12.11.2017

Símbolos dinásticos en la transición de Austrias a Borbones

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La transición dinástica de Austrias a Borbones significó, entre otros puntos, el posicionamiento de un nuevo programa iconográfico en la representación del poder. Lejos de entablar un cambio total en términos visuales-artísticos, lo que ocurrió fue, al menos en un primer momento, una convivencia de símbolos dinásticos. La razón era clara: manifestar un cambio sin tensiones, direccionados con base en el testamento de Carlos II.
En la Nueva España se dieron diferentes manifestaciones de lealtad que buscaron alinearse a la corona. En esa dialéctica, también se involucraron símbolos y jerarquías de la América Septentrional; la idea de refrendar la corona implicaba el resguardar las soberanías y posiciones locales. De allí que el conde de Moctezuma en la organización de exequias al último de los Austrias españoles manifestara tajantemente su realización Luego, Luego, Luego.
Juan Ignacio de Castorena y Ursúa tuvo un papel reconocible en la elaboración y publicación, tanto de las exequias a Carlos II, como de la jura a Felipe V. En el libro El sol eclypsado… fue quien dio sentir y reforzó el sentido simbólico central del túmulo y del libro. En el caso de la jura, Sumptuoso festivo real aparato… de Gabriel Mendieta Rebollo, el zacatecano según en un impreso posterior fue quien mandó su impresión.
En ambos libros aparecen símbolos dinásticos que mantuvieron una convivencia. Un ejemplo es la parte superior del aparato de jura, expuesto en la plaza principal de la ciudad de México. Se trató de una Flor de Lis de plata que en su vástago desplegaba una Rosa de Castilla con un finísimo oro alrededor.
La convivencia entre los símbolos austriacos, hispánicos y borbónicos se expresó principalmente con la imagen del Toisón de Oro. Cabe mencionar que esta imagen era en principio propia de la tradición de Flandes. Fue introducida a España en primer lugar por Felipe I “El Hermoso” y puesto en lo alto por Carlos V. De tal modo, se convirtió en un símbolo característico tanto de los Austrias, como de España.
En el caso de la jura a Felipe V, en el quinto arquero se puso en una tarja a un cordero pendiente por el pecho de una cadena de oro, con el epígrafe LEONIBUS AGNI. De suscriptio, la siguiente octava:
No te espante Castilla el León rugiente,
Que también son Corderos los Leones:
León FELIPE será por lo valiente,
Más serán de Corderos sus blasones:
¿Piensas, que en vano a nuestro REY pendiente
Ciñe el Toisón con Reales Eslabones?
No: porque esto denota ser Cordero,
El que por REY de España es León guerrero.
La idea central es la defensa de la imagen teórica del monarca. Entre ellos, el rey y el cordero, un emblema ya expuesto en el Llanto del Occidente… por Isidro de Sariñana.

12.05.2017

Sermón a San Ignacio de Loyola en la fiesta de su conversión

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Juan Ignacio de Castorena no únicamente se caracterizó por sus facetas de escritor y editor. También fue promotor de devociones bajo el cariz de la fiesta barroca. De estas solemnidades, promovió festejos alrededor de la corona y ceremoniales en torno a figuras santas. Varios autores encontraron voz y presencia literaria so pretexto de los impulsos promovidos por el jesuita zacatecano.
El sermón San Ignacio de Loyola convertido de Adalid de la Milicia Terrestre en Caudillo de la Celestial… de Pedro de Ocampo –rector del Real Colegio de San Ildefonso– es un texto nacido bajo la celebración de la conversión de tal santo en la Casa de La Profesa, dirigido por jesuitas, en la ciudad de México el 5 de junio de 1724. La festividad fue “a devoción, solicitud y expensas” de Juan Ignacio de Castorena —quien en ese momento era chantre de la iglesia catedral metropolitana. El impreso fue publicado por los Herederos de la Viuda de Francisco Rodríguez Lupercio en 1724 y dedicado al virrey Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte.
Juan de Esteba de Iturbide y José Antonio de Leyza fueron los patrocinadores. Ellos escribieron la dedicatoria al virrey, en donde destacan el esfuerzo del jesuita zacatecano:
En la fiesta de la conversión de San Ignacio, que excitó el religioso y cordial afecto de un restado devoto suyo, para aumento de su gloria, y honra de nuestra nación, procuramos en su servicio alentar nuestras fuerzas como interesados: pero quien duda, que el desempeño de esta empresa se deba a la generosidad de Vuestra Excelencia de quien merecimos singulares expresiones de su benevolencia. 
El sermón, además de los sentires y pareceres, viene acompañado de la relación festiva de la conversión de San Ignacio de Loyola, sin firma. Inicia con una descripción de los monumentos funerarios y túmulos egipcios, la conformación de las “Maravillas del Mundo” y su anuncio de destrucción y olvido. Con ello, argumenta el autor que hay otras “maravillas” mayores y perennes:
Estas, pues dos veces maravillas son aquellas, que en el ameno pensil de la Cristiandad ha fecundado el cuidado de la virtud.
De ese “jardín”, según el texto, San Ignacio de Loyola reluce cual “delicioso vergel”, “flor exquisita la de su conversión”. En esa parte del texto, hay una exaltación al zacatecano y una comparación por su coincidencia de nombre “Ignacio”. Para la celebración, en la iglesia de La Profesa se hizo un altar con emblemas de la conversión del fundador de la Compañía de Jesús. A la solemnidad asistió el virrey.
La misa fue celebrada por el zacatecano. El sermón de Pedro de Ocampo giró en la conversión de milicia terrenal a celestial. También, es una leal analogía, dilucidada en la razón de dos referencias clásicas que se explican, con la referencia nominal: Castor-Ethna.

11.27.2017

Memento Mori de un Príncipe y un Pastor

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No se puede negar la presencia de la emblemática en la cultura barroca de los Siglos de Oro. Aparece en pinturas, cerámicas, sermones, arte efímero, poemas o incluso en partituras musicales. Su carácter total en cuanto a sus registros discursivos permitió una “divulgación” ya fuese total o en particular, pictura, mote o suscriptio.
Como vehículo difusor, la emblemática hispana permitió el soporte de ideas del “buen gobierno” y “comportamiento del soberano”. Si los arcos triunfales, túmulos o piras por juras enseñaban al pueblo y al monarca las virtudes políticas, otros libros plantearon plenamente un proyecto pedagógico para el príncipe, sus elegidos vasallos y ministros; por tanto, un ideal político.
Dos casos resaltan en tanto la difusión y propuesta del buen gobierno. El Príncipe Político Cristiano en cien empresas… de Diego Saavedra de Fajardo e Idea del Buen Pastor copiada por los Doctores… de Francisco Núñez de Cepeda —ambos resguardados en la Biblioteca Elías Amador.
Cada libro está dedicado a dos personajes. El de Saavedra de Fajardo fue realizado para la educación del malogrado príncipe Baltasar Carlos, primogénito de Felipe IV. El de Núñez de Cepeda se propone como una continuación de la obra de Saavedra de Fajardo, salvo que estipulada para la educación de los futuros arzobispos u obispos; obra dedicada al cardenal y arzobispo de Toledo Luis Manuel de Portocarrero.
Los dos manifiestan una continuidad, con el fin del resguardo y proyecto político, a pesar de que uno cuenta con 100 empresas, mientras el otro con 50. La continuidad con el libro de Saavedra de Fajardo se comprueba en los últimos emblemas. Ambos son un Memento Mori, que incide en que es el honor y el camino divino lo que los hará estar en el empíreo inmóvil. Las maravillas y fortunas de la vida terrestre no valen cosa alguna.
La pictura de Saavedra de Fajardo es un cráneo sobre una tumba, rodeado de insignias regias y con la columna partida. El de Núñez de Cepeda son las insignias arzobispales cortadas por la lanza del Destino, de la Muerte. El soneto de Idea de un buen pastor… corresponde a lo expuesto en la imagen mortuoria del emblema:
¿Soberbia presunción sobre qué estriba
de tu loca altivez la pompa vana?
¿Sobre una flor, que nace a la mañana,
y por la tarde un soplo la derriba?
¿Si el ser del hombre es flor, quien hay que viva
sediento del honor y gloria humana?
¿Sin advertir la muerte, que tirana
del ser, a un tiempo, y del honor le priva?
¿Qué grandeza presume ser estable?
¿Qué ambición busca asilo en lo sagrado,
y de una en otra dignidad se ampara?
¿Cuándo de la según inexorable
igualmente amenaza el golpe airado
a la Mitra, al Copelo, a la Tiara?

11.24.2017

Razones de la lealtad y cláusulas de la fineza a Felipe V

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La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto político – marcial que duró más de una década en la primera parte del siglo XVIII. Su origen fue el cambio de casas dinásticas en el trono de Austrias a Borbones, signado por el testamento de Carlos II. Muchas batallas se realizaron en Europa, en una difícil situación de certidumbre monárquica. En la Nueva España la lealtad fue manifestada a Felipe V, nieto de Luis XIV, con todo y las situaciones dubitativas.
Razones de la lealtad y cláusulas de la finesa… es un impreso que no únicamente da cuenta de una jura y aclamación por parte del cabildo metropolitano a Felipe V. Se trata de un texto que integra tanto las potestades y derechos del monarca en diez años de gobierno, como las lealtades expresadas por la ciudad de México.
El autor es Juan Ignacio de Castorena. Agrega también las características alegóricas y simbólicas, junto a la descripción de la fiesta y el tablado. Su objetivo es claro: demostrar que la ciudad de México expresa y siempre ha expresado la lealtad al ratificado rey.
Los datos entregados por Castorena y Ursúa dan pauta a otros análisis y conexión de datos. En efecto, la primera jura a Felipe V por en la ciudad de México se llevó a cabo el 4 de abril de 1701, en el periodo virreinal del conde de Moctezuma. La relación fue escrita por Gabriel de Mendienta Rebollo, escribano del cabildo y alumno de Carlos de Sigüenza y Góngora. El documento carece de pareceres o sentires; fue publicado en dos ocasiones, por la casa de Guillena Carrascoso en la ciudad de México y por la de Antonio Bizarrón en Madrid. En el documento, el zacatecano apunta que fue él quien entrego la jura, de orden del virrey, a las presas. Con ello, cerraba el ciclo Castorena de Ursúa, ya que fue él el escritor del parecer en las exequias a Carlos II, El sol eclypsado….
Menciona otras juras y festividades. La del embarazo de María Luisa Gabriela de Saboya, en 1707; el nacimiento de Luis Fernando en 1707 y en 1708; la jura al príncipe el 5 de octubre de 1710, entre otras. El costo, según Castorena, 6836 pesos y ocho tomíes.
De las solemnidades para la ocasión, se realizaron varios festejos. Uno lo produjo la real Universidad, de la que anuncia el propio Castorena. De ella, indica que la relación está en imprenta y su texto lo informa como Parabien de las letras a las armas…. En efecto, el documento se imprimió junto a la relación de Baltasar y Alcocer Sariñana.
Así, la catedral dio seis celebridades y tres con novenarios. Además el autor recuerda cuatro donativos con la cantidad de 48849 pesos, un tomín y seis granos.

10.31.2017

La muerte de Antonio Núñez de Miranda

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Antonio Núñez de Miranda fue una de las personalidades culturalesdel siglo XVII novohispano. Nació el 4 de noviembre de 1618 y fue bautizado en la parroquia de Fresnillo. Juan de Oviedo –rector del Colegio Real de San Ildefonso– retrató su biografía enVida ejemplar…, impreso en 1701.
Los últimos capítulos del libro son la reconstrucción de la muerte y exequias del fresnillense.La descripción que realiza Juan de Oviedo va de los testimonios, hacia la modelación del Arte del buen morir—tradición medieval iconográfica que indica el modo en que debía fallecer un buen cristiano. 
Juan de Oviedo indica que su vida fue una preparación para su muerte. Así, todas las noches leía o hacía que le leyeran un párrafo del capítulo 23 De meditationemorti, del libro Contemptusmundis…, con el objetivo de: “en aquellas concisas sentencias hallaba saetas que le atravesaban el corazón, y le eran continuo recuerdo para disponerse a bien morir”.
Tal acción la hacía como un memento mori, es decir, un recuerdo de la muerte. Cabe mencionar que en la época del barroco, la muerte era un proceso de trasmutación, en donde el cuerpo no importaba, sino el espíritu. También rezaba diariamente un rosario llamado De la muerte, con la siguiente oración:
Señor mío Jesucristo por los dolores, y tormentos de vuestra santísima pasión, y muerte os suplico, que me des buena vida, y buena muerte; y por el desamparo, que tuviste en vuestra muerte, me ampares en la hora de la muerte.
Su muerte fue anunciada de manera simbólica. Tenía un reloj en el coro de la Purísima, que le servía –ese es su significado en la época– de distribución de tiempo y observancia de los momentos a un lugar superior. Un poco a tientas, por estar ya algo ciego, quiso ajustarlo, ocasionándole un fuerte golpe en la cabeza. El cirujano llegó posteriormente a revisarlo. No era de gran cuidado, sin embargo se dio cuenta de que el jesuita tenía unas grandes cataratas en los ojos. Se las extrajo, con éxito, aunque en la recuperación empeoró.
El 16 de febrero de 1695, miércoles de ceniza en ese año litúrgico, se le suministraron los elementos en razón al Arte del buen morir. Se le puso la ceniza propia del día. Luego, se le dieron los sacramentos. Por la tarde, entró su confesor y le administró el Viático.
Le llevaron la imagen de la Purísima virgen del altar mayor de la capilla, para que le consolara y reflexionara sobre el paso que iba a dar. Al día siguiente, se le dio la extremaunción. En presencia de la imagen de la virgen, murió el 17 de febrero de 1695:“[…] entregó su espíritu en manos de su Creador el primer jueves de Cuaresma […].”

10.23.2017

Por la victoria del Rey y la salud del Príncipe

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Las expresiones de lealtad en la Nueva España se caracterizaron por la reunión de referentes históricos, simbólicos y políticos, que en perspectiva parecían estar alejados. En términos poéticos, Baltasar Gracián llamó concepto a la conexión entre dos puntos equidistantes, siempre amparados hacia un sentido: así la alianza de múltiples elementos por refrendar jerarquías.
Se tienen comparaciones o justificaciones de sentires muy peculiares, no obstante su respeto a la tradición. So pretexto de perennidad a la monarquía, hubo festividades que conjugaron diversos hechos.  
Un ejemplo de lo anterior es el sermón de Juan Ignacio de Castorena Ursúa y Goyeneche Parabien de las letras a las armas…, oración en honor a la victoria de Felipe V en Villaviciosa. El texto fue dedicado al príncipe de Asturias, Luis Fernando (futuro Luis I), impreso por la casa Juan José Guillena Carrascosa en 1712. Fue dictado en asistencia del virrey Fernando de Alencastre Noroña y Silva duque de Linares.
El texto fue parte de las festividades y nueva proclamación por parte de la Real Universidad, en honor de la victoria de Felipe V. La relación de la aclamación, del aparato arquitectónico con sus emblemas, así como los protocolos rituales fue por parte de Baltasar de Alcocer y Sariñana, familiar del célebre poeta y escritor jesuita Isidro de Sariñana.Ambos textos aparecen bajo el título conjunto de Festivo triduo…, con los mismos patrocinadores e impresores.
La oración de Juan Ignacio de Castorena Ursúa viene precedida de un sentir por parte del rector Pedro de Aguilar y Torizer, así como de Baltasar de Alcocer y Sariñana. Ahí, se conjuga el concepto de unión:
El día señalado con cálculo de oro del Nacimiento de Vuestra Alteza, fue el de esta suntuosidad, y en su consecuencia para esta Dedicatoria ha sido como inspiración el ejemplo con que la Católica Iglesia Romana, solemnizando los Natalicios del Rey de los Reyes, del Príncipe de la Paz, y del deseado de las Naciones Jesús, confesando ser la Sabiduría increada, comprensiva de todas las Ciencias, en la fiesta de su Natividad, con primor reverente, Ceremonia devota, arreglada a su primera edad, como que le pusiera la Cartilla en las manos le pone el Abecedario a los ojos, pues el Himno que canta a sus Laude en el Divino oficia, desde la A, es cada letra del Alfabeto, inicial en cada uno de sus Versos, para más estudioso votivo Culto de sus adoraciones.
El asunto es la continuidad monárquica, por la victoria del monarca, además del símbolo de su continuidad: un primogénito varón. El tema simbólico del Abecedario da cuenta de que, aunque fue signado por tres autores, el asunto central era de Castorena y Ursúa, pues antes la utilizó en en el sentir de las exequias a Carlos II.

9.25.2017

Crónica de la Provincia de N. S. P. S. Francisco de Zacatecas

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Con el ascenso de Felipe V y el posicionamiento de la conciencia borbónica, el reino hispánico tuvo un proceso de revisión de sus territorios, valores, etc. A lo largo de la monarquía se empezaron a escribir viajes, crónicas, descripciones, cuentas, pareceres de territorios, que exploraron los sentidos entre cultura, historia, mitología y tradición. De hecho, se realizaron debates entre el sentir de la Historia, la Real Academia fue un pie para el cuestionamiento de tales procesos.
Bajo este sentir debe entenderse Crónica de la provincia de N. S. P. S. Francisco de Zacatecas…, escrita por fray José Arlegui, calificador del Santo Oficio y sinodal de los obispados de Valladolid y Durango. Es un libro que indaga en torno a los orígenes de Zacatecas y el posicionamiento de la provincia de San Francisco. Fue publicado en México, por la casa impresora de José Bernardo de Hogal en 1737.
El texto indica, en su “Prólogo, que se trata de una “corta crónica” de la provincia, luego de sus 190 años que estuvo fundada. De tal manera, toma en consideración el debate sobre el quehacer de la Historia “como lo pide un siglo tan crítico”:
Las vigilias y pensiones, con que he solicitado, ya de los Archivos, ya de instrumentos jurídicos, y simples, ya de oculares testigos, ya de antiguas constestes tradiciones de personas dignas de toda fe, y crédito, las más noticias, que refiero, sólo el mandato de los Superiores pudo precisarme a sufrirlas; porque, habiéndose pasado tantos años, y estando las noticias de las cosas, que refiero, tan diminutas en los Archivos, ha sido el trabajo duplicado en solicitarlas, estando tan dispersas, para referirlas con alguna claridad, y unión en esta pequeña Crónica; y más para que saliesen todas la noticias verdaderas, que es el alma de la historia.
La primera parte de la Crónica… es la custodia de la provincia y los orígenes de Zacatecas. Así, afirma lo siguiente:
[…] los que primero poblaron estas tierras de Zacatecas, y los contornos de la Provincia, después del diluvio, fueron los Gigantes, hombre de descomunales cuerpos, y grandeza, muchos de los cuales han parecido en estas tierras, y yo he visto una muela en el puesto llamado San Agustín, entre Durango, y San Juan del Río, que medida ante mi Secretario, tenía la mesa de ella más de una cuarta en cuadro, que proporcionándose esta medida a la que ahora ocupa una de nuestras muelas, le correspondía tres varas, y media […].
La idea de Arlegui es poner en origen el territorio y pobladores, para reivindicarla en la Historia de la Humanidad. Da conexiones con el centro y pobladores de México. Coincide con Rivera de Bernárdez, entre Zacatecos y Chichimecas, por describir a los pobladores “de ánimos belicosos, y feroces”.

9.18.2017

Escuela mística..., reimpresión de Castorena y Ursúa

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La presencia de mujeres escritoras en el siglo XVII en España es un tema de investigación relevante, por sus temas, formas y vías de tránsito de sus obras. La mayoría de ellas pertenecieron a una orden religiosa; varias estuvieron envueltas en polémicas.
María de Jesús de Ágreda –quien se cuenta se apareció incitando a indígenas al bautizo en el septentrión americano– fue una abadesa escritora (1602-1665). Estuvo en el convento de las Madres Concepcionistas de la ciudad de Ágreda. Sus obras se enmarcan dentro de la tradición mística y ascética, dentro de su claustro.
La obra más conocida es Escuela mística de María Santísima…, un documento de varios volúmenes que, a sobre manera, explica el acercamiento y contemplación con la Virgen y la Ciudad de Dios. El libro fue publicado por vez primera en 1670, prohibida por la Inquisición y posteriormente reimpresa en múltiples ocasiones.
Juan Ignacio de Castorena y Ursúa reeditó la obra de María de Jesús en 1731 en la casa editorial de José Bernardo de Hogal. Es de notar el rescate de obras femeninas por parte del zacatecano, ya que están también Fama y obras póstumas… de Sor Juana y el resguardo de los poemas de doña María de Figueroa, que refiere el conde Rivera de Bernárdez en Descripción breve…
Castorena y Ursúa explica el sentido y forma del libro de María de Jesús de Ágreda:
En esta Obra preciosísima toda espíritu, en estas Sentencias todas enseñanza, en este pequeño cuerpo, que todo es alma, se debe imprimir el título de Escuela, cuando cada uno de sus Capítulos separados son Doctrinas adorables, y en los purísimos labios de su pronunciación, difundida la gracia rebosa dulzuras en las que habla el amor, y oye el respeto.
En la dedicación-razones de la publicación, se dan algunos datos de la impresión. El zacatecano habla de un “Mecenas”, por el gusto de la obra, pues es un libro de más de seiscientas páginas. Con todo, explica un sentir alegórico:
Y aunque para darlo al público recibí el impulso sin repugnancia, al efectuarlo mi deseo hallaba resistencia en el sobresalto de mi indignidad, hasta que acogiéndome a vuestras Aras os constituyó mi amor el Mecenas en la reimpresión de esta obra tan divina, que es vuestra por muchas, aunque con especialidad, por tres razones. Por ser de MARÍA Santísima su mejor parte; de vuestra Compañía la muy útil, y de mi cortedad la más pequeña.
Escuela Mística de María Santísima... en la edición de Castorena y Ursúa se acompaña un compendio de documentos, un Diccionario de la vida espiritual y prevenciones por parte del zacatecano, en las que explica la importancia de la abadesa. En estos últimos se destaca el proceso de canonización de María de Jesús de Ágreda.

9.04.2017

Novena a Nuestra Señora del Refugio de Pecadores

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La primera imprenta en América fue gestionada por el arzobispo de México fray Juan de Zumárraga y el virrey Antonio de Mendoza. Llegó en 1539, bajo el sello de Juan Pablos, representante de Juan Cromberger, editor alemán que vivía en Sevilla. Los primeros títulos impresos fueron catecismos y doctrinas cristianas que buscaron imponer reglas de comportamientos a los feligreses.
Luego de varios devenires políticos, intelectuales e ideológicos, otros impresores llegaron a América. El primer libro con poemas del que se tiene registro es el Túmulo Imperial…, impreso por Antonio Ricardos en 1560. A partir de allí, se puede hablar de un movimiento editorial importante, en el que se produjeron sermones, relaciones, leyes, copias de cédulas reales, entre otros.
Con todo ello, en aras de la propaganda de la fe, se siguieron imprimiendo catecismos o textos que enseñaban comportamientos o modos de pensar a lo divino. El Colegio de Propaganda Fide de Guadalupe Zacatecas tuvo algunas manifestaciones relevantes en aras de difundir la reflexión y la oración.
La Biblioteca Nacional de España resguarda Novena en obsequio de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores…, un impreso signado por “el más pequeño Religioso de este Colegio de Propaganda Fide de nuestra Señora de Guadalupe, de la Ciudad de Zacatecas”. Se trata de un documento de 32 páginas a media cuarta; de un autor que no coloca su nombre, únicamente un signo nominal de humildad.
Cabe decir que tal documento es una reimpresión, hecha en México, por la casa editorial de los Herederos de José de Jáuregui en la calle de San Bernardo, 1781. El documento se acompaña de un grabado de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores, la novena y una bendición.
La novena es un tipo de oración que se realiza en nueve ocasiones. Pen la Edad Moderna se consignó por nueve días. La fórmula antedicha es común entre la realización de las oraciones. En este caso, la intención tiene un fin y, como acto de reflexión que es la oración, hay una reflexión en torno a la vida de Jesucristo, de María o de la devoción propuesta.
En el caso de Novena en obsequio de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores…, su inicio debía ser el 25 de junio, para que se terminara en la víspera de la Santísima Señora el 4 de julio, aunque se podía realizar siempre que se necesitara. El texto fue aprobado por el arzobispado de México, pues termina:
Viva Jesús, Viva María Purísima, y su Madre Anna Santísima por toda la Eternidad. AMÉN.
El Ilustrísimo Señor Doctor Don Alonso Núñez de Haro y Peralta, Dignísimo Arzobispo de México, concede ochenta días de Indulgencia a todos los que dijeren esta Jaculatoria, como consta por su Decreto de 15 de Julio de 1773.

8.28.2017

El duque de Alba en el túmulo a Felipe IV por el Santo Oficio

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El Santo Oficio es de las instituciones más relevantes, como controversiales, de la Edad Media y la Edad Moderna. En la Monarquía Española, debe decirse que sus atributos fueron característicos, puesto que el Inquisidor General era propuesto por el rey.
La función principal fue la defensa de la fe. Bajo este espíritu, se hacían una serie de acciones, como las de buscar controlar ciertos comportamientos, revisar los libros para que no se traspasasen ideas heréticas, calificar los contenidos de manuscritos o impresos, entre otras más. De ellas, también era la de propagar la idea de la fe y el buen gobierno; ya que el poder era otorgado por Dios para regir una armonía universal.
 La elaboración de exequias, como expresiones de lealtad a la monarquía, era otra de las maneras en las que podía presentar su parecer, la propaganda de la fe y el buen gobierno. Es así como deben entenderse las exequias a Felipe IV patrocinadas por el Santo Oficio. Escritas por Antonio Núñez de Miranda y Francisco de Uribe, fueron publicadas por la Imprenta del Santo Secreto en 1666.
El motivo simbólico central era la emulación de Felipe IV como un nuevo Rómulo, quien defendió un imperio inmenso. Así, Roma y España eran equiparadas; el instrumento para el caso de “El Grande” fue el Santo Oficio. En uno de sus emblemas aparece don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, Duque de Alba, en referencia a su estancia en los Países Bajos.
El emblema mostraba a Felipe II y Felipe III. El Prudente estaba vestido de traje de gentil, sabino, con corona de laurel y persona de Numitor (abuelo de Rómulo). Su mano izquierda sujetaba un cetro, enroscado con un dragón, símbolo de la prudencia, con el mote Prudens Catholicus sicut serpens. En la diestra una espada de justicia enramada con la Oliva de la misericordia, extremos de la verdadera prudencia. El asunto era el siguiente soneto:
El Segundo Filipo, sin segundo,
En la prudencia soy; pero prudencia
Católica, que precia su creencia
Mas que el ser, y saber de todo el mundo.
Albano Numitor en mi Fe, fundo
La Corona: ni admito reverencia
De quien a la Fe niega su obediencia.
Aunque haya Flandes, y Alba Tremebundo.
El Tercio, y Quinto, el CUARTO mejorado
Filipo me heredó; de la Romana
Fe tan amante Numa: que a su lado
De perder vida, Reino, y ser, se ufana:
Porque a la gana pierde va apostado. 
Los ejes del emblema son el control monárquico en los territorios hispánicos. El asunto de la contención del reino fue algo que trastornó al gobierno de Felipe IV. Su par simbólico antecedente logró, por el ejercicio de sus funcionarios, los éxitos proclives. El emblema fue una defensa, ante los inconvenientes del reino

8.23.2017

La corona por herencia a Felipe V

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La Guerra de Sucesión Española inició en 1701. El conflicto era la sucesión: los Austrias encabezados por el emperador Leopoldo I apoyaban al archiduque Carlos; los Borbones encabezados por el rey de Francia Luis XIV sostenían a Felipe duque de Anjou. A menos de un mes de su muerte, Carlos II, quien no tuvo hijos, signó su testamento otorgando la corona al duque. Sin embargo, el documento legal no fue aceptado por los Habsburgo.
La guerra duró más de diez años, con la participación de otros reinos europeos. Entre otras particularidades, cabe mencionar que el reino español llegó a tener dos monarcas proclamados, signos rituales que mostraban el conflicto.
La Nueva España apoyó la opción borbónica. Si bien no se registraron conflictos marciales, el sustentáculo novohispano fue principalmente en lo económico y en el apoyo discursivo-iconográfico.
Entre 1711-1713, las huestes de Felipe V habían ya casi vencido por completo a los grupos proaustriacos. Para ello, en la Nueva España se suscitaron una serie de expresiones de lealtad en torno a los logros del monarca borbónico.
Cristóbal Ruiz Guerra Morales, quien según Juan Ignacio de Castorena y Ursúa era oriundo de Zacatecas, dictó un sermón en honor a Felipe V el 15 de agosto de 1711, día de acción de gracias, en la parroquia de San Antonio en la ciudad de Texcoco. El documento se tituló La Corona por herencia, por elección, y por aclamación adquirida a fuerzas del valor afianzada…, patrocinado por el capitán Alejandro de Novoa y Salgado e impreso en la casa editorial de la viuda de Miguel de Ribera. El texto fue dedicado al Inquisidor Francisco Garcerón.
El impreso contiene la dedicatoria de Cristóbal Ruiz Guerra Morales, la censura de Baltazar de Alcocer y Sariñana –sobrino de Isidro de Sariñana–, el parecer de Juan de Segura y las licencias del virrey Fernando Alencastre Noroña y Silva duque de Linares.
La Salutación del autor es el asunto político del texto:
Viva el Rey. ¿Qué rey? Presentad en breve la atención a mi labio, que ni es ofensa de la Sacra Majestad que venero la pregunta, ni es duda de mi lealtad la tardanza en la respuesta. Y pues tenéis noticia del triunfo, corregid la noticia a la historia.
Viva el Rey, digo una, otra, y repetidas veces; y una, otra, y repetidas veces pregunto, ¿qué Rey es el que triunfante viva, si en los Anales del tiempo en la Historia, en los Eternos Padrones leales de nuestros fieles rendidos corazones? Vivat Rex.
La respuesta es en términos histórico-mitológicos. Se hace referencia a la victoria de un rey Philippo en el año de 1214, hijo de un rey Luis en la toma de Flandes en Germania al Emperador Othón. Plena emulación a “El Animoso”.

8.14.2017

Sermón por el nacimiento del príncipe Luis Fernando Borbón

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El nacimiento del príncipe Luis Fernando –futuro rey de España– el 25 de agosto de 1707 fue un verdadero refrendo político de la casa borbónica ante los embates en la Guerra de Sucesión Española. La liga encabezada por la casa de Habsburgo había ya asegurado la ciudad de Barcelona y para entonces al archiduque Carlos se le había proclamado como rey de las Españas. Felipe V no tenía asegurado su trono, por lo que un heredero le daba votos en la continuidad monárquica, hecho que no se suscitaba en la corona a más de medio siglo.
La Nueva España siguió muy de cerca los acontecimientos de la guerra, situado en la opción borbónica. Para el caso del nacimiento del príncipe, fueron muchas las manifestaciones por celebración al refrendo del primogénito varón de “El Animoso”.
En la ciudad de Durango se realizó un novenario en acción de gracias por el nacimiento del príncipe Luis Fernando, patrocinado por el obispo Ignacio Dies de la Barrera y ofrecido a Felipe V. De ese novenario, se publicó Sermón, que en acción de gracias por el feliz nacimiento del Príncipe de España… de fray Juan de San Miguel, publicado en la ciudad de México, en la imprenta Plantiniana de los herederos de Juan José Guillena Carrascoso, en 1709.
Preceden al sermón dos pareceres, el de Juan Ignacio de Castorena y Ursúa y el del doctor Manuel Butrón rector de la Real Universidad, junto a la censura de fray Pablo Antonio de la Asunción.
El sermón es una defensa plena a la sucesión de la corona española por la línea borbónica. La clave simbólica es la analogía del nombre de Luis Fernando con el de Ismael Sansón, en la idea de una salutación divina y la fuerza del juez judío al domar al león. 
Fray Juan de San Miguel explica que en efecto no ha existido un rey hispánico llamado Luis. Así, su discurso se basa en analogías por el nombre, en la que ofrece una defensa de la línea sucesoria. El príncipe y el reino tienen la herencia San Luis el rey de Francia, así como de San Luis obispo de Tolosa y heredero del reino de Sicilia. Agrega la constelación de Santa Catarina, heredera del reino de Alejandría –pues su celebración es el 24 de agosto–, mas no contempla a San Fernando. El franciscano explica:
Los derechos: porque señalándolo DIOS con tres Coronas de tres Reyes Santos, parece, que da a entender, que nace su Alteza con derecho a todas las Coronas del mundo, y que ha de ser, quien, entre los Reyes se corone Emperador del universo.
Se trata evidentemente de un sermón por la defensa de los borbones, en su momento más endeble en la Guerra de Sucesión.

7.31.2017

"Vida ejemplar..." de Antonio Núñez de Miranda

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El jesuita Antonio Núñez de Miranda es una de las figuras culturales más importantes de la segunda mitad del siglo XVII en la Nueva España. Si bien, la mayoría de sus referencias hablan de la relación con Sor Juana Inés de la Cruz, esto es apenas un capítulo de su amplia actividad. Se destaca por confesor de virreyes, maestro, literato, calificador o sermonista.
Núñez de Miranda nació en Fresnillo el 4 de noviembre de 1618. Según el Libro de Partidas Sacramentales de 1613-1621 del Archivo de la Parroquia de la Purificación de Fresnillo, fue bautizado el 19 de noviembre de 1618, en compañía de su padre el capitán Diego Núñez de Miranda y su madre Gerónima de Valdecañas.
Su formación, actividad eclesiástica, algunas obras literarias, relato de sus exequias, así como la exaltación de sus virtudes fueron retratados en la obra Vida ejemplar, heroicas virtudes, y apostólicos ministerios del V. P. Antonio Núñez de Miranda de la Compañía de Jesús… por el jesuita Juan de Oviedo, rector del Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México. Fue impreso, a siete años de la muerte del fresnillense, en 1702, en la casa editorial de los Herederos de la Viuda de Francisco Rodríguez Lupercio.  
 El impreso se compone de dos Libros del mismo título: “De la vida, y virtudes del Venerable Padre Antonio Núñez de Miranda”, ambos divididos por capítulos. En el primero se habla de los primeros años del fresnillense, desde su nacimiento, hasta el ingreso a la Compañía. El segundo, es un recuento de sus obras, virtudes y últimos días. Es un texto literario en tono hagiográfico, en cierto modo con una disposición cronológica.
Del segundo libro, está el capítulo “Dase noticia de la Madre Juana Inés de la Cruz a quien hizo Religiosa el P. Antonio”. Ahí, brevemente se describe la consulta de Sor Juana para su ingreso a las carmelitas y luego a las jerónimas y la polémica con Manuel Fernández y la Carta a Sor Filotea.
El final del impreso está anotado con una breve descripción de las exequias y el túmulo. El entierro fue el viernes 18 de febrero de 1695. El 20 de abril en el Colegio de San Ildefonso se realizaron las exequias. El túmulo era de seis varas, con cuatro pirámides de cuatro varas en lo alto. En el centro, en la segunda grada, se puso una tumba con un espacio para que la rodearan el Preste y los ministros. En frente de la primera grada se colocó un elogio sepulcral latino y una tarja. A las exequias asistió el virrey Gaspar de la Cerda y Mendoza conde de Galve. La vigilia y misa cantada la dio el Dr. Alonso Alberto Velazco, arzobispo de Manila y alumno de Antonio Núñez de Miranda.

7.26.2017

Jura Real por la victoria de Felipe V

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La sucesión de Felipe V al trono (1700) fue un complejo proceso político en todo el contexto europeo. El anterior rey, Carlos II de los Austrias, murió sin hijo heredero al trono. A menos de un mes de su muerte, signó su testamento dejando la corona a Felipe V –de la casa dinástica de los Borbones y nieto de Luis XIV de Francia– sin otorgarle el trono al archiduque Carlos —hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Leopoldo I de la casa de Austria.
El traspaso de poderes no satisfizo a Leopoldo I, quien pronto declaró la guerra a España y a Francia, denominada la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). Participaron Holanda, Saboya, Portugal, Baviera y los reinos británicos, por mencionar los más relevantes. Al interior del reino español, Cataluña apoyó al bando del archiduque Carlos, mientras que Castilla a Felipe V.
La Nueva España se mantuvo fiel a los designios de la capital hispánica y, dada su anexión jurídica al reino de Castilla, estuvo en el bando borbónico. Cabe mencionar que no hubo algún levantamiento o pronunciamiento del tipo marcial o social, únicamente existieron pareceres y sentires literarios-arquitectónicos, que fueron la ventana ideológica de ambos lados del atlántico.
Así, uno de los combates decisivos en favor de Felipe V fue proclamado como renuevo de jura por la Real Universidad en la Nueva España. Se trató de la batalla de Villaviciosa (1710), que fue de los avances más importantes para los Borbones.
Se imprimió una relación (1712), titulada Festivo Triduo, de vida aclamación, a los Gloriosos Triunfos de las Católicas Armas de nuestro Invicto Rey de las Españas…, por mano de Baltasar de Alcozer y Sariñana, quien fuera sobrino de Isidro de Sariñana obispo de Yucatán (alumno del jesuita fresnillense Antonio Núñez de Miranda). Vino acompañado de un sermón por Juan Ignacio de Castorena y Ursúa, en honor al rey y a su heredero el príncipe Luis Fernando.
Se debe decir que la transición trajo una nueva iconografía de Estado, principalmente con la flor de lis característica de los Borbones. No obstante, hubo varios símbolos de la casa de Habsburgo que, dada recepción en la corona hispánica, se mantuvieron. Tal es el vellocino de oro. En el aparato de la Real Universidad aparece un religioso franciscano “haciendo ostentación de la Teología Mística”, ascendiendo al cielo y en visión de palabra por San Juan Apocalíptico, que en dos rostros era León y Cordero. Ahí la analogía, con la siguiente décima:
Porque el Cordero en el Cielo
El Libro abre con primor
Le publican Vencedor,
Las Coronas por el suelo.
De este mismo paralelo
Se tributa Aclamación
Hoy de Philipo al blasón
Pues Sabio a un tiempo, y Guerrero,
Ilustra como Cordero,
Y Vence como LEÓN.

7.17.2017

Personajes y escritores ilustres por Rivera de Bernárdez

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José Rivera de Bernárdez, conde de Santiago de la Laguna, en su Descripción breve de la Muy Noble y Leal ciudad de Zacatecas… (1732) ofrece quizá la primera reunión-antología de personajes humanistas en la región. Se trata de los puntos IX “De los varones ilustres, que en santidad y dignidad han florecido en esta ciudad” y X “Otros insignes varones en virtud y letras y célebres matronas, que han ilustrado esta nobilísima ciudad.”
El recuento es por analogía a Roma:
La cabeza del mundo, la ciudad de las ciudades, y capital del universo en sus poblaciones, la celebérrima Roma fue levantar sobre sí misma famosa por sus máximas en lo militar, literario, y político.
Los primeros personajes mencionados tienen que ver con órdenes religiosas. A la cabeza, aparece fray Margil de Jesús, una de las columnas grabadas del Convento de San Francisco. Después Gregorio Moya, dominico y administrador. También está Gregorio López, considerado el primer ermitaño de América, “ilustrando en las oscuridades de su retiro el misterioso tratado del Apocalipsis.”
En torno a la elocuencia y dignidad, el personaje al que más le dedica líneas y reconocimiento José Rivera de Bernárdez es Juan Ignacio María de Castorena, Ursúa y Goyeneche. Curiosamente, como canon de la época, no menciona si quiera la Gaceta de México, que lo reconoce como el primer periodista de América. Menciona sí sus puestos, como rector de la Real Universidad de México, Calificador del Santo Tribunal de la Inquisición u obispo de Yucatán. Agrega el conde las fundaciones de templos y fiestas en Zacatecas, así como otras partes de la Nueva España.
El texto enaltece a más de quince personajes. Destacan: el Dr. Francisco Pérez de Aragón, abogado de la Real Audiencia de Guadalajara; el Dr. Pedro Villegas y Zevallos; fray Manuel de Mimbela obispo de Guadalajara; el Dr. Juan de Alcalá, canónico de la iglesia de Michoacán; Agustín de Zavala, del hábito de Santiago por el rey; el primer conde de Santiago de la Laguna, don José de Urquiola, tío de Rivera de Bernárdez; o el conde de San Mateo de Valparaíso, don José de la Campa y Cos.
Otro de los personajes que menciona es al jesuita fresnillense Antonio Nuñez de Miranda. Aborda sí su condición de sacerdocio y calificador, aunque no da una sola mención en torno a su relación con Sor Juana Inés de la Cruz o con su alumno Isidro de Sariñana. Está a su vez José Núñez de Miranda, hermano de Antonio, quien fuera padrino de Juan Ignacio de Castorena.
Rivera de Bernárdez da un apartado en el que incluye también a mujeres. Destaca María de Figueroa, quien “Se dio a la poesía, y hacía buenos versos […].” Uno de los cuadernillos lo conservó Juan Ignacio de Castorena.

7.10.2017

Descripción de Zacatecas por Juan Maraver

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Piscina Zacatecana, convento hospital de N. P. S. Juan de Dios reedificado. Dedicación solemne… es uno de los impresos más importantes de Zacatecas en todo el ciclo colonial. Fue escrito por el clérigo zacatecano Juan de Santa María Maraver en 1720. El asunto central del libro es la dedicación del templo a San Juan de Dios, solemnidad realizada los días 23, 24 y 25 de febrero de 1718 por Antonio Rodríguez Lupercio. El texto fue patrocinado y dedicado a José de Urquiola, quien en ese momento era alcalde ordinario, y a su heredero José Rivera de Bernárdez.
El libro puede ser dividido en cuatro partes, además de las dedicatorias, pareceres, licencias y sentires. El primero es la descripción de Zacatecas por Juan Maraver. Luego, un recuento biográfico de fr. Ambrosio de Leoz y los devenires históricos del convento de San Juan de Dios. Posteriormente, la relación de la fiesta por la dedicación del templo antedicho, con la descripción del arco triunfal y el certamen literario realizado en tal honor. Finalmente, los resultados del certamen con el título de Palestra ingeniosa, que a la Dedicación del Convento Hospital de N. P. San Juan de Dios celebraron los ingenios Zacatecanos…, por la mano del Bachiller Lucas Lascano, quien era clérigo presbítero, sacristán mayor y examinador sinodal del obispado de la Nueva Galicia.
La descripción que Juan Maraver hace de la ciudad va desde la presentación de su riqueza, el modo de los habitantes, las diferentes congregaciones, el gobierno de la ciudad y la posición que ocupa el convento de San Juan de Dios.
A manera de eckfrásis, el autor realiza un recuento de los motivos del blasón de Zacatecas otorgado por Felipe II:
[…] con los títulos honoríficos de muy Ilustre, y muy Leal; por Cédula especial, que le concedió la Real Majestad del Señor Don Felipe II (que está en el Cielo) quien le dio el privilegio de Armas, y son, una Imagen de Nuestra Señora la Virgen María en un monte: (este dicen que es, el que los naturales de esta tierra llaman la Bufa) en el repecho de una cifra de PHILIPPO, en memoria de la Majestad, que le honró; abajo las pinturas de los nobilísimos Héroes, que le conquistaron; a las plantas de estos sus efigies, escritos de cada uno, su nombre: en la coronilla del picacho la Santa Cruz: a los lados el Sol, y la Luna: orladas con ases de flechas, y arcos, armas de sus naturales: dos tarjas escritas de las Cédulas de sus grandes privilegios; y en dos columnas gravado el NON PLUS ULTRA, por serlo de su Imperio.
El blasón es la distinción que tiene Zacatecas con respecto a otras ciudades de la América hispánica, privilegiadas formas de expresar lealtades monárquicas.

7.06.2017

José de Villerías en la jura a Luis I

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La Real Universidad en 1724 celebró un festejo regio y un certamen poético por la jura a Luis I. La fiesta de Estado fue el 3 de octubre de 1724, en las instalaciones de la Real Universidad. Además, se elaboró un aparato festivo dentro del edificio.  Los comisarios de la fiesta fueron el Dr. José de Eguiara y Eguren, el Dr. Nicolás Ramírez, el Dr. Marcos Salgado, el Dr. Manuel Trebaut y el Dr. Antonio Chavier, convocados por el rector el Dr. Pedro Ramírez del Castillo.
El festejo fue publicado en el libro Letras felizmente laureadas, de la mano de Cristóbal Ruíz Guerra Morales. Según Ignacio de Castorena y Ursúa en el parecer del sermón Fénix en el incendio de la ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas…, dicho autor era oriundo de Zacatecas.
Se realizaron cinco categorías con diversos premios para el certamen. Uno de los poetas que destaca en la palestra poética es José de Villerías. Según Beristáin de Souza fue natural de México y abogado de la Real Audiencia. Fue autor de numerosas obras, de las que destaca un poema latino a la virgen de Guadalupe. También escribió algunos textos en griego. Murió joven:
¡Oh si no hubiese sido su estudio tan excesivo a su salud [destaca Beristáin de Souza] hubiese sido más robusta! Siempre enfermizo y siempre entregado a los libros, murió con gran detrimento de la literatura megicana a los 33 años de su edad en 12 de agosto de 1728.
En el certamen convocado por la Real Universidad obtuvo el primer lugar en la categoría tema orbe celeste, que trató de diez senarios jámbicos puros. También obtuvo otro segundo lugar en la categoría tercera, que consistió en glosar una quintilla en cinco décimas.
El texto a glosar:
Philipo, y Luis de un Delfín
Cada uno es Rey singular:
Que ambos Reinaron al fin,
Cuando no les pudo dar
Cetro el Padre por un fin.
Un fragmento de la glosa de Villerías es:
Entre lo que hay, que admirar,
Que nazcan, pondero yo,
De un Delfín, que no Reinó
PHILIPO, y LUIS a Reinar.
Y es que el Hado, al ver cortar
Aquella Lis del Jardín,
Mandó a la Parca ruin
Doblarla, con que ha cobrado,
Con dos vidas, el Reinado
PHILIPO, y LUIS de un Delfín.
PHILIPO, antes que el tributo
Común el Delfín para,
Y que la muerte manchara
La Púrpura con el luto;
Rey es de Espala absoluto:
Muere el Delfín, y a Reinar
Entra LUIS; mas sin llorar
A su Padre, y aunque en todo
Se asemejan en su modo,
Cada uno es Rey singular.
Los lugares que obtuvo en el certamen le valieron literariamente para realizar El Llanto de las Estrellas…, funerales a Luis I (1725).