7.31.2017

"Vida ejemplar..." de Antonio Núñez de Miranda

Muy noble y leal ciudad: Artes y Letras del Zacatecas virreinal, columna cultual en el periódico Imagen. 


El jesuita Antonio Núñez de Miranda es una de las figuras culturales más importantes de la segunda mitad del siglo XVII en la Nueva España. Si bien, la mayoría de sus referencias hablan de la relación con Sor Juana Inés de la Cruz, esto es apenas un capítulo de su amplia actividad. Se destaca por confesor de virreyes, maestro, literato, calificador o sermonista.
Núñez de Miranda nació en Fresnillo el 4 de noviembre de 1618. Según el Libro de Partidas Sacramentales de 1613-1621 del Archivo de la Parroquia de la Purificación de Fresnillo, fue bautizado el 19 de noviembre de 1618, en compañía de su padre el capitán Diego Núñez de Miranda y su madre Gerónima de Valdecañas.
Su formación, actividad eclesiástica, algunas obras literarias, relato de sus exequias, así como la exaltación de sus virtudes fueron retratados en la obra Vida ejemplar, heroicas virtudes, y apostólicos ministerios del V. P. Antonio Núñez de Miranda de la Compañía de Jesús… por el jesuita Juan de Oviedo, rector del Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México. Fue impreso, a siete años de la muerte del fresnillense, en 1702, en la casa editorial de los Herederos de la Viuda de Francisco Rodríguez Lupercio.  
 El impreso se compone de dos Libros del mismo título: “De la vida, y virtudes del Venerable Padre Antonio Núñez de Miranda”, ambos divididos por capítulos. En el primero se habla de los primeros años del fresnillense, desde su nacimiento, hasta el ingreso a la Compañía. El segundo, es un recuento de sus obras, virtudes y últimos días. Es un texto literario en tono hagiográfico, en cierto modo con una disposición cronológica.
Del segundo libro, está el capítulo “Dase noticia de la Madre Juana Inés de la Cruz a quien hizo Religiosa el P. Antonio”. Ahí, brevemente se describe la consulta de Sor Juana para su ingreso a las carmelitas y luego a las jerónimas y la polémica con Manuel Fernández y la Carta a Sor Filotea.
El final del impreso está anotado con una breve descripción de las exequias y el túmulo. El entierro fue el viernes 18 de febrero de 1695. El 20 de abril en el Colegio de San Ildefonso se realizaron las exequias. El túmulo era de seis varas, con cuatro pirámides de cuatro varas en lo alto. En el centro, en la segunda grada, se puso una tumba con un espacio para que la rodearan el Preste y los ministros. En frente de la primera grada se colocó un elogio sepulcral latino y una tarja. A las exequias asistió el virrey Gaspar de la Cerda y Mendoza conde de Galve. La vigilia y misa cantada la dio el Dr. Alonso Alberto Velazco, arzobispo de Manila y alumno de Antonio Núñez de Miranda.

7.26.2017

Jura Real por la victoria de Felipe V

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La sucesión de Felipe V al trono (1700) fue un complejo proceso político en todo el contexto europeo. El anterior rey, Carlos II de los Austrias, murió sin hijo heredero al trono. A menos de un mes de su muerte, signó su testamento dejando la corona a Felipe V –de la casa dinástica de los Borbones y nieto de Luis XIV de Francia– sin otorgarle el trono al archiduque Carlos —hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Leopoldo I de la casa de Austria.
El traspaso de poderes no satisfizo a Leopoldo I, quien pronto declaró la guerra a España y a Francia, denominada la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). Participaron Holanda, Saboya, Portugal, Baviera y los reinos británicos, por mencionar los más relevantes. Al interior del reino español, Cataluña apoyó al bando del archiduque Carlos, mientras que Castilla a Felipe V.
La Nueva España se mantuvo fiel a los designios de la capital hispánica y, dada su anexión jurídica al reino de Castilla, estuvo en el bando borbónico. Cabe mencionar que no hubo algún levantamiento o pronunciamiento del tipo marcial o social, únicamente existieron pareceres y sentires literarios-arquitectónicos, que fueron la ventana ideológica de ambos lados del atlántico.
Así, uno de los combates decisivos en favor de Felipe V fue proclamado como renuevo de jura por la Real Universidad en la Nueva España. Se trató de la batalla de Villaviciosa (1710), que fue de los avances más importantes para los Borbones.
Se imprimió una relación (1712), titulada Festivo Triduo, de vida aclamación, a los Gloriosos Triunfos de las Católicas Armas de nuestro Invicto Rey de las Españas…, por mano de Baltasar de Alcozer y Sariñana, quien fuera sobrino de Isidro de Sariñana obispo de Yucatán (alumno del jesuita fresnillense Antonio Núñez de Miranda). Vino acompañado de un sermón por Juan Ignacio de Castorena y Ursúa, en honor al rey y a su heredero el príncipe Luis Fernando.
Se debe decir que la transición trajo una nueva iconografía de Estado, principalmente con la flor de lis característica de los Borbones. No obstante, hubo varios símbolos de la casa de Habsburgo que, dada recepción en la corona hispánica, se mantuvieron. Tal es el vellocino de oro. En el aparato de la Real Universidad aparece un religioso franciscano “haciendo ostentación de la Teología Mística”, ascendiendo al cielo y en visión de palabra por San Juan Apocalíptico, que en dos rostros era León y Cordero. Ahí la analogía, con la siguiente décima:
Porque el Cordero en el Cielo
El Libro abre con primor
Le publican Vencedor,
Las Coronas por el suelo.
De este mismo paralelo
Se tributa Aclamación
Hoy de Philipo al blasón
Pues Sabio a un tiempo, y Guerrero,
Ilustra como Cordero,
Y Vence como LEÓN.

7.17.2017

Personajes y escritores ilustres por Rivera de Bernárdez

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José Rivera de Bernárdez, conde de Santiago de la Laguna, en su Descripción breve de la Muy Noble y Leal ciudad de Zacatecas… (1732) ofrece quizá la primera reunión-antología de personajes humanistas en la región. Se trata de los puntos IX “De los varones ilustres, que en santidad y dignidad han florecido en esta ciudad” y X “Otros insignes varones en virtud y letras y célebres matronas, que han ilustrado esta nobilísima ciudad.”
El recuento es por analogía a Roma:
La cabeza del mundo, la ciudad de las ciudades, y capital del universo en sus poblaciones, la celebérrima Roma fue levantar sobre sí misma famosa por sus máximas en lo militar, literario, y político.
Los primeros personajes mencionados tienen que ver con órdenes religiosas. A la cabeza, aparece fray Margil de Jesús, una de las columnas grabadas del Convento de San Francisco. Después Gregorio Moya, dominico y administrador. También está Gregorio López, considerado el primer ermitaño de América, “ilustrando en las oscuridades de su retiro el misterioso tratado del Apocalipsis.”
En torno a la elocuencia y dignidad, el personaje al que más le dedica líneas y reconocimiento José Rivera de Bernárdez es Juan Ignacio María de Castorena, Ursúa y Goyeneche. Curiosamente, como canon de la época, no menciona si quiera la Gaceta de México, que lo reconoce como el primer periodista de América. Menciona sí sus puestos, como rector de la Real Universidad de México, Calificador del Santo Tribunal de la Inquisición u obispo de Yucatán. Agrega el conde las fundaciones de templos y fiestas en Zacatecas, así como otras partes de la Nueva España.
El texto enaltece a más de quince personajes. Destacan: el Dr. Francisco Pérez de Aragón, abogado de la Real Audiencia de Guadalajara; el Dr. Pedro Villegas y Zevallos; fray Manuel de Mimbela obispo de Guadalajara; el Dr. Juan de Alcalá, canónico de la iglesia de Michoacán; Agustín de Zavala, del hábito de Santiago por el rey; el primer conde de Santiago de la Laguna, don José de Urquiola, tío de Rivera de Bernárdez; o el conde de San Mateo de Valparaíso, don José de la Campa y Cos.
Otro de los personajes que menciona es al jesuita fresnillense Antonio Nuñez de Miranda. Aborda sí su condición de sacerdocio y calificador, aunque no da una sola mención en torno a su relación con Sor Juana Inés de la Cruz o con su alumno Isidro de Sariñana. Está a su vez José Núñez de Miranda, hermano de Antonio, quien fuera padrino de Juan Ignacio de Castorena.
Rivera de Bernárdez da un apartado en el que incluye también a mujeres. Destaca María de Figueroa, quien “Se dio a la poesía, y hacía buenos versos […].” Uno de los cuadernillos lo conservó Juan Ignacio de Castorena.

7.10.2017

Descripción de Zacatecas por Juan Maraver

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Piscina Zacatecana, convento hospital de N. P. S. Juan de Dios reedificado. Dedicación solemne… es uno de los impresos más importantes de Zacatecas en todo el ciclo colonial. Fue escrito por el clérigo zacatecano Juan de Santa María Maraver en 1720. El asunto central del libro es la dedicación del templo a San Juan de Dios, solemnidad realizada los días 23, 24 y 25 de febrero de 1718 por Antonio Rodríguez Lupercio. El texto fue patrocinado y dedicado a José de Urquiola, quien en ese momento era alcalde ordinario, y a su heredero José Rivera de Bernárdez.
El libro puede ser dividido en cuatro partes, además de las dedicatorias, pareceres, licencias y sentires. El primero es la descripción de Zacatecas por Juan Maraver. Luego, un recuento biográfico de fr. Ambrosio de Leoz y los devenires históricos del convento de San Juan de Dios. Posteriormente, la relación de la fiesta por la dedicación del templo antedicho, con la descripción del arco triunfal y el certamen literario realizado en tal honor. Finalmente, los resultados del certamen con el título de Palestra ingeniosa, que a la Dedicación del Convento Hospital de N. P. San Juan de Dios celebraron los ingenios Zacatecanos…, por la mano del Bachiller Lucas Lascano, quien era clérigo presbítero, sacristán mayor y examinador sinodal del obispado de la Nueva Galicia.
La descripción que Juan Maraver hace de la ciudad va desde la presentación de su riqueza, el modo de los habitantes, las diferentes congregaciones, el gobierno de la ciudad y la posición que ocupa el convento de San Juan de Dios.
A manera de eckfrásis, el autor realiza un recuento de los motivos del blasón de Zacatecas otorgado por Felipe II:
[…] con los títulos honoríficos de muy Ilustre, y muy Leal; por Cédula especial, que le concedió la Real Majestad del Señor Don Felipe II (que está en el Cielo) quien le dio el privilegio de Armas, y son, una Imagen de Nuestra Señora la Virgen María en un monte: (este dicen que es, el que los naturales de esta tierra llaman la Bufa) en el repecho de una cifra de PHILIPPO, en memoria de la Majestad, que le honró; abajo las pinturas de los nobilísimos Héroes, que le conquistaron; a las plantas de estos sus efigies, escritos de cada uno, su nombre: en la coronilla del picacho la Santa Cruz: a los lados el Sol, y la Luna: orladas con ases de flechas, y arcos, armas de sus naturales: dos tarjas escritas de las Cédulas de sus grandes privilegios; y en dos columnas gravado el NON PLUS ULTRA, por serlo de su Imperio.
El blasón es la distinción que tiene Zacatecas con respecto a otras ciudades de la América hispánica, privilegiadas formas de expresar lealtades monárquicas.

7.06.2017

José de Villerías en la jura a Luis I

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La Real Universidad en 1724 celebró un festejo regio y un certamen poético por la jura a Luis I. La fiesta de Estado fue el 3 de octubre de 1724, en las instalaciones de la Real Universidad. Además, se elaboró un aparato festivo dentro del edificio.  Los comisarios de la fiesta fueron el Dr. José de Eguiara y Eguren, el Dr. Nicolás Ramírez, el Dr. Marcos Salgado, el Dr. Manuel Trebaut y el Dr. Antonio Chavier, convocados por el rector el Dr. Pedro Ramírez del Castillo.
El festejo fue publicado en el libro Letras felizmente laureadas, de la mano de Cristóbal Ruíz Guerra Morales. Según Ignacio de Castorena y Ursúa en el parecer del sermón Fénix en el incendio de la ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas…, dicho autor era oriundo de Zacatecas.
Se realizaron cinco categorías con diversos premios para el certamen. Uno de los poetas que destaca en la palestra poética es José de Villerías. Según Beristáin de Souza fue natural de México y abogado de la Real Audiencia. Fue autor de numerosas obras, de las que destaca un poema latino a la virgen de Guadalupe. También escribió algunos textos en griego. Murió joven:
¡Oh si no hubiese sido su estudio tan excesivo a su salud [destaca Beristáin de Souza] hubiese sido más robusta! Siempre enfermizo y siempre entregado a los libros, murió con gran detrimento de la literatura megicana a los 33 años de su edad en 12 de agosto de 1728.
En el certamen convocado por la Real Universidad obtuvo el primer lugar en la categoría tema orbe celeste, que trató de diez senarios jámbicos puros. También obtuvo otro segundo lugar en la categoría tercera, que consistió en glosar una quintilla en cinco décimas.
El texto a glosar:
Philipo, y Luis de un Delfín
Cada uno es Rey singular:
Que ambos Reinaron al fin,
Cuando no les pudo dar
Cetro el Padre por un fin.
Un fragmento de la glosa de Villerías es:
Entre lo que hay, que admirar,
Que nazcan, pondero yo,
De un Delfín, que no Reinó
PHILIPO, y LUIS a Reinar.
Y es que el Hado, al ver cortar
Aquella Lis del Jardín,
Mandó a la Parca ruin
Doblarla, con que ha cobrado,
Con dos vidas, el Reinado
PHILIPO, y LUIS de un Delfín.
PHILIPO, antes que el tributo
Común el Delfín para,
Y que la muerte manchara
La Púrpura con el luto;
Rey es de Espala absoluto:
Muere el Delfín, y a Reinar
Entra LUIS; mas sin llorar
A su Padre, y aunque en todo
Se asemejan en su modo,
Cada uno es Rey singular.
Los lugares que obtuvo en el certamen le valieron literariamente para realizar El Llanto de las Estrellas…, funerales a Luis I (1725).