4.17.2017

Aclamación a Luis I por la Real Universidad

Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultural en el periódico Imagen



El ascenso de Luis I al trono en 1724 fue gracias a la abdicación de su padre Felipe V, primer rey de la casa Borbónica en España. Las disposiciones de sucesión tenían precedentes con Carlos V y Felipe II, por lo que a pesar de que provenían de dinastías distintas, los discursos laudatorios manifestaron continuidad, esperanza y grandeza. El hecho suscitó otra particularidad: aclamación y alzamiento del pendón, celebración exclusivamente en tono festivo.
 En la ciudad de México hubo varias afirmaciones en honor al ascenso del nuevo monarca. Una de las más importantes no sólo por la expresión de lealtad en sí, sino por la formación de una plataforma cultural total fue la aclamación realizada por la Real y Pontificia Universidad de México. Se trató de una serie de festejos en los que participaron las diferentes facultades, a saber, Teología, Leyes, Cánones, Medicina y Artes. Además, se realizó un extenso certamen poético dividido en cinco temas generales. La expresión de lealtad estuvo bajo el mandato del rector Pedro Ramírez del Castillo.
Posteriormente, en 1724 la casa editorial de José Bernardo de Hogal en el Puente del Espíritu Santo se publicó Letras Felizmente Laureadas, y laurel festivo de letras…, relación de la aclamación a Luis I. De este impreso, la antigua biblioteca jesuita de Zacatecas –hoy Biblioteca “Elías Amador”– resguarda un ejemplar en óptimas condiciones. Fueron descritas por Fray Cristóbal Ruiz Guerra y Morales, quien era presbítero de la Orden de San Juan de Dios y maestro en Filosofía.
El libro está dividido en tres partes generales. Las primeras, la declaratoria de Pedro Ramírez del Castillo,  junto con las aprobaciones y pareceres, de las que destaca la del Dr. Juan José Eguiara y Eguren. Posteriormente, la relación festiva de las aclamaciones y festejos, acto principal la de un desfile con dioses y propuestas dramatizadas en emblema triplex. Finalmente, los resultados del certamen: obras y numerosos poetas, destacando la presencia de José de Villerías y Cayetano Cabrera y Quintero.
Como muestra del despliegue poético, el soneto acróstico central del desfile:
De las Ciencias, y Musas a la Esfera,
Oy sube este Garzón, Marte Cristiano,
No permitiendo, que a su orgullo ufano,
Lo alto de ella por alto se le fuera.
Venció el medio, y así vencer espera
Inclito LUIS a Apolo soberano,
Siendo disposición de su alta mano
Porque en ventaja tal medio no hubiera.
Rey de sus voluntades, aunque lo hizo
Ingenioso el amor; hoy duda en tanto
Mar de grandezas: ¿cuál es más preciso?
El callar, o decir? Pues si su espanto
Reverente las calla, será hechizo;
O si aplaudirlas quiera, será en-canto. 
El poema antepone una futura decisión en cifras que guiñó en la predestinación del soberano: el callar o decir…

4.10.2017

Romance por un acto de contrición

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La poesía en la Edad Moderna en muchos casos tuvo tintes religiosos. Su elaboración se debe a dos procesos que tienen que ver con el curso de la tradición poética medieval, así como a la fórmula de propagación del dogma blindada institucionalmente en el siglo XVI.
La poesía hispanoamericana religiosa se inscribe, por tanto, en dos senderos. En el Medioevo, la inercia de la preponderancia del sentido del oído junto a su réplica mística; ejemplo tácito los versos de Gonzalo de Bercero. Ya en el siglo XVI, el Concilio de Trento en la justificación de que el arte debe servir para la propagación del dogma, así como los Ejercicios de Ignacio de Loyola, que marcaron pautas en la reflexión en torno a productos de carácter metafísicos.
Los siglos XVI y XVII fueron por tanto un periodo en el que muchas obras poéticas estuvieron apegadas a la reflexión y arrepentimiento, para el engrandecimiento del alma. Cabe resaltar los versos de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús, con caminos místicos de redención, tales como la célebre “Subida al Monte Carmelo”.
En el caso novohispano, el poeta zacatecano de la orden de San Francisco, José de Castro realizó una serie de versos que contuvieron esa propuesta entre lo poético y lo religioso. Uno de ellos, “Acto de Contrición”, manifiesta el proceso de arrepentimiento y reflexión, para la ascensión del alma.
El poema se encuentra impreso en Varias poesías a los divino…, que apareció en la reimpresión por la orden de la Santa Cruz de Querétaro en 1746, por la casa editorial de la viuda de José Bernardo de Hogal. Sobre este impreso aún hay mucho que indagar en cuanto a su proceso como libro.
El poema es un romance, esto es, un texto poético organizado por estrofas de cuarto versos octosílabos con rimas asonantes en pares. Del impreso, la extensión del poema es de veinte fojas. En su estructura temática, el poema contiene un orden a manera plena de acto de contrición: reconocimiento del pecado, arrepentimiento ante las faltas y alabanzas al poder divino, junto al propósito de no volver a pecar. Así, en un momento específico, la voz del poema usa el sentido de la vista para encontrar la redención:
   Pero si miro hacia ti,
oh piadosísimo dueño
en cinco fuentes de sangre
golfos de piedad encuentro.
Grande, señor, es el daño,
que infelizmente padezco,
pero mirando esas Llagas
hallo mayor el remedio.
El poema, en sinestesias, hace referencias a pasajes de la pasión de Cristo, manifiesto de la ingratitud del hombre. Al final, la búsqueda del cielo, poema-oración:
Misericordia, mi Dios,
perdón, dulcísimo Dueño,
piedad dulce Jesús mío,
remedio, Señor, remedio,
socorro, Señor, socorro,
que me pierdo, que me pierdo.

4.03.2017

Simbolismo de las columnas catedralicias de Zacatecas

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Han sido muchos los pasajes de la iglesia principal de Zacatecas. En resumidas cuentas, su erección como parroquia mayor de la ciudad se remonta para 1568. Se trataba de apenas un espacio para la consagración. A la centuria siguiente, un segundo templo fue levantado, con proporciones más sólidas. Un incendio a principios del siglo XVIII deterioró en mucho su estructura. En la segunda mitad del XVIII, se iniciaron trabajos de la actual fachada. En el siglo XIX fue bendecida como catedral y sede oficial del obispado zacatecano. La segunda torre fue terminada a principios del siglo XX. Hace algunos años se colocó el altar mayor.
Las fachadas son de estilo barroco. La de Oriente es dedicada a la virgen de la asunción y también, en su centro solar, la disputa del sacramento-misterio. La Norte se le dedica a Cristo y la Sur a Nuestra Señora de los Zacatecas. Sus columnas tienen solturas salomónicas híbridas con detalles vegetales.
Dentro de la tradición judeocristiana, el simbolismo de las columnas se funda en el relato de Jacob. Él sueña una inmensa escala que conectaba al supra e inframundo. Al despertar, consagró la piedra que le sirvió de almohada –Bethel–, con la que construyó la Casa de Dios. Esa misma piedra fue la del Templo salomónico. Las columnas no son más que la representación de la escala.
En arquitectura, hay tres tipos de columnas en su dimensión grecolatina: dóricas, jónicas y corintias. En el Barroco se conformó la salomónica, de manera helicoidal, con la creencia de que estas se habían formado en el templo de “El Sabio”. Sobre esta propuesta, el libro barroco canónigo que desarrolló y generó estilos arquitectónicos en la Edad Moderna fue Arquitectura civil, recta y oblicua… de Juan Caramuel. En su tratado, argumenta que las columnas jónicas deben ser para héroes masculinos como Hércules, las dóricas a dioses del tiempo, la guerra y la muerte, mientras que las corintias a la diosa Palas, por ser guerrera, maternal y sabia. Las salomónicas, sobre el proyecto de Hiram Abif, Hiram rey de Tiro y el rey Salomón, sus columnas representan Fuerza y Vigor, de allí su forma helicoidal.
En la catedral zacatecana, hay tres juegos de columnas. La Norte, no sólo tienen estilo jónico-toscano, sino que representan héroes-atlantes que sostienen al mundo. En la fachada Sur, son salomónicas con detalles corintios, pues Palas, en su reinterpretación renacentista-barroca, fue considerada la Virgen María. La de Oriente, se encuentra en las mismas proporciones, salomónicas con detalles corintios. El aspecto vegetal es un guiño al poder de la divinidad. Dentro de las columnas, alegoría de los límites in media res de la Iglesia, el paraíso, la fortuna, la salvación. Fuera de él, un desierto, vacío y caída.