3.22.2016

Festival de Semana No Santa Zacatecas 2016


El sábado 26 de marzo a las 21 horas realizaré una lectura de poemas inéditos, en el marco del III Festival de Semana No Santa Zacatecas 2016. Compartiré mesa con la Dra. Anna María D'Amore. El lugar será en el Fénix Cafebreria, Callejón de Rosales No. 107, Centro Histórico, Zacatecas, México. No falten. 

3.08.2016

Tu nombre, Fuensanta

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al Periódico Imagen por la publicación. 



La primera edición de La sangre devota apareció en enero de 1916, auspiciada por Revista de Revistas, antecedente del Excélsior. Al año siguiente se publicó una segunda edición. Ningún poema fue corregido en métrica, figura o punto. Incluso, en respeto a la obra Princeps, la portada por el ingenio de Saturnino Herrán fue la misma a la de 1916, una figura femenina y la iglesia de Churubusco.
Aparece sí una aclaración en el prólogo a la edición de 1917: “Deseo afirmar que por lealtad y legalidad conmigo mismo esta segunda edición es idéntica a la de 1916, sin cambio de una palabra, ni de un punto, ni de una coma. Una sola novedad: en el primer poema, el nombre de la mujer que dictó casi todas las páginas.”
La aclaración viene al caso por un motivo: Josefa de los Ríos falleció el 7 de mayo de 1917. Consta, no la aparición del nombre de «Fuensanta» en el verso, sino a manera de α-ω, el andar cronológico en vida y muerte por la mujer de La sangre devota. Constituye, además, una zozobra del poeta por la partida de su mujer.
Son al menos cinco poemas en los que se percibe de manera directa el tropo «Fuensanta». La relación nominal que se utiliza, a manera de metáfora en odalisca, no se refiere a una hipérbole amorosa, es la búsqueda por construir una poética dialógica, con sutiles rasgos entre tradición y transgresión.
Un ejemplo claro de tal punto se puede observar en el poema “Para tus pies”. En López Velarde, la mujer es templo, es artefacto y es música. Por ello describe en formulación de un mismo cuerpo, la posición de Fuensanta y un piano.
Porque yo sé de tu planta ser de todas la más pura,
tu planta sabe las rutas sangrientas de la Pasión,
que por ir tras Jesucristo por calles de la Amargura
dejó el sendero de lirios de Belkis y Salomón.
La clave del verso se encuentra en la ambivalencia de significados de “planta”, que por un lado es el medio por el que se modulan sonidos en el piano, por otro es un estoico vegetal que espera digno en el jardín de la amada. Por ello, habla del sacrificio y la amargura, que deja atrás los devaneos entre la reina de Saba y el rey del Eclesiastés.
El mote es usufructo:
Y así te imploro, Fuensanta, que en mi corazón camines
para que tus pies aromen la pecaminosa entraña,
cuyos senderos polvorosos y desolados jardines
te han de devolver en rosas la más estéril cizaña.   

Camino, pies y unción, en el hálito dialógico se funden. Por tales texturas, en el fervor, López Velarde la nombra: Fuensanta.