción de Expresiones Novohispanas de lealtad, sobre todo al momento de justificar el aparato efímero con emblemas. La fiesta barroca por jesuitas en Zacatecas demuestra el conocimiento de La Emblemática de Alciato y otros autores. Aún falta corroborar sus fuentes, a la luz y revisión las obras, con respecto de su biblioteca.

3.13.2017

Emblemas de la muerte: de Otto Vaenius a Joaquín Bolaños

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A Isabel Terán por el diálogo literario novohispano...

Los emblemas Otto Vaenius tuvieron amplia difusión durante los siglos XVII, XVIII y XIX. En múltiples espacios artísticos se encuentran referencias de sus emblemas, principalmente la Quinti Horati Flacci Emblemata… (1607). Cabe mencionar que Otto Vaenius fue alumno de Federizo Zuccaro y maestro de Rubens.
La Quinti Horati Flacci Emblemata… es un libro de emblemas con una dimensión moral, política, hermética y amorosa. Es menester recordar que el emblema, en la propuesta de Alciato, se compone por una pintura, un poema y un mote, siguiendo a grandes rasgos el pensamiento hermético y el sentir horaciano ut pictura poesis. De allí el título del libro por Otto Vaenius, un conjunto de emblemas con grabados, poemas latinos y motes.
La publicación tuvo un éxito impresionante. Fue editado en varias ocasiones, agregando una variante especial: los poemas fueron traducidos a lenguas modernas y, lejos de una exclusividad de la lengua, hubo ediciones políglotas. Por ejemplo, la edición Othonis Vaeni Emblemata Horatiana… en Amsterdan por Henricum Wetstenium albergó poemas en latín, alemán y francés. En España, apareció con el título de Theatro moral de la vida humana, en cien emblemas… en 1672, con el anexo de La tabla de Ceres...
En la Nueva España, se han encontrado diversas referencias a Otto Vaenius, aunque aún hay elementos por indagar. Una de ellas es la novela La portentosa vida de la muerte (1792) del franciscano –ordenado en el Colegio de Propaganda Fide de Guadalupe en Zacatecas– Joaquín Bolaños. Isabel Terán, quien ha investigado a fondo a la obra y al autor, indica que la novela tiene matices barrocos, por ello cayó en juicio de la crítica por sectores cultos y progresistas de la época, quienes propugnaban el gusto por el neoclásico.
La obra es el dechado de vida de La Muerte. De entre sus recursos, viene acompañado de los grabados de aguafuerte por Francisco Agüera Bustamante. Las imágenes son empresas (emblemas que carecen de poema), con su mote y referenciadas en el contenido de la obra de Bolaños. Es ahí la concordancia entre algunos emblemas de la vanitas de Otto Vaenius y La portentosa vida de la muerte.
Un ejemplo, el grabado trece y el emblema 98. Se trata de la muerte acechando una casa, en ataque a todos por igual. En la versión de Vaenius, la muerte con su guadaña, en la de Bolaños con un cañón. En ambos, el Memento mori en el mismo sentido: “(Ni porque sea divino en su linaje, / siendo humano) ninguno se escapa: / que es Mar la muerte.” Así, en la obra de Bolaño la Muerte llega con cañones a la casa de una rica: Ascendit mors per fenestras nostras-La muerte ha subido por nuestras ventanas, mote de Jeremías.


3.06.2017

Elogio alegórico a Carlos II

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La transición dinástica de Austrias a Borbones entre los siglos XVII al XVIII fue la primera gran crisis monárquica que vivió la Nueva España. Al no tener hijo heredero Carlos II y la poca solidez de su reino fueron en resumidas cuentas las condiciones del traspaso del poder entre dos familias reales hasta ese momento enemigas. A pesar del traspaso “legal” por medio del Testamento de “El Hechizado”, la familia Austriaca al mando de Leopoldo I desató la denominada Guerra de Sucesión Española.
En tal periodo de incertidumbre y movimientos políticos marciales, es quizá la figura de Juan Ignacio María de Castorena y Ursúa la más importante en términos culturales. Esto se debe a sus múltiples conexiones, apariciones y cargos en la Nueva España, además de los importantes esfuerzos editoriales que realizó.
Nació en Zacatecas en 1677. Según Beristán, fue doctor en derecho y cánones por la Real Universidad de México, con estudios de teología en Ávila. Los cargos más renombrados son el de rector de la Real Universidad y arzobispo de Yucatán. A su mando se imprime la primera publicación periódica de América, La Gaceta de México y las recopilaciones póstumas de los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz.
Con todo ello, Juan Ignacio María de Castorena y Ursúa tiene una serie de textos, sermones y pareceres que cifran el proceso de transición, en términos simbólicos. El 15 de agosto de 1701 signa el parecer del libro El sol eclipsado…, relación de exequias a Carlos II en la Nueva España por el jesuita Agustín de Mora.
En el texto del zacatecano se cifra una alusión alegórica, es decir, la representación simbólica de un elemento que detona en amplias proporciones. El objetivo era explicar el traspaso de poderes, de manera “natural”, esto es que no hubiese problemática alguna o guiño en cuanto a la discordancia política que ambas dinastías habían alimentado durante el siglo XVII.
Para ello, Ignacio de Castorena y Ursúa comenta la oración latina y el motivo del libro. Carlos es un sol eclipsado, renace en Felipe V con novísimas flores de lis. La alegoría, un acróstico cifrado:
[…] despuntaban también sobre los doce signos del Zodiaco, en una, y otra zona, señalando las seis letras del Augusto Nombre del Cesar su Abuelo, con las iniciales de las Majestades políticas más celebradas de la fama: Carlo magno, Alejando, Rodolfo, Luis, Octaviano, Severo; y en las otras seis los Reyes de las cosas naturales: C. Corazón rey de los miembros, A. Águila de las Aves, R. Rosa de las Flores, L. León Rey de los Brutos, O. Oro de los metales, S. Sol rey de los astros.
El nombre de CARLOS, con motivos axiológicos.

3.01.2017

Versos a Nuestra Señora de los Dolores por José de Castro

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Fray José de Castro fue un poeta nacido en Zacatecas en 1648. Según refiere Mariano Beristáin, perteneció a la orden franciscana. Fue Lector de Teología, proministro y padre de la Santa Provincia de San Francisco de Zacatecas. Entre otros puntos, Beristáin comenta que fue misionero apostólico, provincial y vocal en el capítulo general de Roma de 1688, hecho que lo llevó a visitar la Santa Sede. Sus últimos días los pasó como predicador apostólico del colegio de la Santa Cruz de Querétaro, donde falleció.
Gran parte de sus obras poéticas se conocieron de manera manuscrita en su tiempo, debido a los usos y modos de circulación de la época. No debe olvidarse que, por ejemplo, Las soledades de Góngora se conocieron por vez primera en manuscrito y el cordobés jamás las vio salidas de las prensas. En el caso de José de Castro, muchas de sus obras fueron de esta manera, aunque otras se editaron e imprimieron en más de una ocasión.
El más célebre, Viaje de América a Roma, poema festivo de su viaje a la península itálica. La primera edición salió en Madrid por Juan García Infanzón en 1689. Fue reimpresa en México por la casa editorial de Rodríguez Lupercio en 1690.
Otra obra de especial interés es Varias poesias a lo divino…, reimpresas en México por la casa de la Viuda de Don José Bernardo de Hogal en 1746. De momento no se ha podido encontrar lo que sería la primera edición, con todo y que existan varios cuestionamientos al respecto. Se trata de un texto que contiene “Décimas a Nuestra Señora de los Dolores”, “Acto de Contrición”, “Redondillas a las llagas de N. S. Padre S. Francisco” y “Acto de contrición en octavas”.
Sobre “Décimas a Nuestra Señora de los Dolores” es probable que sean las Lamentaciones a la Virgen María Dolorosa que Beristáin comenta. En todo caso, se trata de un conjunto de 50 décimas laudatorias al dolor de la virgen María en el clímax del Viernes Santo.
El estilo de José de Castro en estos versos busca encomiar la imagen a partir de puntos y elementos grávidos. Tal es el caso, por ejemplo, de la onceava décima que contrasta la pleitesía de los astros ante el dolor y la pérdida:
Sol y Luna con desmayos
pagan al dolor tributo,
y arrastran funesto luto,
en vez de lucientes rayos:
Corteses fueron ensayos
mostrar que sienten sus cruces
y visten doce capuces
con estilo singular
el pésame quieren dar
a la Reyna de las luces.
José de Castro da una imagen de contenido emblemático: el llanto de las estrellas por el eclipse del Sol más alto y la reina de las luces. Retrato poético de la crucifixión y el dolor de la eterna señora.