12.28.2016

El Romanticismo y López Velarde

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



El concepto del “Romanticismo” ha sido abordado desde múltiples espacios artísticos y literarios. En muchos casos, para desdicha de tal sentido, su significado se ha vuelto trivial, pues arroja al sentir personal, corpóreo e imaginativo del ser mismo.
¿En qué senderos atraviesa el “Romanticismo? Se puede decir que es una contrarrespuesta al procesamiento metodológico de la “razón”, derivado de los procesos epistemológicos de los siglos XVIII y XIX. Alejándose de la búsqueda de la verdad, la luz como símbolo pleno de conocimiento absoluto, el “Romanticismo” es la indagación de la belleza en lo oscuro, lo inusitado, el silencio y la voz.
Umberto Eco, en Historia de la belleza, realiza un recorrido semántico del término: para el siglo XVIII era negativo, “novelesco”; para el XIX es “quimérico”. La belleza “romántica” adjudica al caos, la eternidad en su naturaleza muerta/viva y a la Femme Fatale. La belleza es inexplicable, inaudita y perenne. Si bien podemos considerar estos elementos en poetas del siglo XIX y XX, hay cambios entre lo uno y lo diverso.
El caso de Ramón López Velarde, en La sangre devota, explicita senderos de la cuenca “Romántica” y su belleza del no saber. El poema que más expone dicha hipótesis es “Ofrenda romántica”, un madrigal amoroso dedicado a doña Josefa de los Ríos, Fuensanta.
En sus seis estrofas, el poema se construye como un juego de correspondencias. La voz del poeta otorga presentes en cualidades que, en hipérbole, regresan como afinidades y consuelos para el sentir propio del autor. Es el conformar de la introspección entre amado y mujer.
Fuensanta: las finezas del Amado,
las finezas más finas,
han de ser para ti menguada cosa,
porque el honor a ti, resulta honrado.
La contemplación es la parte esencial del texto. El “Romanticismo”, de alguna forma exige un recogimiento y socavamiento de quien admira. La preciosidad es natural, en su estado de plenitud bestial. Ramón López Velarde divisa su hermosura con el sufrimiento judeocristiano.
La corona de espinas,
llevándola por ti, es suave rosa
que perfuma la frente del Amado.

El madero pesado
en que me crucifico por tu amor,
no pesa más, Fuensanta […].
El sentir y el sufrir se alejan, mediante el sendero del desgarro en Cristo y su pasión. Todos los menoscabos se reivindican en la figura de Fuensanta, que en estigma le pertenecen. Por ello, entrega su única sazón, para que eternamente florezca:
[…] permite que te ofrezca el pobre don
del viejo parque de mi corazón.
Está en diciembre, pero con tu cántico
tendrá las rosas de un abril romántico.

Bella Fuensanta,
tú ya sabe el secreto: ¡canta!
El secreto “Romanticismo” lopezvelardeano es su contemplación sonora. El poema y la belleza están en ella, alejados de toda razón.

12.19.2016

Investigar a López Velarde, un estado de la cuestión

Ochos en el piso de la soledad, columna conmemorativa al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



Ramón López Velarde, como objeto de investigación, sin duda alguna presenta actualidad, utilidad y contiene frentes de estudios aún sin abordar. Su figura, ya sea como poeta o como ciudadano ante las circunstancias del país en el traspasar del siglo XX, sigue siendo para muchos un “enigma”.
Son múltiples las posibilidades, no obstante la enorme cantidad de libros y autores “canónigos”. La construcción de un estado de la cuestión testifica los intereses por agrupaciones: amantes de la cultura, escritores, historiadores e investigadores literarios los que se han abocado a la figura del jerezano.
En un primer conjunto estarían los escritores que buscaron “glosar” la obra. Allí están “conocedores”, lectores afines, eruditos que entregaron cuidadas reflexiones. A la cabeza Eugenio del Hoyo, junto a títulos como Fuentes de Fuensanta o las cavilaciones de los Contemporáneos. En ese codeo, los comentarios de comparsas generacionales, como José Juan Tablada o incluso los de Alfonso Reyes.
Otro conjunto, con una rigidez metodológica, la abrió la tesis doctoral de Allen W. Phillips, publicada como Ramón López Velarde, el poeta y el prosista. Los comentarios de Octavio Paz en El camino de la pasión: Ramón López Velarde, son a raíz de la disertación de Phillips. A partir de aquí, la década de los sesenta que sin escrúpulos alejado del “nacionalismo de los cuarenta”, releyó la obra en clave literatura, muerte, amor y versos.
El siguiente grupo, una generación arriba, propuso otras discusiones. Sus conclusiones, si bien no en el marco de tesis doctorales, sino como resultado de la investigación, academia y letras, agregaron nuevas visiones y caminos. Allí están José Emilio Pacheco, Gabriel Zaid, Guillermo Sheridan, Marco Antonio Campos, Vicente Quirarte, Anthony Stanton, por mencionar los más citados.
De una generación más actual, lo que se tiene son relecturas ampliamente cuidadas, con mucha profundidad. Es menester resaltar Ramón López Velarde: el inteligente ejercicio de la pasión, editado por Juan Domingo Argüelles.
Como dato, el catálogo de tesis de la UNAM –todavía en actualización– arroja once disertaciones de grados o posgrados. La más reciente en 2008 por Estela Beltrán Morales, por el título de Licenciada en Lenguas y Literaturas Hispánicas. Cuatro fueron defendidos en el siglo XX. Todas ellas, atendiendo a diversos enfoques y caminos metodológicos, se centran en la obra en prosa y verso.
En este sentido, se pueden enmarcar tres temas de investigación por demás sugerentes. El primero, un estudio sobre el actuar preciso e ideología de López Velarde en el devenir histórico de 1900-1921. El segundo, el recuento editorial y las marcas o proyectos que impulsaron la reimpresión de La suave patria. Otro más, un análisis y catálogo íntegro de las obras plásticas derivadas de algún verso o idea de López Velarde. Son sólo algunos caminos posibles.

12.12.2016

"Alcance", boletín a Ramón López Velarde

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 





Bajo el gobierno de José Minero Roque (1950-1956), la casa de Ramón López Velarde en Jerez fue convertida en museo. Hubo diferentes actividades de difusión, entre publicaciones y eventos culturales. También se conformó el “Patronato del Museo Ramón López Velarde”, institución dedicada a divulgar la obra del poeta. 
En agosto de 1952 salió a la luz el boletín Alcance, publicación periódica que adjuntó textos que comentaron la obra del jerezano. Fue dirigido por Emmanuel Palacios, quien al mismo tiempo presidió al Patronato. Según el Diccionario de escritores mexicanos, tal escritor (nacido en Tolimán, Jalisco, 1906 y finado en 1987 en la ciudad de México) estudió medicina en la Universidad de Guadalajara, aunque no ejerció. Al año de la primera edición de Alcance, se convirtió en diputado en la Legislatura de Jalisco. Estuvo en el grupo de Agustín Yáñez y fue colaborador ocasional de varias revistas, entre las que destacan Contemporáneos, Taller y Cuadernos Americanos.
El primer número de Alcance no recogió algún texto de López Velarde, sino que albergó comentarios críticos de su obra. El primer texto de Daniel Kuri Breña, “Carácter de la Poesía Lovezvelardeana”, argumenta:
La obra poética de Ramón López Velarde, como lo han reconocido sus críticos […] no puede clasificarse en ninguna escuela. Nos ofrece “un mundo nuevo intocado, vuelto a crear”.
El segundo texto es una reproducción ilustrativa sobre el proyecto de Alcance y su director. Recogió una transmisión en radio el 21 de agosto de 1952 en Trópoli, metrópoli al aire, por la emisora XEB y XEBT, con el poeta Ramón Gálvez. Participaron Emmanuel Palacios y Luis Noyola Vázquez, autor de Fuentes de Fuensanta. Ahí, el jalisciense argumentó:
Se han publicado hasta este momento números en los cuales ya se ha reunido un buen acervo de noticias, bibliografía, artículos sobre López Velarde y obra inédita o desconocida de él mismo; de manera que el Boletín de que hablamos podrá llegar a ser el más fiel registro de lo que en todos los ámbitos se haya escrito sobre el poeta de Jerez y una guía para aquellos estudiosos, que cada día son en mayor número de este poeta que puede ser considerado como el que supo expresar el alma más íntima de México con palabra original y virginal. El Boletín se publica bajo los auspicios del Gobierno del Estado de Zacatecas cuyo mandatario, el licenciado José Minero Roque, se impuso como una de las tareas más sentidas de su gobierno, crear el Museo “Ramón López Velarde” en la casa de Jerez en donde naciera el poeta.
El impreso incluyó “A los diez años cabales de su muerte…” de Andrés Henestrosa– y la sección “Notículas”, dedicada a señalar los libros, revistas o antologías donde se publicó algún poema de López Velarde.

12.06.2016

"Casa en el recuerdo", tributo a López Velarde

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 




Un trabajo aún no realizado, al menos no en una larga amplitud, es la organización y crítica de la recepción literaria de Ramón López Velarde. Esto es ordenar y valorar aquellas obras que de alguna u otra manera han manifestado una línea directa o referencias a la poética del jerezano. En mucho, se verían estimaciones de época, elementos culturales o incluso perspectivas diversas.
Como mínimo dos conjeturas. La primera, lectores-autores con una acogida crítica, que repensaron sus más terribles y encrucijadas soledades, mediante el estímulo del verso y la medida. La segunda, lectores-autores que antepusieron el panegírico, formularon la oda y se reverenciaron ante las sonoridades.
En la segunda línea se encuentra el poemario Casa en el recuerdo de Jesús Reyes Ruiz. El libro está dedicado al entonces gobernador del Estado de Zacatecas el Lic. José Minero Roque, debido a que había convertido la casa de Ramón López Velarde en Jerez en un museo. Fue impreso en papel Malinche de 76 kilos en los talleres Gráficos de la Nación en agosto de 1955. Con un tiraje de 500 ejemplares, fue ilustrado y dirigido por Francisco Díaz de León y formado por Carlos Méndez Juárez.
Se trata de un poema de largo aliento, con 41 estrofas. Es un tributo a López Velarde y a su casa en Jerez. En varios momentos habla de la imagen y perfil del poeta, en otros de los espacios en la casa. La voz del poema busca a toda costa, en su espíritu, que vuelva a habitar el jerezano tal morada.
Se inicia con la siguiente estrofa:
Ramón López Velarde:
con los ojos antiguos del recuerdo
sensibles al fulgor de la nostalgia,
con la visión de un sueño descansando en mi frente,
sin límites reales, yo contemplé tu casa.
De tal manera, el poema de Jesús Reyes Ruiz es un hálito entre lo visto por los ojos, el poeta y su imaginario. Se añora el mutismo y espacio in illo tempore que fue creado en la poética de López Velarde, no tanto por su Zozobra-Spleen, sino por lo idílica y festiva recepción. Así, se indica:
¿Qué, sino este aposento en que el pasado
ande aún en insomnio, para el sueño
de tu soltera soledad sin tálamo?
El poema aborda varios momentos o arquetipos de la mitología personal de López Velarde, en efigies y momentos memorables de su obra. 
Tú, Ramón, escuchaste
el zenzontle solista y yo ahora
apoyaba el oído en la añoranza […].
Los versos amueblan los espacios de la antigua casa, en un repaso de elementos.
En aquel viejo pozo
el agua se teñía de la estrella más negra
y de la luna más hermosa
para esperar tu rostro.
El poema termina con una ilustración del pozo, que aún se conserva en el museo.

11.28.2016

Vetusto-Vetusta, palabras de vejez y amor

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 


Las palabras vetusto-vetusta tienen un significado y uso especial para dos poetas de provincia entre los siglos XIX y XX. No únicamente se trata de adjetivos que, en su uso, describen objetos extremadamente viejos o anticuados. Se refiere a una visión de mundo, donde los espacios, sus templos y los clamores de “antaño” toman una magia de renovación y centralidad.
En la obra del potosino José Manuel Othón la encontramos al menos en dos cuentos, donde vetusto-vetusta describe a un “caserón” y a un “convento”. En cualquiera de los casos, el ambiente a narrar es cantonal, con un mutismo entre la antigüedad y el devaneo.
Ramón López Velarde, quien dedicó La sangre devota a los espíritus de Manuel Gutiérrez Nájera y José Manuel Othón, selló un cariz a los referidos adjetivos. Al igual que el potosino, el poeta de Zozobras utilizó vetusto-vetusta para detallar lo añejo de su lugar de origen, imprimiéndole un hechizo. La característica que resalta en la obra lopezvelardeana es su ánimo por desbordar su espacio, vida y conciencia poética.  
En “Poema de vejez y de amor” se encuentra quizá la muestra de su designio poético, amoroso y provincial. Madrigal, compuesto por endecasílabos y heptasílabos, inicia con su declaración al retorno:
Mi vida, enferma de fastidio, gusta
de irse a guarecer año por año
a la casa vetusta
de los nobles abuelos […].
En el regreso, aparece la inmaculada Fuensanta. El poema es un diálogo entre ella y el poeta. El encanto de la dama es por su voz, “un verso que se canta / a la Virgen”. Se trata de un panegírico a la doncella, tan prístina y venusta como el pueblo mismo.
Ella es como Agar, hermana fiel que en las flores polícromas se unen. Por tanto es la almohada y aposento de Betel, “brazos sedeños / para ver, en la noche ilusionada / la escala de Jacob llena de ensueños”.
El madrigal es un canto a su terruño y a su amada, en los vetustos de sus ritos y símbolos. Así, es “locura grata / la de bailar contigo a los compases / mágicos de una vieja serenata […]”. También es su razón de beatífica:
por tus tranquilos ojos taumaturgos
por tu cristiana paz de mujer fuerte,
porque me llevas de la mano a Sión
cuya inmortal lucerna es el Cordero,
porque la noche de mi amor primero
la hiciste de perfume y transparencia […].
El poema termina con un Envío al “poeta hermano”, el cura de la parroquia. Él conjuga su delirio:
va la canción de mi amoroso mal,
este poema de vetustas cosas
y viejas ilusiones milagrosas,
a pedirle la gracia bautismal.
Poema, Fuensanta, provincia e intensidad son las señales de su vetusto amor y vejez.

11.26.2016

Programa Festival de Poesía Ramón López Velarde 2016




Noviembre 30 

ESPECIAL David Ojeda 
Javier Báez ZacarÌas (Guanajuato), Jorge Humberto Chávez (Chihuahua), Alejandro García (Guanajuato), Gonzalo Lizardo (Zacatecas), Víctor Hugo RodrÌguez Bécquer (Zacatecas). 
Palabras: Abel García Guízar. 
Coordina: Laura Elena Ramírez. 
Lugar: El Pulgatorio, 20:00 horas. 


Diciembre 1

RECEPCIÓN OFICIAL 
Palabras: Rubén Ibarra Reyes. 
Patio Central del Museo de Ciencias 11:00 horas. 

PRIMERA MESA DE LECTURA 
Daniela Escobar (Tlaxcala), Antonio Orihuela (España), Juan Carlos Quiroz (Aguascalientes), Gerardo del Río (Zacatecas), Raúl Tapia (Ciudad de México), Rita Vega Baeza (Querétaro). 
Coordina: Erika Isabel Varela Rodríguez.
Patio Central del Museo de Ciencias, 12:00 horas. 

SEGUNDA MESA DE LECTURA 
Alicia Camposalas (Ciudad de México), Raúl García Rodríguez (Zacatecas), Miguel Ángel Muñoz (Morelos), Aida Toledo (Guatemala), Sergio Valero (Ciudad de México). 
Coordina: Erika Isabel Varela Rodríguez. 
Patio Central del Museo de Ciencias 13:00 horas. 

TERCERA MESA DE LECTURA 
Rolando Kattón (Honduras), Cinzia Marulli (Italia), Ivón Oñate (Ecuador), Sofía Ramírez (Aguascalientes), José Javier Villarreal (Nuevo León). 
Coordina: Selene Carrillo Carlos. 
Patio Central del Museo de Ciencias 18:00 horas. 

CUARTA MESA DE LECTURA 
Ramón Bolívar (Tabasco), Rogelio Guedea (Colima), Gorka Lasa (Panamá), Enrique Noriega (Guatemala), Josué RamÌrez (Ciudad de México) Minerva Margarita Villarreal (Nuevo León).
Coordina: Selene Carrillo Carlos. 
Patio Central del Museo de Ciencias 19:00 horas. 

ESPECIAL 
Emilio Coco: poesía y poética. 
Presenta: Jorge Valdés Díaz Vélez (Coahuila).
Coordina: Selene Carrillo Carlos. 
Patio Central del Museo de Ciencias 20:00 horas. 


Diciembre 2 

QUINTA MESA DE LECTURA 
Marcela Campos (Ciudad de México), Guadalupe Dávalos (Zacatecas), José Luis Justes (Aguascalientes), Carlos López (Guatemala), Daniel Miranda Terrés (Ciudad de México). 
Coordina: Erika Isabel Varela RodrÌguez. 
Patio Central del Museo de Ciencias 11:00 horas. 

SEXTA MESA DE LECTURA 
Verónica González Arredondo (Guanajuato), Héctor Hernández Montecinos (Chile), Salvador Lira (Zacatecas), Francis Mestries (Marruecos), Carolina Ríos (Ciudad de México), Uberto Stabile (España). 
Coordina: Erika Isabel Varela Rodríguez. 
Patio Central del Museo de Ciencias 12:00 horas. 

ESPECIAL 
Bienvenida a Emilio Coco. 
Palabras: Matilde Hernández Solís. 
Coordina: Anna Maria D'Amore Wilkinson. 
Unidad Académica de Letras 12:00 horas. 

NOVEDAD BIBLIOGRÁFICA 
Un hombre, una mujer y un mirlo, de David Castañeda Álvarez (Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2015). 
Presentan: Javier Acosta (Zacatecas), Carlos Navarrete (Zacatecas). 
Coordina: Selene Carrillo Carlos. 
Patio Central del Museo de Ciencias 13:00 horas. 

ESPECIAL 
Poética y poesía y música y... ´Aullidoª, de Allen Ginsberg.
Una lectura bilingüe musicalizada Todd Clouser (Estados Unidos), Alain Derbez (Ciudad de México). Coordina: María Isela Sánchez Valadez. 
Patio Central del Museo de Ciencias 18:00 horas. 

ESPECIAL INAUGURACIÓN DE LA XXVIII FERIA MUNICIPAL DEL LIBRO 
Palabras: Ester Cárdenas Pérez. 
Portal de Rosales 19:00 horas 

ENTREGA DEL PREMIO NACIONAL DE POESÍA RAMÓN LÓPEZ VELARDE 2016 
Palabras: Cuitlahuac García Medina 
ENTREGA DEL PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA RAMÓN LÓPEZ VELARDE 2016 Palabras: Emilio Coco, Víctor Manuel Mendiola, José de Jesús Sampedro 
MENSAJE DEL SEÑOR RECTOR DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS ANTONIO GUZMÁN FERNÁNDEZ 
Coordina: Ana Lilia Morones Ruvalcaba Foyer del Teatro Fernando Calderón 20:00 horas.

EXPOSICIÓN (COLECTIVA) 
La memoria del vuelo 
Palabras: Sofía Gamboa. 
Irma Valerio GalerÌas 21:30 horas. 


Diciembre 3 

RECEPCIÓN EN JEREZ 
Palabras: Fernando Enrique Uc Jacobo 
Coordina: Rodrigo Trujillo Quija 
Jardín Rafael 12:00 horas.

11.21.2016

Ramón López Velarde y Francisco I. Madero

Ochos en el piso de la soledad, columna por el centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 


En los poemarios de Ramón López Velarde no se hace mención a los conflictos de transición política 1910-1916. Lejos de contrastar responsabilidad a su presente, muestra compromiso con su poética, senderos simbólicos en opciones taciturnas.
No obstante, Ramón López Velarde tuvo, además del poético, un perfil político. Participó activamente en Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco y Aguascalientes. Aspiró a cargos de la función pública e incluso se ha llegado a afirmar su colaboración en el Plan de 1910. Su obra periodística indica sus posiciones y el reconocimiento con Francisco I. Madero.
De 1909 a 1913, el poeta apoyó al coahuilense con artículos de opinión. Afirmó: “Este fronterizo vale, por su hombría, más que los políticos sin sexo de la ciudad de Méjico, en la que están domiciliados tantos misérrimos individuos.” Fue crítico con su actuar: “Consentir en la reelección del presidente para oponerse a la de los demás funcionarios es lo que en romance se llama andarse por las ramas. Pero creo que en esto Madero fue torpe.”
El jerezano expresó una postura en el respeto de las instituciones. Creyó en la transición política, sin embargo lo hizo desde los mecanismos jurídicos que propuso el Estado. No aprobó jamás la fuerza y las luchas armadas, apostó por la civilidad y el acuerdo entre hombres libres y de buena fe. 
Lo anterior se demuestra en “Por Zacatecas”, (La Nación, julio, 1912).  Ahí se notan las visiones de Estado del poeta.
Después de la revolución, Zacatecas ha sido gobernado por la sensatez y la honorabilidad de señor licenciado José Guadalupe González, uno de los pocos individuos de quien no nos hemos decepcionados los que fuimos antirreeleccionistas de buena fe. Y el señor licenciado González ha prestigiado al señor presidente.
Denostó a la oposición de Madero ya durante su mandato. Señaló a Robles Tolsa, gobernador de Jalisco: “[…] profesa el principio de que en política lo único malo es perder, y de ahí la hipocresía refinada con que se conduce en sus relaciones con el Gobierno Federal. […] Él sueña con un poder más alto.”
En “Fuentes contra Madero”, (diciembre, 1912) escribe denunciando a quienes “conspiran” en la enemistad del coahuilense. El texto termina: “¡Vuestro principal enemigo en Aguascalientes!”.
A días previos al asesinato, López Velarde escribió “Saetas”. Argumentó que en San Luis Potosí, “[…] donde nuestro Presidente formó y firmó su plan ‘libertador’, viven en perpetuo Viernes Santo.” Pronunció la fuerza de los liberales y el fastidio de los católicos.
Que no toquen las campanas
¡y viva la libertad!
¡Viva a Constitución!
Tienen los masones ganas
de imponer su voluntad,
y todo el mundo… ¡chitón!
Se refirió únicamente al modus del grupo del poder potosino, en contra del maderismo. En “Todo”, fijó voz y porte, su ideal. 

11.14.2016

La antología "Percepción sensorial de López Velarde"

Ochos en el piso de la soledad, columna por el centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



La obra de Ramón López Velarde además de irrumpir en la literatura mexicana con fuerza y bríos “inusitados”, ha sido objeto de sociabilidades, espacios culturales y pretextos de diálogo. Más allá de los encuentros-certámenes de lectura en voz alta sin raciocinio alguno –por muchos denostados odiosos y que el poeta rechazó en “La derrota de la palabra” –, se conformaron sesiones de otra índole, en donde la voz, la letra y la reflexión fueron la parte medular.
De las figuras más reconocidas en la gestión por difundir la obra lopezvelardeana se encuentra Eugenio de Hoyo. Jerezano también, su vida en sin duda casi una empresa caballeresca por el siempre amor a la humanidades. Sus Glosas son un ejemplo del acercamiento a una obra literaria, con las armas de la auscultación, el fervor y el profundo conocimiento cultural entre contextos símiles.
Luego de su estancia en el Instituto de Ciencias de Zacatecas, Eugenio del Hoyo se trasladó a Nuevo León para trabajar en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Ahí se convirtió en el primer director de la Biblioteca Cervantina, con una amplia labor humanística.
En 1959 preparó la antología Percepción sensorial de López Velarde, hecha junto con el regiomontano Rubén González Garza, quien en ese momento era el Director de Galerías de Arte, A. C. La obra formaba parte del programa Poesía en el Mundo, apoyado por el gobernador neolonés Raúl Rangel Frías, por personalidades como Eugenio Garza Sada y por varios organismos como el Patronato Universitario de la Universidad de Nuevo León, el ITESM o el INAH. Consistía en:
[…] una obra de colaboración que lleva como propósito exponer de preferencia en sus formas auténticas y en sus expresiones idiomáticas originales, los resultados del quehacer poético del hombre. La realizan diversas personas que, invitadas para ello, generosamente aceptan hacerse cargo de la presentación, la selección y la lectura de las obras que constituyen cada programa.
Invitados Eugenio del Hoyo y Rubén González Garza, eligieron a Ramón López Velarde y prepararon una selección de poemas. La sesión fue el lunes 30 de marzo de 1959. Tuvo como orden del día una “Introducción” por Eugenio del Hoyo; lectura de tres poemas de La sangre devota y de Zozobra; un intermedio para comentarios; lectura de tres poemas de El son del corazón; una prosa de El minutero y palabras clausura por Rubén González Garza.
Los poemas fueron editados y difundidos con el título Percepción sensorial en López Velarde. Contiene, a parte de los poemas leídos en la reunión, un comentario biográfico de Antonio Castro Leal y el “Retablo a la memoria de Ramón López Velarde” de José Juan Tablada. La impresión fue en los Talleres Gráficos de La Nación.

11.09.2016

Día Nacional del Libro


12 de Noviembre 2016. Día Nacional del Libro. Petroteca del Antiguo Templo de San Agustín. 17:00 horas
Conversatorio sobre bibliotecas y archivos.
Participan: María Auxilio Maldonado, Marco Antonio Flores Zavala y Salvador Lira.
Modera: Edgar A. G. Encina.

11.07.2016

La estrella del Orfeo provincial

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



Orfeo es un personaje mítico de la antigua Grecia. Viudo cantor, su melodía venció a los infiernos, pero no a su impulso y deseos. Su nombre, según Fulgencio y citado por Giovanni Boccaccio, es casi como orenphone que significa «la mejor vos».
Viene, en su descripción mítica, siempre acompañado por una estrella. Tal sentido se debe a dos razones. Uno, luego de su muerte por las bacantes, la lira fue llevada al cielo y colocada en el empíreo móvil. El segundo, ya en la interpretación de la astrología judiciaria, la estrella es el rasgo característico de ser hijo del sol.
Han sido muchos poetas que han retomado la figura de Orfeo. Músicos de la palabra, son eternos enamorados y plausibles sonoros a la soledad. La muerte los ha invadido, en funesta y juvenil hora. Del siglo XIX, sobresale Gerard de Nerval, un renovado príncipe de Aquitania a la que su única estrella ha muerto.
Ramón López Velarde es sin duda el solitario músico, en desiertos e idilios salvajes. Sus bacantes son sus deseos insatisfechos. La soledad, su eterna señora. En La sangre devota dedica un poema en endecasílabos a su astro radiante. Se trata de “Por este sombrío estilo”, escrito el 14 de septiembre de 1915.
El texto indica una propensa línea entre la esfera brillante y el poeta. Se forja  un concepto graciano en el que las figuras dicen, los aromas callan y las palabras ilustran. El sentido es el «azahar», medrosa flor blanca con aroma cítrico, que en la presencia poética se trina en el silencio de las tinieblas.
Ahí el esquema de la voz: luto y encaje en “su mutismo de venero de palabras”. Ante la descripción, el poeta alude:
Por este suspirante y sobrio estilo
de amor, te reverencio, estrella fiel
que gustas de enlutarte; generoso
y escondido azahar; caritativa
madurez que presides mis treinta años
con la abnegada castidad de un búcaro […].
Es por demás interesante la imposición en vaticinio del poeta. A la escritura del texto, apenas si contaba con 27 y sólo un año después se publicó el poemario íntegro. La voz del poeta resonó en su castidad, marcada por lo rojizo de su fervor. La estrella se configuró en seña y signo del solitario: “[…] que en las manos llevas / mi vida como objeto de tu arte!”
En su poesía y en sus hechos, Ramón López Velarde creyó en el poder de las palabras y la adivinación. En estrellas o en la palma de una mano, su designo:
Estrella y azahar: que te marchites
mecida en una paz celibataria
y que agonices como un lucero
que se extinguiese en el verdor de un prado
o como flor que se transfigurase
en el ocaso azul, como en un lecho.

10.31.2016

La Tejedora

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 


Es el interés por describir un espacio con su personaje uno de los primeros recursos poéticos que se perciben en la etapa inicial de los versos de Ramón López Velarde. Es casi como la formulación de un retrato mediante palabras. Ya, en la descripción del paisaje y el ambiente, los destinos del poema corren en diversas fortunas.
 La mujer descrita en La sangre devota es aquella dama solitaria, en su perenne vaivén de la provincia o la doncella inocente, pura y salvadora, renovada dona angelicata. En ambas, jamás habrá consumación, tan sólo la contemplación del poeta y su amplio venero de sueños.
Ramón López Velarde no sólo tiene afición por la ciudad provinciana y sus senderos. Es la mitificación de una vida llena de costumbres, que lejos de añorar la modernidad, se reinventan en su cúmulo incansable del alba y las estaciones de un año, que no importan.
“La tejedora” se propone como el poema que, en las débiles manos de la dama, otorga nacimiento y renovación al mundo. La imagen pareciera ya un tropo sagaz del Finisterra: dama entre el silencio del atardecer y la lluvia cayendo, rayos que por instantes iluminan penumbras de olvido.   
En esa soledad y mutismo, cae el fervor lopezvelardeano.
¡Oh, yo podría poner mis manos
sobre tus hombros de novicia
y sacudirte en loco vértice
por lograr que cayese sobre mí tu caricia,
cual se sacude el árbol prócer […].
El anhelo corre por dos direcciones. Una, las definiciones mujeriles del jerezano con la doncella virgen. Por ello el amplio uso de madrigales. También, el secreto al que jamás logrará llegar el poeta:
Pero pareces balbucir,
toda callada y elocuente:
“Soy un frágil otoño que teme maltratarse”
e infiltras una casta quietud convaleciente
y se te ama en una tutela suave y leal,
como a una párvula enfermiza
hallada por el bosque un día de vendaval.
La otra dirección: poesía, significado y música. López Velarde reconstruye el crujir de las agujas, la inercia de las penas y el ciclo melodioso, palingenésico.
Tejedora: teje en tu hilo
la inercia de mi sueño y tu ilusión confiada;
teje el silencio; teje la sílaba medrosa
que cruza nuestros labios y que no dice nada;
teje la fluida voz del Ángelus
con el crujido de las puertas:
teje la sístole y el diástole
de los penados corazones
que en la penumbra están alertas.
El eterno manto que realiza la tejedora es el corazón ensangrentado, cual manto de Verónica, la dolencia del poeta. En el andar y diseño de la efigie femenina, se impone la confirmación de Ramón López Velarde entre ánimas y divagaciones. Él va entre el atardecer “a través de una cortina ideal / de lágrimas, en tanto que tejes dicha y luto / en un limbo sentimental”.

10.24.2016

Los VIII Juegos Florales Ramón López Velarde

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



El precedente del Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde” que organiza la Universidad Autónoma de Zacatecas fue el certamen de los Juegos Florales “Ramón López Velarde”, por el Instituto de Ciencias de Zacatecas, creado en la década de los 40’s.
Por lo general, la convocatoria se lanzaba en el mes de marzo. Los resultados y premiación se realizaban ya sea el 23 de mayo “Día del Estudiante”, o bien en un evento cercano a ese día. Se forjaba todo un ritual de celebración a los alumnos del Instituto de Ciencias; se coronaba también a la reina en una velada en el Teatro Calderón, con la presencia de diversas autoridades estatales y educativas.
Las primeras convocatorias establecieron dos temas. El primero era un poema en homenaje a Ramón López Velarde, el otro una composición en prosa, ya sea ensayo biográfico o anécdota del poeta jerezano. Los participantes debían ser zacatecanos. 
Convocados por el gobernador José Minero Roque, el Secretario de Gobierno Francisco E. García, el director del Instituto Roberto del Real y el presidente de la Sociedad de Alumnos Héctor Santoyo, los VIII Juegos Florales “Ramón López Velarde” cambiaron su bases y alcances. El certamen fue abierto a todos los mexicanos residentes en el país. Debían enviarse inéditos, en sobre cerrado y bajo seudónimo del autor y dirección.
Se establecieron tres rubros: poema de extensión y tema libre; estudio biográfico de Ramón López Velarde, con extensión máxima de 30 cuartillas; y ensayo con el tema “La cultura como fuente de las relaciones internacionales”, con extensión máxima de diez cuartillas. Los premios eran $3000.00, diploma y flor natural en poesía; $3000.00 y diploma en ensayo biográfico; $500.00 y diploma en ensayo temático.
La convocatoria abrió el 10 de marzo, cerró el 16 de mayo y se entregó el premio en el Teatro Calderón el 27 de mayo, velada presidida por la “Reina Estudiantil”.
En poesía, sin duda, se mostró una ardua competencia por tres autores con amplio renombre literario, por lo que se premió al primer lugar y se dieron dos accésit. Por “Surgente fin”, ganó los Juegos Florales Carlos Pellicer. Las menciones honoríficas fueron a Rubén Bonifaz Nuño por “La Llama en el Espejo” y a Roberto Cabral del Hoyo por “Diecinueve de junio”.
El poema de Carlos Pellicer está escrito en alejandrinos, con algunos versos en heptasílabos. El de Rubén Bonifaz Nuño es un poema preciosista dedicado a la «Poesía». El de Roberto Cabral del Hoyo son cinco sonetos por la muerte del jerezano. El texto ganador cierra:
Haz Señor que en justicia y en belleza yo viva:que mi mano se queme como una antorcha vivay arda yo todo entero, todo fuego, todo locura activa.
El nombre “Carlos Pellicer” está escrito en letras doradas al interior del Teatro Calderón. 

10.17.2016

La Revista Moderna y la generación de López Velarde

Ochos en el piso de la soledad, columna al centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



Entre el siglo XIX y XX una publicación periódica consolidó el primer movimiento literario en América: la Revista Moderna. Bernardo Couto Castillo, el dandi mexicano por excelencia, la fundó en su primera etapa, aunque no con grandes triunfos. Será Jesús E. Valenzuela quien consolide el proyecto en 1898.
Diferentes autores se mostraron ante un público lector entre la ciudad de México, varios estados de la República e incluso otros países. Desfilan Luis G. Urbina, Ciro B. Ceballos, Luis Castillo Ledón, Raúl Clebodet, Efrén Rebolledo, Liborio Crespo, Victoriano Salado Álvarez, Enrique Fernández Granados, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Manuel Gutiérrez Nájera, o Balbino Dávalos, por mencionar algunos. En tal publicación, se demuestra la amplia recepción de Santa de Federico Gamboa; también se suscitó la medición en donde mostró al poeta más conocido de su tiempo, Amado Nervo. El ilustrador más representativo de la revista fue Julio Ruelas. Rubén M. Campos argumenta de la revista y sus comparsas: 
[…] la literatura nueva, en la que se elgolfa el lector con la avidez del neófito, nos brinda goces artísticos no soñados; y a medida que vamos explorando y ahondando en conocimiento la lengua tan exquisitamente cincelada por sus artistas, nos sentimos más fuertes para levantar el vuelo con nuestras propias alas. Por eso simpatizo resueltamente con el grupo de escritores que se han unido para fundar la Revista Moderna. Todos ellos están acordes en buscar y han encontrado formas nuevas de expresión, y matizaciones y tenuidades que antes eran desconocidas en la poesía mexicana.
Ramón López Velarde y su generación crecieron en la lectura de la Revista Moderna; el comentario a Francisco González León comprueba su posesión y revisión. Autores más precoces y con conexiones político-literarios, como José Juan Tablada, lograron publicar ahí. Eran vistos como nuevos precursores, aunque con ciertas reticencias: 
José Juan Tablada lleva el estandarte de la nueva escuela literaria, aunque por sus veleidades de muchacho consentido, en cualquier grupo de intelectuales en que se le escuche, quiera imponer sus criterios por la conciencia que tiene de su superioridad intelectual […].
El encuentro de ambas generaciones si bien con amplias correspondencias, no fue de excelsa transición. Los ideales persistieron: la belleza fáunica, la convergencia de Caín, el deseo modernista, el respeto por Rubén Darío y la exquisitez por el alejandrino. De ese espíritu, “Ser de una casta pequeñez” por el afanoso linaje, “Noches de hotel” por la Femme Fatale, o “Tenías un rebozo de seda” por la intromisión de Baudelaire.
De sus discrepancias, dos razones. Las armonías poéticas, López Velarde arguyó en cierta ocasión su distanciamiento ante Amado Nervo. También está la renovación intelectual ante la guerra. En 1911 la Revista Moderna dejó de publicarse, la poesía lopezvelardeana estaba aún en formación.

10.10.2016

Ánima

Ochos en el piso de la soledad, columna por el centenario de La sangre devota de Ramón López Velarde. Con el agradecimiento al periódico Imagen por la publicación. 



La figura femenina en la obra de Ramón López Velarde toma diversos matices, entre la exaltación, la pena o la soledad. En la configuración de la mujer se pueden notar sus lecturas, atendiendo a los hálitos de tradición y auscultación.  El alma se encuentra afanosa por reconocer al otro.
La construcción del «Ánima», alma que complementa al ser, fue uno de los senderos que exploró la escritura lopezvelardeana. Su prefiguración mítica, en fórmulas de tradición,se propuso en El Banquete y fue consolidada en el Medioevo cual eterno femenino. La pureza y el anhelo, posible significado toponímico de Fuensanta, son los argumentos que sostienen a la mujer en La sangre devota.
La presencia de tal tema fue mediante poemas madrigales. En “¿Qué será lo que espero?”se desliza el alma de una mujer pura, terrible y enigmática. El complemento es evidente, pues la voz de poema se propone herida, sinuosa y enferma; el Ánima es un bienestar que promueve sus sendas, en lo infinito arcano.
Se muestra así una inmensidad en el sonido y en la letra. El endecasílabo
¡oh blanda que eres entre todas blanda!
manifiesta una circularidad por la expresión, el proceso y el delirio. La voz se propone como un ser dubitativo. Entiende que su salvación está en el decoro de la mujer, sin embargo no sabe cuáles son los territorios de su estado. Ahí lo oculto:

¿Qué me está reservado
de tu persona etérea? ¿Qué es la arcana
promesa de tu ser? Quizá el suspiro
de tu propio existir; quizá la vaga
anunciación penosa de tu rostro;
la cadencia balsámica
que eres tú misma, incienso y voz de armónium
en la tarde llovida y encalmada…

En la descripción del secreto se postra lo inmaculado del ser, un Ánima que no logra descifrar. La redención se muestra por cifras bíblicas: idea, maná y lluvia de purificación. Es el principio de un ser inmaculado. Por ello “¡Oh blanda que eres entre todas blanda!” su configuración es una nueva alianza, el Alfa-αentre escritura y olas de pensamiento.

Y de ti y de la escuela
pido el cristal, pido las notas llanas,
para invocarte ¡oscura
y radiosa esperanza!
con una a colmada de presentes,
con una a impregnada
del licor de un banquete espiritual:
¡ara mansa, ala diáfana, alma blanda
fragancia casta y ácida!

En La sangre devota se postra la infinitud del poeta. Los registros cambian. La salvación es descrita por la “a colmada de presentes”, la “a impregnada / del licor de un banquete espiritual”. Así es el principio salvífico, al que ofrenda devoción, ara mansa, ala diáfana, alma blanda. El ω de la soledad será la perennidad de “la o por lo redondo”, en la penumbra infinita del desasosiego.