2.24.2011

Presentación de:
Syzigias y Quadraturas lunares...
Manuel Antonio de Rivas
Edición crítica de Carmen F. Galán.
Comentan:
Isabel Terán Elizondo
Salvador Lira
Viernes 25 de febrero,
20 horas, Ciudadela del Arte
Zacatecas, Zac.

2.12.2011

Esencia de las leyes


Juan de Caramuel, en 1635, escribió el libro Quirología, sobre el modo de hablar de las manos. Dicho libro no busca una especialización, fiel a su época, sino que comprende diversos temas, desde la mitología, el arte, el esoterismo, hasta las leyes, la alquimia o la hermenéutica bíblica. Para los tiempos actuales, puede destacar la lectura de las leyes y su esencia; discusión que, en este siglo, se podría traducir a las posturas unívocas frente a las equívocas:

"Axioma muy conocido es: «Callan las leyes entre las armas»; pues la eficacia de éstas (sean justas o injustas) consiste en la violencia. Muchas cosas, ciertamente, dispone con muy previsora prudencia el Ius canonicum (en español, «el derecho del canon»), y a ellas, dice, se opone con ciega violencia la potencia de las armas (en español, «el derecho del cañón»), y convierte la quaestio iuris en quaestio facti. Efectivamente, hoy en día «la razón última de los reyes son los cañones militares», lo cual no ignoraron los antiguos sumos pontífices; pues Bonifacio VIII prescribe esta regla: «No cabe aducir como argumento lo que alguna vez se concedió por necesidad». De la justicia y de la benevolencia resulta, por tanto, una doble Quironomía: una civil; otra militar."

2.10.2011

Entropología(1) o el perdido jardín del Edén


I.- La verdad os hará libres

Reconozco esa nostalgia y ese sabor del absoluto. A veces me adhiero e intento contribuir al acecho, al itinerante falo que busca fertilizar a la madre, a la Dea, al siguiente desnivel tomado por el simple y sencillo movimiento de empezar y, así mismo, terminar la empresa con la que se ha desdeñado. Es un lujo de malabaristas, no así para quienes quieren construir el lenguaje a partir de sus movimientos y su cara en blanco.

No puede ser gratuito. Han sido imaginados entre árboles; selva verde, el canto eterno y el pecho aflorando al vuelo; personajes inocentes, desnudos; recolectores de un cuerno eterno y sin cavidades; sin la torpeza de vivir el entierro, el espejismo, el delirio. Para Adán fue sólo una coincidencia. Su libertad se la encontró en el ocio, en la torcedura filial de la confianza desmedida, la ignorancia de acometer el acto sin el bajo-claro de su futuro destino, funesto. Es en éste hecho donde se basa la mayor parte de nuestra existencia. El crimen de la manzana es la ruptura del aburrimiento, el cese eterno de cada cosa y sus fatigas, el final oblicuo de las manías entonadas.

La destrucción del mundo ofrece otras posibilidades. Las manías son una especie de cimiento, lenguaje construido a partir de las riñas guturales y fonéticas salidas de la frustrada construcción de la Torre de Babel. Significa que los trabajos y avances no pueden, en definitiva, alcanzar los territorios de Dios y, por lo tanto, la manifestación –pelea– es dirigida hacia la destrucción del hombre, mismo, propio.

Los secretos y las verdades no se encuentran, de ninguna manera, en las excavaciones o las morbosidades creadas por el rumor apático y maquiavélico. El secreto no es intangible, tan así, que si prestamos ojos podemos verlo en frente de nuestras narices.

La metáfora ofrece esas posibilidades poéticas, de interpretación. Si no, qué sería el ritual de la eucaristía sin ese placer de levantar la hostia y el cáliz de salvación, frente a todos los hermanos hincados, devotos y con las palabras dichas, el secreto del dogma:

Mientras estaban cenando, tomó Jesús el pan, y le bendijo, y partió y dióselo a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed; éste es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dio gracias, lo bendijo y dióselo, diciendo: Bebed todos de él. Porque ésta es mi sangre, que será el sello del nuevo testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de lo pecados.2

II.- Desde el Gran Alto Innana prestó oídos al Gran Bajo

Las diversas utopías se han encargado de sumergir el elixir, la sangre, el sacrificio, las olas constipadas y el artilugio. Siendo un juego, el de la divagación, su única mención lo hace palpable y refutable. El hombre está hecho para la extinción de las cosas en su nombre, en su espíritu y en su divinidad.

Para algunas sociedades secretas de México (como la Frac-masonería, la Orden Arábiga Antigua de los Nobles del Místico Sepulcro, la Orden Mística de los Profetas Velados, etc) el guardián exterior de los templos recibe el nombre de Tyler. Su función es simple y a la vez compleja, “es como el sistema nervioso central que pone en contacto el mundo físico con la psique, y selecciona los estímulos físicos que se presentan a la conciencia”3.

En el entrañable, digamos un mismo ser, estudio de la Entropología, el Tyler alter ego es un investigador virtuoso, apasionado, que deja cualquier cualidad y mención, incluso en las circunstancias más desfavorables, con el único objetivo de cumplir con las obligaciones de la empresa.

Más aún, delimita los puntos de estudio en la palabra y el acto. Cosa nada sencilla, pues los actos poéticos en la enseñanza alegórica se fundan precisamente en la delimitación del texto, como obra, como círculo, como ente sin nudo y rareza para el prejuicio.

Tyler es un modelo en el ente-cosmos del templo y del cuerpo. Sin él, las pretensiones de la destrucción del mundo son mínimas. El para qué, porqué y demás paradigmas que constituyen el cuerpo y el discurso de la disciplina, refiere al hecho innegable de la metáfora y las palabras; la ley omnipresente, omnipotente, omnisciente de todo hecho.

Y mira hacia nosotros, incrédulos del método. No busca una observación, experimentación u otras manías académicas. Su funcionamiento es cabal de los nervios, el impacto avasallador para los esquemas.

Una ancla parcial de una ciencia totalmente humanista, aunque con actos y metáforas cientificistas, tecnológicas, genéticas. Ante esta situación, el hombre puede probarse, cese de su aburrimiento y desencanto. El dilema ya no existe, la ciencia está al servicio de las disciplinas humanistas y viceversa. Es mejor de lo que imaginamos, se entiende el mito, en todas sus facetas, y camina entre nosotros.

III.- Novus Ordo Seclorum

Uno de los “Tylers” más famosos de los últimos tiempos (gracias a dos aspectos: su excelente trabajo en la psicología de personaje y la mercadotecnia entorno a Brad Pitt) ha sido Tyler Durden de la película Figth Club, basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk. El personaje Tyler, alter ego de Jack, funciona en la cabal y monótona resistencia de la frustrada sociedad de la Generación X.

Inicia como una sociedad secreta que corre a parir de un objetivo claro: la lucha y el fin del aburrimiento. Sus adeptos poco a poco son mayores, hasta crear una ola y red de actos que desequilibran las conjeturas convencionales de la sociedad. Lo logra. Los sistemas bancarios caen en una reacción tangible e intangible, que se rompen en cadena.

Su sistema, como sociedad secreta, se contiene en la disciplina para la destrucción del mundo, para la oblicua e inepta ruptura del hastío y la pérdida total del Edén:

1) “No hablar de Fight Club”; discreción de sociedad secreta, como principio y resguardo de las verdades ocultas e intangibles.

2) “No hablar de Fight Club”; intimidad de sociedad secreta, como fin de la mentira de encontrar las verdades ocultas e intangibles.

3) “Cuando alguien dice stop o se debilita, la pelea se termina”; la pelea es fraternal, es un acto de taller, de discusión y debate sobre el engrandecimiento y/o vómito humano.

4) “La pelea es sólo de a dos”; su Filosofía parte de la Ilustración, lo que no está dentro de la razón es el único enemigo.

5) “De a una pelea”; dar todo el peso al único objetivo, aunque sea el de matar a la tortuga sobre la liebre.

6) “Sin zapatos ni remera”; la honorabilidad empieza desde el saludo, las trampas del juicio y el discurso no valen en la pelea del hombre libre.

7) “Las peleas duran tanto como tengan que durar”; las posibilidades en el hexágono son infinitas.

8) “Si es la primera vez que asistes al Fight Club tienes que pelear esa primera noche”; no hay opción, una vez que muerdes la manzana, no hay regreso.

IV.- Sólo Dios vence

Se repetía el verso como la noche accede al día, Juana de Arco creyó ser la portadora, la elegida del mundo afable y vencedor de la Tierra. Con Sarduy, en el momento cumbre, en los ojos arriba del hombre en palabras, le repite la epistemológica duda del ser, del iniciado: “¿Qué haces arrastrándolo, mirándolo de noche/ escribiéndote la cara ante un esqueleto sangrante?/ Siéntate. Sólo Dios vence./ ¿Has medido el alcance de esa frase?”4.

Desde el inicio del mundo se ha buscado el Edén. Está destruido. Es una manifestación de complejos, de discursos, de humanismo, de religión, de ciencia. Parte de la soltura o defensa humana, por la maldad de lo externo a la razón; el pueblo elegido es mártir y camina con una túnica blanca en el discurso. Finalmente, vence cualquier tipo de adversidades con la misión de llevar a la especia humana, específicamente con sus formas, a la perfección. A menos que el pueblo no sea elegido, que represente su complejo. De ahí la discriminación de influencia, jamás tocada, intangible.

Al romper un espejo son siete años de mala suerte, por ser siete años de búsqueda, de encontrar todas las partes, fragmentadas, para reflejar, de nuevo, tu yo, el interno, el verdadero: el crimen.

El Tyler científico de toda rareza y destrucción humana, apegado a sus formas ocultas. Ahí se encuentra su secreto, el de la Entropología: caminar certeros por valles azarosos, contener la bomba y el extermino, la nota, su alarma. Ya no es, ni será, el Edén selvático. Tocar con las manos la esfera y verse afuera, infalible, que las parcelas vivientes se levantaran por el acto di-vino, el de las uvas.

Porque se enseña desde el principio: el Gilgamesh que quiso el protagonismo; el Caín inerte y vacuo del toque afable; el Fausto nigromante al elixir del silencio; el Tyler que camina, desdeña y aprende a usar las leyes para el orden de los hombres, para la vida de los hombres, para la diversión de los hombres. Y te enseña la manzana en forma de jabón, por aquello de las muestras científicas.

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1Entropología es un término creado por Levi-Strauss, como evolución de la Antropología, que consiste en la ciencia del exterminio humano. George Steiner lo retoma y trabaja para la explicación de los mitos. Véase: Mitológicas de Levi-Strauss y Nostalgia del Absoluto de George Steiner.

2Evangelio según San Mateo, Cap. 26, 26-28.

3MACNULKTY, W. Kirk, Esther Roig, trad., Masonería. Símbolos, secretos, significado. Singapur, Edit. Electa, pp. 152.

4SARDUY, Severo, “Isabel la Caótica, Juana la Lógica”, Poemas Bizantinos, México, FCE., 2007, pp. 43.